lunes, 30 de junio de 2008

IGNORANTE


Sí, reconozco que soy un ignorante; sé poco de algunas cosas y nada de muchas, por lo tanto soy un ignorante convicto y confeso. Dicho lo anterior también tengo que decir que lo llevo bien, no me avergüenzo y que comparto la condición de ignorante con la mayoría de mis iguales, nadamos en esa ignorancia y en ella nos agarramos a pequeñas islas de seguridad en el conocimiento que se vuelven a perder en el mar de la ignorancia a medidas que lees y compruebas que las lecturas sólo te sirven para tener más preguntas no más certezas.

Hasta aquí todo sería normal si el reconocimiento de ignorancia fuera compartido y cuando te llaman ignorante se hace como demostración palpable del no conocimiento y que asumes con voluntad el deseo de mejorar, que en definitiva es sumar más dudas.

El problema comienza cuando lo de ignorante se dice como insulto o como argumento para defender algo que lleva implícita la descalificación de los que no están de acuerdo y suena algo así: “Eres un ignorante, no entiendes y por eso no estás de acuerdo”. También lo podemos adornar con calificativos como arrogantes o demagogos.

Todo esto viene a cuento de las intervenciones, últimas, del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en el Parlamento en la última sesión de control, el artículo del señor Guardans el pasado 25 de junio en El País sobre la Directiva de Retorno, entre otros, pero éstos como muy signficativos.

Creo que no es bueno que para defender una postura o medida tomada se comience con la descalificación de quienes no están de acuerdo, porque da la impresión que no hay argumentos consistentes para la defensa de lo propuesto, en este caso la Directiva de Retorno, y si descalificamos, parece que ya se tiene una parte ganada, por lo menos de cara a la opinión pública. Afortunadamente las voces disidentes son también significativas y los actos en el propio Parlamento Europeo también contradicen la impronta de ignorancia que se quiere dar aquellos que no están, (estamos) de acuerdo. Goytisolo, Jorge Volpi, Mónica Frassoni, son algunas de las voces, son muchas más, que se han opuesto a esta Directiva.

La segunda parte de la argumentación para defender la Directiva está en que en algunos países miembros de la Unión Europea (UE) no existía ninguna reglamentación para la salvaguarda de los derechos de los emigrados y que esta Directiva viene a cubrir ese vacío.

La verdad es que es difícil defender tal Directiva porque si es cierto que el vacío que existía se viene a cubrir con una fórmula que poco o nada tiene que ver con la salvaguarda de derechos. Cito un párrafo de Mónica Frassoni, Copresidenta del Grupo de los Verdes / ALE en el Parlamento Europeo: “esta directiva no tiene nada que ver con el asilo; las garantías de procedimiento no quitan el hecho de que se acepta que gente que no ha cometido crímenes esté detenida durante 18 meses (no hay ninguna condición particular, por esto, deciden los Estados) y que niños no acompañados puedan ser detenidos y expulsados incluso en países de tránsito, en simpáticos lugares como Libia o Marruecos. Por nueve países que no tienen reglas de detención, los otros 18 tienen periodos que van entre los pocos días y los tres meses. Tres de esos nueve países (Irlanda, Dinamarca y Reino Unido) tienen opting-outs y no aplicarán la directiva. Además, se prohíbe al emigrante expulsado volver a entrar por cinco años. Como criminales”.

La aportaciones de Soledad Gallego son definitivas y desmontan el artificio propagandístico que la UE ha montado para deshacerse sin miramientos de los emigrantes. Como pregunta Goytisolo: “¿Aspiramos aún a la Europa de las Luces o nos resignamos a la del Apagón?
Me gusta mi ignorancia.

viernes, 27 de junio de 2008

WILLY CONCENTRADO


WILLY CONCENTRADO

Con la que está cayendo en la televisión canaria, que si contrataciones no muy claras, que si Pérez Llombet se mete con él, que el periódico La Opinión no le da tregua, muchas cosas intentan emborronar su labor; sin embargo, nadie ha reparado el interés que pone Guillermo García, recordado Willy, en sus transmisiones deportivas y programas musicales, en su formación. Que el hombre, aunque preparado en la universidad de la vida, sigue en un proceso de formación continua que le ha de llevar a las cotas más altas de la dirección de empresas informativas, con lo que, dentro de poco tiempo se hablará de un antes y un después de Willy.

Ahí, donde ustedes lo ven, está concentrado analizando las calificaciones obtenidas en este final de curso. Su aplicación ha sido aceptable, y no ha obtenido mejores resultados porque el entorno no es el adecuado. Esto lo podemos decir porque en un alarde de periodismo de investigación hemos tenido acceso a su boletín de calificaciones del que hemos extraído algunos datos:

Willy (viene su nombre, pero nos permitimos esta licencia), PA (Progresa adecuadamente) y en el desglose de objetivos logrados podemos leer:

- Utiliza bien el punzón.

- No se sale de los márgenes al pintar.

- Rellena sin dejar espacios en blanco.

- Sigue bien el trazo de puntos.

- Reconoce y reproduce las letras dadas.

- Percibe y reconoce los colores trabajados.

- Utiliza el vocabulario dado.

- Memoriza canciones, cuentos, adivinanzas, etc.

Y además, se ha podido comprobar su buen dominio de la Primera Cartilla de la editorial Palau y muestra fluidez en contenidos como:

“Amo a mi mamá”

“Mi mamá me mima”

“La pipa de papá”

Para que luego digan que no está en proceso de ampliación de conocimientos. Envidia es lo que hay.


ALGO MÁS DE MUTIS


Pues Álvaro Mutis tiene otras cosas escritas que deleitan los oídos y embelesan cuando las lees o tienes la suerte de que te las lean. La belleza de sus textos no oculta reflexiones profundas. Busquemos el espacio de las palabras que se pierde y se aleja de su original significación.
Que lo disfruten.

UN POEMA INÉDITO
Pienso a veces...
Pienso a veces que ha llegado la hora de callar.
Dejar a un lado las palabras,
las pobres palabras usadas
hasta sus últimas cuerdas,
vejadas una y otra vez
hasta haber perdido
el más leve signo
de su original intención
de nombrar las cosas, los seres,
los paisajes, los ríos
y las efímeras pasiones de los hombres
montados en sus corceles
que atavió la vanidad
antes de recibir la escueta,
la irrebatible lección de la tumba.
Siempre los mismos,
gastando las palabras
hasta no poder, siquiera, orar con ellas,
ni exhibir sus deseos
en la parca extensión de sus sueños,
sus mendicantes sueños,
más propicios a la piedad y al olvido
que al vano estertor de la memoria.
Las palabras, en fin, cayendo
al pozo sin fondo
donde van a buscarlas
los infatuados tribunos
ávidos de un poder
hecho de sombra y desventura.
Inmerso en el silencio,
sumergido en sus aguas tranquilas
de acequia que detiene su curso
y se entrega al inmóvil
sosiego de las lianas,
al imperceptible palpitar de las raíces;
en el silencio, ya lo dijo Rimbaud,
ha de morar el poema,
el único posible ya,
labrado en los abismos
en donde todo lo nombrado
perdió hace mucho tiempo
la menos ocasión de subsistir,
de instaurar su estéril mentira
tejida en la rala trama de las palabras
que giran sin sosiego en el vacío
donde van a perderse
las necias tareas de los hombres.
Pienso a veces que ha llegado la hora de callar,
pero el silencio sería entonces
un premio desmedido,
una gracia inefable
que no creo haber ganado todavía.
Álvaro Mutis

*Este poema forma parte del libro inédito "X Carminae contra gentiles".

Como en la promoción de la Coca-Cola me permito dedicárselo a:
-Los que leen, los que lo hacen poco, los que no leen; los que conozco, los que no conozco, a los que quiero mucho, alos que quiero menos, a los que aman, a los que no aman, a los que no aman, pero no odian, a los que son amados, a los que no están en ninguno de los grupos anteriores.

SIN ÁNIMO DE INCORDIAR


Noche de fútbol. España se enfrenta la pérfida Rusia, bueno ahora no es pérfida, y gana; juegan bien, dicen, emocionan con su juego. Las calles se quedan desiertas y la ciudadanía está pendiente de los triunfos del deporte. Me alegro por los que se alegran.
Álvaro Mutis escribe algo que no me resisto a transcribir, repito, sin ánimo de incordiar.

La miseria del deporte

Me preocupa el creciente interés del hombre por los espectáculos deportivos. Bien pronto derivaremos a la vida castrada y aséptica de los estadios, respiraremos bien pronto la atmósfera húmeda y densa de las sucias toallas de los atletas.

El deporte es una actividad humillada y miseranda, El deportista nada arriesga, cultiva sus músculos y adiestra sus reflejos para exhibirse ante una multitud enclenque, de ideas usadas y agrias. El público hace del atleta su ídolo, le atribuye virtudes que quisiera poseer, y, detrás de la opulenta trabazón de músculos, supone atributos heroicos que no existen, aún más, que el atleta niega. Es éste un eunuco que la multitud cubre con deseos imposibles y antiguos, ya perdidos hace tiempo. De allí que el deporte, como la prostitución y el alcohol, se convierta en una pingüe industria en manos de mercaderes inescrupulosos. Mercaderes de atletas. A Grecia debemos esta vergüenza. Los obtusos atletas griegos inventaron el logos y los métodos de razonamiento que rigen hasta hoy y que han ahogado la preciosa fuente del misterio, el fluir natural y fértil del inconsciente que distingue a pueblos anteriores y contemporáneos al heleno. Después, en Roma, cuando quienes vigilaban la vasta frontera del imperio eran soldados de razas nuevas y sanguinarias, los romanos se extasiaban en el circo, clausurando un mundo. Mala época la de los atletas.

Cuando un hombre ha hecho de su cuerpo un instrumento seguro, armónico y potente, debe arriesgarlo a cada paso. Arriesgarlo para su placer, para su enaltecimiento individual, sin testigos ni intrusos. De allí el prestigio imponderable del Renacimiento. El hombre se hizo fornido y ágil con el fin de poder matar e impedir que lo mataran; preparaba su cuerpo para gozar de la vida en toda su densa corriente. Cuando el Condotiero buscó público y paga y, en lugar de matar a su enemigo, le permitió huir maltrecho, se convirtió en matón. Y cuando dos matones, al terminar la pelea, se abrazaron en medio de los vítores del público frenético, nacía de nuevo el deportista. El gran símbolo de nuestra época infame, En la guerra, las gentes respiran hoy embelesadas el aire podrido de los estadios y olvidan la hermosa y casta serenidad de los aeródromos, la gracia de medusa metálica de los submarinos, la gloria de la muerte, de la muerte porque sí.

No es una decadencia esta afición presente por el deporte. Es la señal de que ha llegado nuestra hora más miserable, una hora que ha sonado varias veces para el hombre, pero nunca con tan convincente llamado como ahora.

El hombre del estadio, el "fanático" de los atletas, es capaz de todas las ruindades y miserias. Hace mucho tiempo que ya no es hombre. Ha escogido como fuente de su entusiasmo una ruin turba de pobres eunucos adiestrados. El hombre del estadio engrosó las filas de la Gestapo -el nazismo fue una doctrina de estadio-, trabaja para la MVD soviética, lanzó la atómica en Hiroshima, asoló Europa en nombre de la Libertad y, hoy, comercia aterrado en la O.N.U. Cada día se nos impone como doctrina una nueva miseria ideológica, fermentada bajo las plomizas escaleras de los estadios. La participación colectiva y frenética del ser en sistemas que encierran su destrucción sin gloria, su desleimiento en el ambiente tibio de los gimnasios, se extiende peligrosamente corno una plaga.

La peor vergüenza que pesa hoy sobre el hombre, es el no poder morir solo. Tener que llegar a su fin compartiendo propósitos e ideales, fraguados por los "mercaderes de atletas": ellos determinan su muerte y, lo que es peor, la despojan de toda la serena belleza que la distinguió antaño. Los cruzados pudriéndose dentro de sus armaduras al sol del desierto poblado de leones; "El Valentino" desnudo, fija su negra mirada en el claro cielo de una madrugada aragonesa, destrozado su cuerpo por las lanzas de la emboscada; el granadero con la sangre de sus heridas congelada a orillas del Berezina; el piloto de la RAF abatido sobre la campiña bucólica y señorial de su patria, todos estos muertos felices, dueños y señores de su fin, gozaron de un privilegio que le será negado a sus hermanos de hoy.

Denuncio la vergüenza del Deporte. Condeno la pantomima dopada de los estadios. Moriremos víctimas de las artimañas de los traficantes del estéril ejerzo muscular. Nos matará un onanismo colectivo sin "la gloria de un largo deseo". Dejaremos como herencia a nuestros hijos la habilidosa y ruin gracia de los futbolistas, el rictus congestionado de los "routiers". la fea mueca que se pega al rostro de los corredores, la malicia de "ghetto" de los beibolistas, la grasa afeminada que rodea la cintura de los nadadores, la falsa furia de los boxeadores, la triste agilidad de barriada de los "jockeys". Lamentemos la ausencia luminosa de los guerreros ciegos de lanzas, quietas estatuas de sangre que perpetúan una muerte magnífica. Lloremos por nuestros hijos, nacidos bajo la sombra de los estadios, burdeles de gloria.


miércoles, 25 de junio de 2008

MARGARET ATWOOD


Margaret Atwood, escritora canadiense ha ganado el premio Príncipe de Asturias de las letras. Su espléndida obra y sus denuncias de las injusticias sociales le han hecho merecedora de tal galardón. Felicidades

Este es un pequeño cuento, recomendable, como toda su obra.

Una parábola

Estoy en una habitación sin ventanas que se abran ni puertas que se cierren, algo que puede parecer un manicomio, pero que en realidad no es más que una habitación, la habitación en que una vez más me siento a escribirte, otra carta más, otra hoja de papel, sorda, muda y ciega. Cuando termine la tiraré al aire y por así decirlo desaparecerá, pero el aire no opinará lo mismo.

Estoy escuchando tus preguntas. La razón de que no las conteste es que de ninguna manera son preguntas. ¿Hay respuesta a una piedra o al sol? “¿Para qué es esto?”, preguntas, a lo que solo se puede contestar diciendo que no todos somos utilitarios. “¿Quién eres en realidad?” es la pregunta que hace el gusano de la manzana mientras la atraviesa. Un corazón roído puede ser el centro, pero ¿es la realidad?

En cuanto a mí, tal vez no sea más que el espacio entre tu mano derecha y tu mano izquierda cuando colocas las manos en mis hombros. Mantengo tu mano derecha y tu mano izquierda separadas, a través de mí también se tocan. Se parece al silencio, que también es un sonido. Yo soy el tiempo

que tardas en pensarlo. Entras en mi tiempo, sales de él, yo no puedo entrar ni salir, ¿por qué preguntarme? Tú sabes cómo es y yo no. Los espejos no sirven para nada.

Pregúntame en cambio quién eres tú: cuando entras en esta habitación por la puerta que no está, no es a mí a quien veo, sino a ti.

Otros relatos

PAÍSES COLAPSADOS


Este término que viene a ser como la expresión máxima de la caída en el pozo de las miserias de un país; intenta sintetizar todo el cúmulo de desgracias que acompañan a quien tiene ese calificativo.
Se caracterizan, quienes reciben esta denominación porque no son capaces de cumplir con sus funciones básicas. No tienen un control sobre el territorio, no tienen un monopolio efectivo de la violencia, no son capaces de recaudar impuestos, y no tienen capacidad real para ejercer su autoridad o impulsar políticas. El mapa muestra el deterioro del continente que suma inconvenientes cada día, inconvenientes de todo tipo, porque abrir un periódico y leer algo de África es leer desgracias.

Algunos cuando justifican desde la Europa rica algunas medidas deberían reflexionar antes de rebuscar argumentos. Me estoy acordando de Ignasi Guardans y su artículo de hoy 25 de junio en El País, ya lo comentaré, si me encuentro con ganas.

El mapa aparece en PÚBLICO en la edición del 24 de junio de 2008

YA HICE LA PRUEBA DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD


Sí, ya hice la PAU estuve los tres días compartiendo con los alumnos esos momentos de tensión, nervios, dudas de última hora, despistes, pérdidas de documentos de identificación, gafas. De casi todo nos encontramos los que estábamos allí de correctores. El primer día, el aulario de Guajara y las facultades de Derecho y Económicas parecían un hervidero, casi tres alumnos pululaban por los pasillos, daba la impresión de que aquello no iba a comenzar. Sin embargo, la eficacia del personal de la Universidad de La Laguna (ULL) hizo que a la hora prevista empezara la llamada del alumnado, en algún caso ni oían su nombre, pero una vez dentro de las aulas nos dimos unos minutos, los profesores, para calmar ánimos, dar confianza a los chicos y hacerles ver que estaban allí por méritos propios y si habían superado el bachillerato, seguro que iban a realizar un buen trabajo en la prueba que les esperaba. En algún caso ni las buenas palabras ponían tranquilidad en sus cuerpos. Es verdad que es la primera vez que se enfrentaban a un ejercicio de esa naturaleza, no los contenidos sino el entorno, pasan a ser códigos de barras, anónimos frente al acogimiento que cada uno trae de su centro.

Y se abrió el primer sobre de la prueba y la tensión se rompió, empezaron a trabajar y los compañeros de las distintas materias pasaban por las aulas para aclarar dudas, más, menos, pero con atención a cada una de las peticiones. En algún caso la preguntas es más buscar la seguridad y cercanía de la persona que está allí que otra cosa, pero es comprensible, lo necesitan y no cuesta nada tener una palabra amable, un gesto que sirva para tranquilizar ánimos. Comparto con los compañeros un buen ambiente y todos con la misma idea, ayudar hasta donde sea posible a los jóvenes.

Y así los tres días, maratonianos, para ellos, pero gratificantes para los adultos, con trabajo, pero ves que se derrumban esas cosas que se dicen de los que están en el examen. Pelos de colores, aros, piercing, todos personalizados. Quienes no creen en los jóvenes o piensan que siempre están tumbados o no les preocupa nada, un paseo esos días por los centros donde se realizan los ejercicios puede que les haga cambiar de idea. No es la prueba definitiva, pero si muy determinante.

Llega la corrección, otro maratón para los correctores y que tenemos que afrontar con paciencia y ánimo. Antes de comenzar los coordinadores nos reúnen a los correctores y ponemos en común los criterios, ya públicos desde comienzo de curso, y después del reparto, equitativo y a la soledad de la corrección y la autodisciplina para acabar con tiempo volver a mirar y no equivocarte en las sumas parciales de las notas. Terminas, entregas los exámenes después de un fin de semana donde no ves la calle, pero esperas ser lo más equilibrado posible y si te has equivocado que sea a favor del alumno.

Las notas, la parte que he corregido, no está nada mal, hay muy buenas notas y salvo algún caso muy concreto el resto ha hecho ejercicios bastante completos. En fin tu materia puede que no les dé disgustos; creo que las demás tampoco porque los resultados en general son buenos y en mi centro se puede mejorar pero poco más, ya que el índice de aprobados está alrededor del 98%, si el 98%; ha sido un éxito para los chicos y eso ayuda al clima que pudimos compartir en la entrega de orlas donde se respiraba un buen ambiente y de máxima participación. Nunca había visto el salón de actos con tantas personas y tantos semblantes felices. Termina un año y ahora pensar en el siguiente curso. Por cierto, viendo lo que he visto en los días de la PAU y en la entrega de las orlas, tanto para bachillerato como para los ciclos formativos, creo que podré cobrar mi jubilación. El alumnado trabaja, estudia y sobre todo, son ciudadanos en proyecto y con futuro.