Insomnio, maldito insomnio que me acompañas sin que te llame y te metes conmigo en la cama. Maldito insomnio que me haces dar vueltas y más vueltas; que se me acaban las ovejitas para contar porque no me dejas en paz; que no respetas que al día siguiente tengo que ir a trabajar, que te burlas de mi cansancio, de mis ojeras, de mi dolor de cabeza. Insomnio, ojalá pudiera maldecirte y condenarte a descansar. Sería un poquito más feliz.
Octavio Paz lo también se acuerda del insomnio, y le dedica estos versos:
APUNTES DEL INSOMNIO
1
Roe el reloj
mi corazón,
buitre no, sino ratón.
2
En la cima del instante
Me dije: “Ya soy eterno
en la plenitud del tiempo.”
Y el instante se caía
en otro tiempo, abismo sin tiempo.
3
Me encontré frente a un muro
y en el muro un letrero.
“Aquí empieza tu futuro.”
(1944)
INSOMNIO
Quedo distante de los sueños.
Abandona mi frente su marea,
avanzo entre piedras calcinadas
y vuelvo a dar al cuarto que me encierra:
aguardan los zapatos, los lazos de familia,
los dientes de sonreír
y la impuesta esperanza:
mañana cantarán las sirenas.
(Y en mi sangre
Otro canto se eleva: yo no digo
Mi canción sino a quien conmigo va…).
Sórdido fabricante de fantasmas,
de pequeños dioses oscuros,
polvo, mentira en la mañana.
Desterrado de la cólera y de la alegría,
sentado en una silla, en una roca,
frente al ciego oleaje: tedio, nada.
Atado a mi vivir
y desasido de la vida
(1933)
Octavio Paz, Libertad bajo palabra. CÁTEDRA, Letras Hispánicas, 1988
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