viernes, 10 de octubre de 2014

LECTURAS: EL FALSIFICADOR DE PASAPORTES. CIOMA SCHÖNHAUS


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     Reconozco que no sé las razones por las que siento especial interés por la literatura concentracionaria. Primo Levi, Robert Antelme o Jean Amery, entre otros, han ido forjando ese interés. Es verdad que es muy dura la lectura, que se encoge el estómago y se te hace un nudo en la garganta, pero no por ello dejo de leer. Mi biblioteca es amplia en este apartado, así que cuando logré tener en mis manos El falsificador de pasaportes, la casi biografía de Cioma Schönhaus, Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores, 2009 sentí el deseo de comenzar a leerla en ese momento. Hice lo que hago siempre con los libros nuevos, los hojeo, leo algunos párrafos, al azar, los huelo, vuelvo a leer otros párrafos y luego a esperar su turno. Si tengo mucho interés me lo salto. No me crea conflictos conmigo mismo. Bueno pues en este caso me salté el turno, dejé una novela de Philip Kerr pendiente, pero creo que valía la pena, tal es así que casi me lo leí de un tirón, aunque ayuda para esto no sólo el interés sino el insomnio, ayuda para la lectura, así que con fruición empecé su lectura.
   
He de decir que no es un libro sobre la vida en los campos y el relato de las penurias que se pasaban allí. Es otra cosa, Cioma Schönhaus describe cómo logra disimular, esconder su condición de judío en la Alemania del año 1942. Esta situación nos descubre hechos cotidianos que los alemanes habían asumido como normales, entre los que estaban la segregación y aniquilamiento de la población judía. Pasar desapercibido hasta llegar a la clandestinidad nos acerca a una vida al borde del riesgo máximo y Cioma lo describe con mucha soltura.

             Recomendable su lectura, así que aquí les dejo algún párrafo donde se refleja cómo la sociedad alemana asume lo que los nacionalsocialistas tenían como principal objetivo: exterminar a la población judía.


El tío llega a casa riéndose:
-Hoy he ayudado a una mujer a educar a su hijo. Ella grita: “Ven acá”, pero el niño hace como si no la oyera. Entonces ella murmura remarcando mucho las palabras: “¿Querrás venir de una vez? Ten cuidado, porque detrás de ti viene un judío que te llevará con él”. Y, como alma que lleva el diablo, el pequeño corre hacia su madre.
Con sonrisa satisfecha dice el tío:
-¿Y creéis que la madre me ha dado las gracias? [págs. 56-60]

jueves, 9 de octubre de 2014

LECTURAS: EL INFIERNO DE LOS JEMERES ROJOS (testimonio de una superviviente). DENIS AFFONÇO





 Ya en alguna entrada anterior, indicaba que la geografía de la literatura concentracionaria, lamentablemente, tenía una amplia representación en este nuestro mundo. El caso de Camboya y el golpe en 1975 de los Jemeres Rojos, solo suma un espacio, una sociedad nueva que cae bajo las garras de un dictador que diseña un sistema de exterminio, que como todos mantiene similitudes con modelos preexistentes.

            Denise Affonço en El infierno de los jemeres rojosLibros del Asteroide; 2010, aporta su testimonio a lo sucedido entre 1975 y 1979 en Camboya, época en la que pasó casi cuatro años en los campos de reeducación –extermino- creados para sacar a la población del siglo XX e intentar llevarlos a un modelo de sociedad de base agraria propia de la época medieval (solo los supervivientes, si los había).

            El relato hecho de forma desapasionada y después de haber tenido la posibilidad de salir del país porque trabajaba en la embajada francesa, sin embargo por su familia, su esposo, comunista convencido sería una de las primeras víctimas de los jemeres, y lo sería por su condición de intelectual. En ese relato describe el trato recibido, las condiciones de vida y la permanente caída en la degradación más absoluta, que ni las palabras son capaces de recoger hasta donde se puede llegar esa pendiente por la que circula el proceso de deshumanización del individuo.

            Como toda la literatura concentracionaria su lectura lleva aparejado un ejercicio de contención de emociones y de reflexión permanente de cómo y por qué el ser humano es capaz de idear modelos de sufrimiento para sus congéneres sin ningún límite, hasta el punto que en muchas ocasiones la muerte puede sonar a liberación, acabar con el sufrimiento al que se está sometido.

            Sé que este tipo de lecturas no despierta las emociones, pero creo que son necesarias, esenciales para intentar entender al ser humano y ver dónde es capaz de llegar su grado de maldad y desprecio a sus semejantes.

               Les dejo algunos párrafos.

   "La carne de vaca o de cerdo era tan escasa que solo la comíamos en las grandes ocasiones, como en el aniversario de la victoria de los jemeres rojos, en abril. terminamos incluso comiendo carne podrida y cubierta de gusanos. un día, mataron dos bueyes enfermos y enterraron los cadáveres; unos días más tarde fuimos con otras dos mujeres a desenterrarlos. Estaban en un estado avanzado estado de descomposición, la carne era verde y amarga y estaba cubierta de gusanos, pero teníamos que calmar nuestros estómagos. cuando no quedaron peces ni espinacas acuáticas, llegó el turno a las cucarachas. Pululaban por las chozas y de noche, después de trabajar, las cazábamos en las grietas de la pared. Al final, aquella especie también empezó a escasear...

         Así es como Angkar quería que muriéramos uno tras otro: de agotamiento, de hambre y de enfermedad (apenas quedaba un comprimido de aspirina o quinina). Una muerte lenta, sin coste alguno. por otra parte, los primeros días de nuestro cautiverio ya nos habían advertido: "Sois prisioneros de guerra, y Angkar no tiene medios para meteros una bala en la cabeza, Angkar os va a dejar morir a fuego lento, de manera natural..."

            Cuando terminó la época de la cosecha, en enero, los yautheas vinieron a repartir el arroz con cáscara, pero solo dejaron a los habitantes del pueblo el mínimo estricto hasta la siguiente recolección. El resto de las existencias se marchó con ellos.

             Nosotros no paramos. En febrero, tuvimos que cavar balsas para recoger el agua de la lluvia, un producto escaso y valioso en la región. Más tarde, nos enteramos de que esas supuestas reservas de agua no eran otra cosa que nuestra futura tumba. No había ninguna máquina para ayudarnos: cavábamos y picábamos en una tierra endurecida por la sequía." [Ob. cit. págs. 96-97]

martes, 30 de septiembre de 2014

LECTURAS:NOS VEMOS ALLÁ ARRIBA. PIERRE LEMAITRE



La conmemoración del centenario del comienzo de la Gran Guerra se ha convertido en una magnífica coartada para dar rienda suelta a la publicación de trabajos de investigación, ensayos, novelas, reediciones de obras que estaban en el cajón del olvido; en fin nos hemos podido aprovechar de esta circunstancia para poner al día todo lo que rodea a este acontecimiento y las repercusiones que ha tenido.

            Pierre Lemaitre en Nos vemos allá arribaSalamandra, 2014 arranca la trama de su novela cuando ya se empieza a rumorear que la guerra está tocando a su fin, que el armisticio está al llegar. En este marco se va a fraguar la amistad, una amistad muy profunda, de dos soldados franceses y de ahí hasta el núcleo de la novela, fundamentado en un hecho real, el fraude colosal en la exhumación de los cadáveres de cientos de miles de soldados para llevarlos a cementerios militares.

            En un mundo de necesidades, el negocio con la muerte es uno más; el París de la posguerra, depauperado y hambriento, militares que se tienen como objetivo colocar medallas en su pechera sin que el coste en vidas sea un freno en sus ambiciones, son algunos de los caminos por donde circula esta novela.

            Pierre Lemaitre forjado en la novela negra consigue que lector quede pegado a esta historia, que bascula desde la sordidez del negocio sin escrúpulos, hasta la amistad, sin condiciones de dos camaradas de guerra, y todo ese recorrido se hace de forma ágil y sin concesiones ni coartadas a los personajes.


            Recomendable su lectura, así que, como siempre, les dejo unos párrafos por si sirven para animarlos.

       Todos los que pensaban que aquella guerra acabaría pronto habían muerto hacía tiempo. precisamente a causa de la guerra. así que, en octubre, Albert recibió con bastante escepticismo los rumores sobre el armisticio. Les dio tanto crédito como a la propaganda del principio, que aseguraba, por ejemplo, que las balas de los boches eran tan blandas que se estrellaban contra los uniformes igual que peras pasadas y provocaban las carcajadas de los regimientos franceses. en cuatro años, Albert había visto la tira de tipos muertos de risa por el impacto de una bala alemana.


         Era consciente de que su negativa a creer en la inminencia de un armisticio tenía algo de superstición: cuanto más se espera la paz, menos crédito se da a las noticias que la anuncian, es un modo de ahuyentar la mala suerte. Sólo que esas noticias llegaban día tras día en secuencias cada vez más seguidas y en todas partes se repetía que la guerra estaba realmente a punto de terminar. Por increíble que pudiera parecer, incluso se pronunciaron discursos sobre la necesidad de desmovilizar a los veteranos, que llevaban años en el frente. cuando el armisticio se convirtió al fin en una perspectiva razonable, hasta los más pesimistas empezaron a acariciar la esperanza de salir con vida de la contienda. [ob. cit. pág. 13]

lunes, 29 de septiembre de 2014

LECTURAS: CERO CERO CERO. ROBERTO SAVIANO



En ocasiones mis comentarios sobre los economistas, sus predicciones no son muy  a su favor. A veces pienso que muchas veces se asemejan bastante a los astrólogos. Da la impresión que viven en otro mundo, un mundo que se aleja demasiado de éste, el que habitamos el resto de los mortales. Lo anterior surge después de la lectura de Cerocero cero (como la cocaína gobierna el mundo), Anagrama, 2014; de RobertoSaviano. Sigo sin entender como los gobiernos de los distintos países no han afrontado este problema como un problema económico. La “guerra al narcotráfico” solo genera más violencia y enquista un conflicto que necesita medidas, pero no de índole militar. Hay que dar un paso más allá y desenmascarar el inmenso negocio, la cantidad de divisas que se mueven, los “empleos” que genera y las redes y tramas comerciales que se levantan como esenciales para esta actividad.

            Roberto Saviano, después de Gomorra, 2008 su vida cambió, pasó a la “clandestinidad” forzada por las amenazas de grupos mafiosos (dedica su libro cero cero cero a los policías que le sirven de escolta permanente). Bucear en los entresijos de este negocio que se mueve al margen de la ortodoxia comercial y financiera, que no conoce más leyes que las propias y el paradigma que las articula es la “la ley del más fuerte”, donde los derechos individuales, de los trabajadores, o cualquier otra garantía individual o social quedan al margen de el vaivén de la coca.

            Como ustedes comprenderán un trabajo como este que presenta Saviano remueve las aguas casi tranquilas de quienes manejan este negocio. Se dan nombres, se sacan a la luz formas de actuar y como no podía ser de otra manera, aflora la corrupción. Todo el mundo es susceptible de ser corrompido, solo hay que saber el precio que hay que pagar, aunque es verdad que en algunos casos casi están a precios de saldo determinadas acciones.


            En fin, casi necesaria su lectura aunque sin caer en el pozo más profundo del pesimismo, sobre todo cuando nos damos cuenta que vivimos en una sociedad en la que eso de elegir gobiernos casi, casi es una anécdota, pero sigamos.

“No existen títulos que coticen en bolsa capaces de generar el beneficio de la cocaína. La inversión más arriesgada, la especulación más previsora, movimientos rapidísimos de ingentes flujos de dinero que logran abatirse sobre las condiciones de vida de continentes enteros, no consiguen una multiplicación del valor comparable ni de lejos. Quien apunta hacia la coca acumula en pocos años riquezas que en general los grandes holdings han conseguido en décadas de inversiones y especulaciones financieras. Si un grupo empresarial consigue meter mano a la coca, ostenta un poder imposible de alcanzar con cualquier otro medio. De cero a mil. Una aceleración que no puede dar ningún otro motor económico. Por eso, allí donde la coca es la economía de escala no existe más que el enfrentamiento feroz y violento. Con la coca no hay mediación. O todo o nada. Y todo dura poco. No puedes dedicarte al tráfico de cocaína con sindicatos y planes industriales, con ayudas del Estado y normas impugnables en tribunales. Ganas si eres el más fuerte, el más astuto, el mejor organizado, el mejor armado. Para cualquier empresa vale que, cuando más tensas la goma, más logras imponerte en el mercado. Si consigues tensar aún más esa goma con la coca, entonces podrás vencer en todos los demás sectores. Sólo la ley puede romper la goma. Pero aun cuando la ley localiza la raíz criminal y trata de arrancarla, sigue siendo difícil que consiga encontrar todas las empresas legales, las inversiones inmobiliarias y las cuentas bancarias que se han adquirido gracias a la extraordinaria tensión conseguida mediante el polvo blanco.” [ob. cit. págs.. 99-100]

No me resisto a transcribir unas líneas que casi cierran su libro y que considero muy interesantes y propias para una reflexión seria y profunda:

            “Pero todavía me queda respeto. Respeto por quien lee. Por quien araña un tiempo importante de su vida para construir nueva vida. Nada es más poderoso que la lectura, nadie es más embustero que quien afirma que leer un libro que leer un libro es un gesto pasivo. Leer, sentir, estudiar, entender es el único modo de construir vida más allá de la vida, vida junto a la vida. Leer es un acto peligroso porque da forma y dimensión a las palabras, las encarna y las dispersa en todas direcciones. Lo pone todo patas arriba, hace caer de los bolsillos del mundo monedas y billetes y polvo” [ob. cit. pág. 483]

Para ver como se afronta el problema [++] leer aquí. Estas son algunas de sus conclusiones [++]