sábado, 30 de junio de 2012

LECTURAS: TRILOGÍA DE LA OCUPACIÓN. PATRICK MODIANO

          “En el mes de junio de 1942, un oficial alemán se acerca a un joven y le dice: -Usted perdone, ¿dónde está la plaza de la Estrella? Y el joven señala el lado izquierdo del pecho” [chiste judío].

            Así comienza El lugar de la estrella, 1968; Patrick Modiano [1945-] y que forma parte junto con La ronda nocturna, 1969 y  Los paseos de circunvalación, 1972 de la trilogía publicada por Anagrama y el Círculo de Lectores en 2012.

            En poco más de ciento veinte páginas Modiano logra dibujar un personaje muy cambiante, judío, antisemita y colaboracionista en ocasiones, mientras que en otras reivindica su condición de judío, que vive en la Francia ocupada, que sirve de telón de fondo, desdibujado, eso sí, para el desarrollo de las actividades de nuestro truculento personaje. La arquitectura de Raphaël Schlemilovicth, protagonista, tiene en su definición elementos biográficos que pone Modiano, así su madre por su condición de actriz muy ligada a la vida nocturna junto con cierta dependencia de un oficial nazi para sortear su condición de judía. De su padre, también cercano a la noche, a los negocios poco claros y próximos al poder establecido en aquel momento.

            Hay dos elementos que creo son importantes para enmarcar esta novela, el primero es la juventud del autor, no vivió la guerra y el momento en el que la escribe. Todavía a finales de 1968, Francia no había digerido el conflicto. La dualidad entre los resistentes al nazismo y los colaboracionistas con los invasores es algo que todavía rumiaba en las cabezas de los que vivieron la guerra y se trasladaba a quienes no la vivieron. “Los impecables efectos del bálsamo De Gaulle persisten”, afirma José Carlos Llop en el prólogo de esta trilogía, sin embargo no es fácil la convivencia y el olvido. Los esfuerzos para borrar parte del pasado se hicieron, pero aún así el recuerdo se vuelve casi indeleble porque son huellas que van más allá de lo meramente superficial. El caso del velódromo, también llamada operación “viento primaveral” es un  ejemplo de la acción más execrable de colaboracionismo francés. Ni la demolición física del edifico en los años sesenta borrará este episodio.

            Con estos elementos se construye esta novela, corta como ya indiqué, concisa, dinámica, de frases cortas y en algunos casos desasosegante por lo poliédrico de nuestro personaje. Les dejo con algunos párrafos, esperando que les resulten sugerentes.

            “Era la época en que andaba dilapidando mi herencia venezolana. Había quien no hablaba más que de mi radiante juventud y de mis rizos negros; y había quien me colmaba de insultos. Vuelvo a leer por última vez el artículo que me dedicó Léon Rabatête en un número especial de Ici la France: “…¿Hasta cuándo tendremos que presenciar los desatinos de Raphaël Schmilovitch? ¿Hasta cuándo va a andar paseando ese judío impunemente su neurosis y sus epilepsias desde Le Touquet hasta el cabo Antibes y desde La Baule hasta Aix-les-Bains? Lo pregunto por última vez: ¿hasta cuándo la gentuza forastera como él va a seguir insultando a los hijos de Francia? ¿Hasta cuándo tendremos que estar lavándonos continuamente las manos por culpa de la mugre judía?...”. En ese mismo periódico, el doctor Bardamu soltaba, al hablar de mí: “…¿Schmilovitch? … ¡Ah, qué moho de gueto más apestoso!..., ¡soponcio cagadero!... ¡Mequetrefe prepucio!..., ¡sinvergüenza libano-guanaco!..., rataplán… ¡Vlam!... Pero fíjense en ese gigoló yiddish…, ese jodedor desenfrenado de niñas arias!..., ¡aborto infinitamente negroide!...” [ob. cit. pág. 21]

jueves, 28 de junio de 2012

LECTURA: DE EL ALEMEIN A ZEM ZEM, KEITH DOUGLAS

Como suele ocurrir con esto de las lecturas existen pequeñas joyas escondidas que llegan tarde, pero llegan a tus manos. Eso me ha pasado con el relato que escribe Keith Douglas (1920-1944) sobre su participación en la famosa batalla de El Alemein en la segunda guerra mundial. De El Alemein a Zem Zem; Reino de Ronda, 2012, es la desmitificación de la épica de la guerra, es el relato de alguien que quiere estar allí y cuenta qué y cómo vive: “No escribo sobre estas batallas como soldado, ni intento comentarlas en tanto que operaciones militares. Pienso en ellas –de forma egoísta, pero tal como siempre las recordaré- como mi primera experiencia de combate: y así es como hablaré de ellas. Decir que consideré la batalla de El Alemein como una ordalía suena pomposo, pero sí pensé en ella como una prueba importante, que tenía todo interés en superar”.
           
            Desde un destino cómodo en la retaguardia hace lo posible y lo imposible por participar activamente en el frente, en la campaña de África a bordo de un blindado Crusaders, que durante gran parte del relato se convierte en el ombligo del mismo y lo que sucede en él y su alrededor dan cuerpo a numerosas páginas en las que desgrana lo cotidiano y más pegado a la piel del conflicto y que en definitiva son las historias que no salen en los grandes tratados sobre la guerra. “Tuve que esperar hasta 1942 para entrar en acción. Me alisté en septiembre de 1939 y, durante los casi dos años que anduve haciendo tiempo por ahí, nunca me abandonó la certeza de que la experiencia del combate era algo que debía adquirir. Con independencia de los cambios que se puedan producir en la naturaleza de misma de la guerra, el campo de batalla es el sencillo escenario principal de la misma: es en él donde ocurren las cosas interesantes”. Las noches sirven para, no solo descansar sino comentar, discernir el por qué de la guerra, consecución de intereses, y allí está la tropa para que se materialicen esos intereses. Y así ve a sus iguales: “Resulta emocionante y asombroso ver a miles de hombres, muy pocos de los cuales tienen un atisbo de por qué luchan, pasando penalidades, viviendo en un mundo antinatural, peligroso, aunque no del todo terrible, teniendo que matar y ser muertos y, con todo, a ratos conmovidos por un sentimiento de camaradería hacia los hombres que los matan y a quienes ellos dan muerte, porque están sufriendo y experimentando las mismas cosas”. Las relaciones con los compañeros en un ejército como el inglés donde la vieja escuela marca mucho, junto con su tradición de ejército colonialista y donde las diferencias de clases están muy marcadas son las coordenadas que enmarcan las palabras anteriores y el conjunto de la obra; el pillaje como forma de sustento y de obtener trofeos de conquista, es otro de los momentos a los que Douglas dedica tiempo. Una Lüger, una Beretta son algunos de los ejemplos de trofeos, que después si hace falta se intercambian por lo que se necesite en un momento determinado.

            La vida cotidiana en los campamentos, el papel de los libros en los momentos de ocio; el miedo antes de entrar en batalla o al percibir al enemigo en la lejanía, el dolor físico producido, no ya por heridas de guerra, sino picaduras de insectos, dolores de cabeza, resacas, como no. La falta de aseo, suciedad y los “achaques” del blindado son algunos de los “lugares” por donde discurre el relato, junto con todo el recorrido que hace por los hospitales de campaña después de sufrir las consecuencias de la explosión de una mina. Todo esto junto a las descripciones del paisaje, el desierto se presta a ello, y a lo mejor como lectores tenemos presentes las imágenes que nos ha dejado el cine con Lawrence de Arabia, por ejemplo.
           
            En fin, una obra necesaria para colocar al lector cerca de lo cotidiano del soldado y que lo es porque ha buscado estar en primera línea de batalla y que a pesar de ese interés no lo tiene o no busca en el relato, como indica al principio la visión del militar. Les dejo con algunos párrafos más y espero que les resulte sugerente lo comentado.
           
            “Las tumbas cavadas y marcadas con más premura eran de italianos, en algunas de las cuales habían colgado o depositado el feo casco colonial italiano forrado de verde. Hay algo impresionante en esos cascos de acero colgados en las cruces, algo que vincula a esos muertos con caballeros enterrados bajo su escudo de armas. Pero cuán patéticamente lógico y humano –uno de esos toques de involuntaria comedia que hace difícil que se enfade uno con ellos- que los italianos hayan suplido el casco de acero con un ridículo salacot de rebajas abollado. Pero el casco de acero constituye una lápida impresionante y es su propio epitafio. El casco colonial de cartón sólo parece indicar que hay basura debajo y para eso bien se podría dejar un desecho cualquiera para marcar el sitio. Tal vez este epitafio le llegue más al corazón a los que lo lean”

domingo, 24 de junio de 2012

LECTURAS: EL IMPERIO DE LAS MENTIRAS, STEVE SEM-SANDBERG

Creo que me voy a rendir, que ya he llegado a la página 386 de El imperio de las mentiras, Steve Sem-Sandberg; Mondadori, 2012 y me resulta imposible digerir a un personaje como Mordechai Chaim Rumkowski. Llegar a la página seiscientas cincuenta y siete se me antoja una tarea difícil, muy difícil.

            Esta deserción merece una explicación porque no es habitual que deje un libro a medias y menos cuando el tema me interesa mucho, así vayamos con los datos y la explicación pertinente. Steve Sem-Sandberg, noruego; 1958, autor del que no conocía nada de lo que ha publicado, pero su incursión en lo que se podría llamar “literatura del holocausto” le ha dado un prestigio singular al abordar un capítulo muy controvertido, así como el personaje central de esa historia.

            A partir de la Crónica del Gueto, (Lódz) documento de más de tres mil páginas Steve Sem-Sandberg escribe su novela, El imperio de las mentiras, amplia, documentada, compleja por los numerosos personajes, sus interrelaciones y lo vidrioso del tema. Desde el pragmatismo más puro intenté leer esta novela y buscar lo elementos que sustentaran el principio de Mordechai Chaim Rumkowski, “la salvación de algunos judíos, dependería de que otros tendrían que ser sacrificados”. Este “rey” del gueto, ambicioso es el calificativo menos hiriente que se me ocurre, así que de ahí para arriba se pueden añadir los que quieran. No, no he encontrado esos elementos en lo que he leído, al contrario cada página, cada mención de este personaje más lo acercaba al tirano esclavista supeditado a la maquinaria nazi del exterminio y de la explotación de sus conciudadanos. Hay otros elementos para ser repudiado, pero los dejo para su lectura. La sumisión ante las autoridades alemanas: “La tarde del 3 de septiembre de 1942, las autoridades volvieron a convocar a l Presidente del gueto. Él se presentó ante ellos con su actitud habitual, la cabeza gacha, las manos colgando a los lados” [Ob. cita pág. 257] contrastaba con el despotismo ante los iguales. Su capacidad de decidir sobre la vida de los demás le había endiosado.

            He leído descalificaciones de los supervivientes del holocausto, que de forma generalizada los colocaba al nivel más bajo imaginable, Laura Adler, biógrafa de Hanna Arendt, recoge de un miembro del Jewish Committe: “Los que han sobrevivido no son los más aptos, sino mayoritariamente los judíos más bajos, que mediante la astucia y los instintos animales pudieron escapar”. No menos sangrante: “Huyeron como ratones, se escondieron como chinches y murieron como perros” Hair Nahman, poeta, quizá podría explicar esta palabras. A pesar de “estar curtido” no he podido continuar con lo que se cuenta de Mordechai Chaim Rumkowski, espero que ustedes si lo desean lo puedan hacer y cuenten su experiencia.

            Les dejo con algunos párrafos donde se ilustra su principio del trabajo para la salvación, el resto lo averiguan si leen esta novela.
            “A los demás niños del gueto intentaba salvarlos de forma más concreta. La ecuación era después de todo, bastante simple: cuantos más niños pudiera poner a trabajar, más niños eximirían las autoridades.
            Ya en marzo de 1942 había comenzado a crear talleres especiales de aprendizaje para niños y niñas de diez a diecisiete años […] Tras algunas semanas de formación, a los más capacitados se les destinaba a un turno de producción en la Sastrería Central, donde debían trabajar bajo la supervisión de unos inspectores que se paseaban por la fábrica recriminando cada error y cada minuto perdido. La tarea de los niños era confeccionar gorras especiales de camuflaje para el ejército alemán, con una capa exterior de tela blanca para la campaña bélica de invierno y otra interna de color gris para el combate en terreno normal. […] hacia el mes de julio de 1942 ya había logrado crear puestos de trabajo fijo en el sector de la confección para más de mil setecientos niños del gueto mayores de diez años. […]
            […] Pero mientras fortificaba así las murallas de la ciudad de los trabajadores, el desmoronamiento seguía sin tregua:
             Ya a finales de abril habían empezado a llegar noticias de las masacres de Lublin.
            Más tarde (junio): Pabianice y Biala Podlaska. Cuarenta vagones llenos de mujeres y niños procedentes de Biala Podlaska habían desaparecido sin dejar rastro.
            A veces, sentado tras las puertas cerradas del Secretariado, tenía la impresión de allá fuera se estaba produciendo un gran corrimiento de tierras. Como si los cimientos de la realidad misma hubiesen cedido” [ob. cit. págs. 235-236]

CINE: THE TURIN HORSE, BÉLA TARR

Ayer, mientras las calles estaban casi desiertas y los televisores eran un imán para millones de espectadores que esperaban que la selección española de fútbol diera buena cuenta del equipo francés, un puñado de espectadores, no muchos, la verdad nos sentábamos en la sala del TEA (Tenerife Espacio de las Artes) para contemplar The Turin Horse del director húngaro Béla Tarr.

            El mundo cerrado, anodino de un padre y una hija que viven aislados en una granja en ninguna parte en la que la música la pone el viento y lo cotidiano se convierte en un sin vivir. ¿Para qué vivir, si la vida es lo que experimentan este hombre y su hija? El blanco y negro, muy crudo el negro, casi sin matices, la inexpresividad de los rostros, la repetición fatigosa y cansina de cada día me dejaron pegado a la butaca buscando algo que justificara la vida, pero la vida con sensaciones, cualquiera que sirviera para demostrar vitalidad, ruptura con lo repetitivo de cada día y que no aparece por ninguna parte.

            En solo treinta y dos planos (del número me enteré al final) se pasan dos horas y media de metraje en los que buscas una variante en lo cotidiano, vestirse, alimentarse, buscar agua, solo el cambio de punto de vista de la cámara le da cierto dinamismo a la película, que arranca con la anécdota de Nietzsche y el caballo maltratado. Aquí ese caballo, viejo, maltratado es la imagen de esa Humanidad abandonada y sin esperanza. El animal deja de comer y espera la muerte, que no es otra cosa que la imagen de una sociedad desencantada y sin futuro.

            En fin, dos horas y media en las que el director una y otra vez, hasta seis, insta al espectador a reflexionar. Lo que estás viendo también se llama vida. Si tiene oportunidad la pueden ver hoy domingo.

martes, 19 de junio de 2012

LECTURAS: EN EL JARDÍN DE LAS BESTIAS. ERIK LARSON

Sin tener una explicación clara hay determinados momentos de la Historia que para mi tienen más interés, y repito sin saber a ciencia cierta la razones que sostienen ese interés. De todas maneras los años treinta en Europa tienen el atractivo que ser, por segunda vez, una quiebra de aquellas ideas de la Ilustración y la que Europa con mayúscula parió, bien con su origen holandés, como se apunta en los trabajos sobre Spinoza, o en Francia. Es lo de menos en este momento, pero si es cierto que el auge de los estados totalitarios y cómo se fraguó su contenido es para mí un tema apasionante.
            El análisis de este periodo, como cualquier otro, requiere una óptica poliédrica y paciencia y reflexión para el encaje de los distintos puntos de vista. Julián Casanova, Europa contra Europa, 1914-1945; Saul Friedländer, El Tercer Reich, (1933-1939); o Victor Klemperer, Quiero dar testimonio hasta el final, 1933-1941; por citar algunas de las cosas que últimamente he leído y que tengo más a mano. La ficción también ha dejado novelas interesantes y ateniéndose a los hechos ocurridos se cuentan historias que son muy, muy interesantes.
            Una muestra de ese acercamiento desde la novela a esta época es: En el jardín de las bestias, Erik Larson, Ariel, 2012. Larson nos coloca a los pocos meses de llegar Hitler al poder, y lo hace desde la perspectiva del embajador de los Estados Unidos William E. Doddy su familia, especialmente su hija, muchacha en edad de merecer (expresión viejuna) y con ganas de ampliar su círculo de relaciones en el más amplio sentido del término.
            Supongo que ya se podrá imaginar por donde circulan las tramas que Larson desarrolla, todas ellas elaboradas, interesantes y que añaden diversos componentes muy propios de una novela de terror, amor, algo de novela negra, en fin un buen producto, que tiene la capacidad de atraer desde las primeras páginas. A mí me lo parece.
            Creo que en conjunto esta obra tiene todos los ingredientes para mantener la atención de quien se acerque con interés a esta época y busque añadir otro punto de vista distinto al académico para el conocimiento de unos años que fueron significativos para torcer el rumbo de Europa y del mundo.
            Les dejo con algunos párrafos por si les resultan sugerentes. El primero tiene que ver con los momentos iniciales de la llega da al poder de Hitler, todavía se podía escuchar, o hacer cosas como la que aquí se describe: “En el cabaret Katakombre, Werner Finck seguía metiéndose y haciendo bromas con el nuevo régimen, a pesar del riesgo de arresto. Durante una actuación, un miembro del público le llamó judío piojoso, a lo cual él respondió: -Yo no soy judío. Sólo parezco inteligente. El público se rió entusiasmado” [Ob. cit. pág. 56].
            Otra mención al texto, que la he elegido para hacer notar lo de académico de esta novela. Larson hace referencia a Victor Kemplerer (filólogo): “Hasta el lenguaje usado por Hitler y los oficiales del partido estaba extrañamente invertido. El término ‘fanático’ se convirtió en algo positivo. De repente, tenía la connotación que el filólogo Vicotr Kemplerer, judío residente en Berlín, describía como ‘una mezcla feliz de valor y devoción ferviente’. Los periódicos controlados por los nazis informaban de una interminable sucesión de ‘votos fanáticos’ y ‘declaraciones fanáticas’ y ‘creencias fanáticas’, todo ello cosas buenas. Se describía a Göring como ‘un amante fanático de los animales’. Fanasticher Tierfreund.
            Ciertas palabras muy antiguas estaban adquiriendo un nuevo uso oscuramente robusto, como averiguó Klemperer. Übermensch: superhombre. Untermensch: subhumano, queriendo decir ‘judío’. También surgían palabras totalmente nuevas, entre ellas Strafexpedition: ‘expedición punitiva’, el término que aplicaban las tropas de asalto para sus incursiones en barrios judíos y comunistas”. [ob. cit. pág. 141]

martes, 12 de junio de 2012

LECTURAS: Diario de invierno. Paul Auster

Caramba. Ya terminé de leerlo y se me quedó corto el relato de Paul Auster, Diario de invierno, Círculo de Lectores, 2012. En poco más de doscientas páginas hace un recorrido apretado por su vida y las situaciones que le han marcado. Su lectura te reconcilia con el heroísmo, que vivir en una heroicidad y él pone por escrito una vida normal, sin estridencias, sin grandes detalles, pero una vida llena de momentos para recordar, pues casi como la de todos.
            Creo que no es la gran obra de Paul Auster, pero la sencillez de lo relatado se eleva en cómo lo hace y de ese relato se desprende algo de intriga, cierto suspense en la descripción de sus casas, por ejemplo, que por cierto me parece la parte más floja del relato, y evidentemente muy reflexivo.
            Tengo que confesar que sostener que la descripción de sus hogares es un tanto anodina ha suscitado un debate interesante, sobre todo con lectoras fieles a Auster que perdonan poco este tipo de controversias. La fidelidad como lectoras les lleva a rebatir de forma vehemente, pero eso es bueno muy bueno.
            En fin, me ha gustado mucho y muy recomendable para quienes somos fieles seguidores de su obra, algunos ya tenemos una edad y comprendemos mejor sus sensaciones, pero también para quienes están lejos de ser mayor, y así : “Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona en el mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro” (Así empieza el relato)
            Les dejo con algunas líneas y espero que les anime a la lectura.

            “También nieva hoy, y cuando te levantas de la cama y vas a la ventana, en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas. Tienes sesenta y tres años. Se te ocurre que durante el largo viaje de la niñez hasta aquí rara vez ha habido un momento en que no hayas estado enamorado. Treinta años de matrimonio, sí, pero en los treinta anteriores, ¿cuántos caprichos y enamoramientos, cuántas pasiones, cuántos delirios y afanes, cuántas oleadas de loco deseo? Desde el comienzo mismo de tu vida consciente, has sido un solícito esclavo de Eros. Las chicas que amaste de niño, las mujeres que quisiste ya hombre, cada una diferente a las demás…” [Ob. cit. pág. 10]

sábado, 9 de junio de 2012

ALPIDIO Y EL TRANSPORTE

Una vez más, y no será la última, las islas menores e ven atacadas, vilipendiadas y todas esas cosas, por las islas mayores. Esta vez El Hierro, sufrida ella, recibe un nuevo ataque porque se quiere resquebrajar la entereza herreña, pero no van a poder. Sí, esta vez  es el transporte marítimo el que se ve afectado, pues se suprime la frecuencia semanal; no importa que vayan casi vacíos, pero hay que mantener la frecuencia. Un transporte con dignidad es lo que ha acuñado Alpidio, presidente del Cabildo, y por fin lo ha conseguido.
            Este tema es primordial para Alpidio y desde el primer momento lo ha tomado como algo personal, y en los ratos libres que le quedaban entre manifestación y manifestación ha puesto en marcha un proyecto científico para estudiar en profundidad la tele-transportación. “Si dio resultado en la serie Star-Trek, que él vio cuando era más joven, ¿cómo no va a funcionar en El Hierro? Sin dilación ya ha encargado los materiales necesarios para el proyecto con una inversión significativa en estos momentos de crisis. Un juego de química, un equipo informático, ambos  de la marca CEFA, de los buenos, buenos y también un curso por correspondencia en el afamado centro de educación CEAC de: “aprender a tocar la flauta dulce en diez lecciones” (regalan la flauta). No, no le vemos relación alguna, pero no estamos a su nivel.

            El Hierro, Canarias y el mundo en general se mantienen en una tensión contenida y a la espera de los resultados de los estudios que van a solucionar los problemas del transporte a la Humanidad. En deuda quedaremos con el Insigne, que no ha perdido ni un ápice su familiaridad en la isla y así se le puede ver desayunando una quesadilla acompañada del café con leche y leyendo El Día. Se cuenta como anécdota que la inspiración le vino el día que con el codo tiró el plato con las migas de la quesadilla y se dijo: “Si Newton tuvo una manzana, ¿por qué yo no puedo tener una quesadilla? La Historia, La Ciencia y la Naviera Armas le harán justicia.

miércoles, 6 de junio de 2012

LA LECHE DE CABRA Y LOS IDIOMAS


Científicos majoreros adscritos a la quesería del Cabildo han descubierto, después de arduos trabajos y numerosos ensayos, que el consumo de leche de cabra majorera perfecciona el dominio de otros idiomas.
            Tras numerosos ensayos con el cochino negro procedente de La Palma se ha podido comprobar que después de la ingesta de la leche de forma controlada y el cochino hoza en un terrero, su gruñido tiene similitudes con un dialecto del Norte de Noruega. Marcial Morera, miembro de la Academia de la lengua canaria, constata dichas similitudes, pero también señala que hay rasgos en el gruñido que lo acercan al amazigh clásico del norte de África, pero mirando al sur.
            Hasta el momento no se ha experimentado con humanos, pero la intervención del portavoz del gobierno explicando las razones del aumento del desempleo en Canarias, mientras que en el resto de comunidades descendió, resultaron muy confusas y es posible que en el desayuno de ese día hubieran trazas de esa leche, o por lo menos un pelo de cabra majorera cerca.
            Marcial Morera, una vez más, afirmó que no existe coincidencia con lo experimentado con el cochino negro, sin embargo en las expresiones y fonética del portavoz si se detectó cierta relación con un dialecto del Papúa-Guinea del sur, común en aquel lugar, por lo visto.
            Dado lo extraordinario y excepcional de las investigaciones realizadas el gobierno de Canarias está pensando cambiar las prospecciones petrolíferas por la cría de cabras, y de camino lanzar una campaña para que cada canario ponga una cabra en su vida

VOLVER, UNA VEZ MÁS


[…]
Quiero quedarme en medio de los libros
en ellos he aprendido a dar mis pasos
a convivir con mañas y soplidos vitales
a comprender lo que crearon otros
y a ser por fin
este poco que soy

            Aprovecho la última estrofa del poema Libros de Mario Benedetti; Biografía para encontrarme, Alfaguara, 2011, porque me sirve para señalar dónde he estado desde la última entrada en este cuaderno, enero de este mismo año. Es verdad que no solo he estado entre libros y películas, son mis pasiones confesables. También mi tiempo se ha ido entre manos que acarician, ojos que miran con pasión y otras cosas más cotidianas y prosaicas, así que no sigo.
            Mi intención, una vez más, así que de antemano soy poco creíble por la inconstancia, es intentar tener regularidad en recoger aquí las reflexiones que aparecen después de las lecturas, de las películas vistas y no dejo atrás lo que la propia realidad del transcurrir de cada día se preste al comentario.
            Ya está bien de disculpas y volviendo a Mario Benedetti y su poemario, que como se afirma en el prólogo del mismo, el autor no le dio su “rigurosa mirada final”, aún así es un libro pleno, sugerente, con detalles muy íntimos y versos que puedes hacer tuyos con la seguridad de contar con el beneplácito de Mario (hay confianza. Bueno la que da ser un viejo lector de su obra).
            Aprovecho los versos del poema Paréntesis para invitarles/sugerirles la lectura de esta obra y al mismo tiempo pasarse por este cuaderno cuando les apetezca.

Paréntesis

Acompáñenme a entrar en el paréntesis
que alguien abrió cuando parió mi madre
y permanece aún en los otroras
y en los ahoras y en los puede ser
lo llaman vida si no tiene herrumbre
yo manejo el deseo con mis riendas
[…]
Busco mis cómplices en la frontera
que media entre tu piel y mi pellejo
me oriento hacia el amor sin heroísmo
sin esperanza pero con memoria

por ahora el paréntesis prosigue
abierto y taciturno como un túnel

Lo dicho, recomendable.