No es nuevo que se agudiza el ingenio con las necesidades y los recursos se multiplican hasta casi lo inverosímil. Observen como se ha tenido que aprestar esta silla para que siga cumpliendo su función y no se desecha, porque sentarse sobre la caja de cerveza, seguro que es más incómodo. Las necesidades son muchas en una sociedad como la venezolana totalmente desestructurada, o por lo menos como la entendemos en esta parte del mundo. Dos grupos separados por una fosa muy amplia; los marginados del sistema con recursos muy limitados y en el otro extremo grupos minoritarios formados por fortunas viejas, profesionales, comerciantes que representan la otra parte de la sociedad.
Es cierto que esta división resumida en estas líneas es aproximada porque no conozco lo suficiente este país, pero a grandes rasgos esta división sería una primera caracterización. La brecha que teóricamente debería disminuir con un gobierno que se dice de izquierda no lo ha logrado aminorar, sino todo lo contrario, pues se mantiene la fractura a la que se ha añadido un componente de visceralidad lo que puede, en un futuro no muy lejano, dar lugar a enfrentamientos significativos, pues se palpa esa situación en el ambiente, por lo menos en el que yo viví.
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