miércoles, 28 de abril de 2010

MUNICIÓN

Bueno, pues ya ha pasado lo peor, espero. Después de que el famoso telescopio se va para Chile, las huestes de Coalición Canaria y el Partido Popular, cómo no, han encontrado un filón para “sacar lasca” al gobierno. Don Paulino, con su proverbial verbo, locuacidad sin par y conocimientos sin límites, afirma que el gobierno de España ha jugado a perder y ha permitido que una inversión de más de mil millones de euros se vaya a un país sudamericano, (le faltó poco para decir “sudaca”, pero se contuvo). Con lindezas como estas llevan varios días dando la vara, pero tan lamentable o más es que el Instituto de Astrofísica de Canarias, IAC, haya entrado en ese juego y ponga en duda la decisión del Observatorio Austral Europeo, ESO, cuando decisiones como la de una instalación como la que se discute depende de parámetros y estudios muy específicos y no de si les gusta o no el mojo palmero o el baile de los enanos.

La campaña de los agraviados se mantendrá en el tiempo porque hay expertos en quejarse, quejarse mucho, culpabilizar a otros, si es el gobierno de Madrid mejor, así la hoja parroquial de El Día tendrá tema para la primera de cada día.

Ahora lo que queda es que el conjunto de agraviados-plañideras modelo mariachi se preocupe un poco más de los niveles de paro que tenemos, que agilice ese famoso plan para poner en marcha ochenta mil puestos de trabajo y de una vez plantee medidas que puedan sacar a estas islas de la situación en la que están, de camino podría aclarar un poco los desmanes en Lanzarote, donde los casos de corrupción parecen no tener fin.

Se me olvidaba, si tienen oportunidad sigan las declaraciones de Xavier Barcons, doctor en Físicas y responsable de la delegación de España en el ESO. Aclaro que no nació en Canarias, así que sus palabras serán, para algunos, “sospechas” de estar entregado al “oro de la Moncloa”. En fin, seguimos.

miércoles, 21 de abril de 2010

LECTURAS: BABBIT. SINCLAIR LEWIS


Sinclair Lewis, premio Nobel en 1930, publica en 1922 la que es para los especialistas una de las mejores novelas norteamericanas del siglo XX: Babbitt. No tengo elementos para la comparación y el contenido de las reseñas de libros o películas de este cuaderno, sólo es la expresión de lo que he sentido al ver o leer, así que les cuento lo que me parece y vale. La editorial Nórdica Libros ha reeditado esta obra que nos acerca un poco más a

Creo que Lewis con ironía, algo de humor y trazos muy finos define al prototipo del americano de los años veinte que vive en una ciudad media de los Estados Unidos. Alguien que creyente, conservador, muy conservador y que su vida está marcada por los tópicos y los prejuicios. Babbit, nuestro protagonista, hecho así mismo, aunque su suegro es socio de la inmobiliaria que es director, está en ese nivel medio, lejos de los asalariados, de los que reniega porque están ahí porque quieren, porque son personas sin iniciativas. La lejanía con ese otro estrato que forma una élite con poder económico local, que vive en barrios muy selectos con casas espectaculares y hace vida social en clubes muy restringidos. Babbit rechaza, cuando se siente molesto a esta casta, pero anhela llegar ahí, codearse con lo más selecto de la ciudad.

Pero como lo perenne también tiene flaquezas Babbit empieza descubrir otro mundo, otras posibilidades porque cuestiona lo inmutable hasta el punto de: “Durante varios minutos, durante varias horas, durante una sombría eternidad, permaneció despierto, temblando, reducido a un terror primitivo, comprendiendo que había obtenido la libertad, y preguntándose qué podrá hacer con algo desconocido y tan embarazoso como la libertad”. [ob.cit. pág. 153]. Se iba de acampada con un amigo, sin su familia y el desasosiego por ejercer la libertad no le dejaba dormir.

No les cuento más sobre su vida, sus estereotipos y como poco a poco se tambalea el entramado que sustentaba su vida. Les dejo con algunos párrafos, espero que les resulten interesantes.

“El Comité de Resoluciones estaba informado. Decían que Puesto que Dios Todopoderoso en su sabiduría infinita había decidido trasladar a una esfera de más elevada utilidad a treinta y seis agentes inmobiliarios del estado el año anterior, la convención en asamblea decidía que lamentaba que Dios lo hubiese hecho y que debía por ello ordenarse y se ordenaba al secretario incluir esa resolución en el acta y consolar a las familias afligidas enviándoles una copia a cada una.

Una segunda resolución autorizó al presidente a utilizar quince mil dólares para presionar a la Legislatura del estado para que aprobara medidas fiscales más saludables. Esta resolución tenía mucho que decir sobre Amenazas a la actividad Comercial Honorable y liberar las Ruedas del Progreso de obstáculos miopes y desacertados” [ob. cit. pág. 196]

Esto último me suena a legitimar la corrupción. En este país muchos se apuntarían a esta resolución.

jueves, 15 de abril de 2010

LECTURAS: VIDA Y MUERTE DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA. HENRY BUCKLEY


Henry Buckley periodista inglés llega a España en 1929 como corresponsal del Daily Chronicle, llega a un país desconocido para él, pero le impresiona especialmente la miseria tan ampliamente extendida. Su interés le lleva a preocuparse por conocer más y mejor el país donde iba a trabajar, así que vive intensamente y es un testigo excepcional, entre otras cosas, de la caída de la monarquía. Su testimonio tiene el valor de ser un testimonio que ve lo acontecimientos desde fuera, como un observador ajeno a lo que está sucediendo. Analiza de forma desapasionada los primeros días de la República sus éxitos, las esperanzas puestas en su llegada, pero también analiza aquellas decisiones menos acertadas. Su carácter de hombre de fe, católico prácticamente no le ciega para analizar el papel de la iglesia como institución favorecedora de la situación de miseria de gran parte de la población española.

Henry Buckley escribió Vida y muerte de la república española en tiempo transcurrido desde el final de la guerra española y el comienzo de la segunda guerra mundial y hasta su reedición por Espasa en 2004, su contenido había quedado casi en el olvido, recuperarlo es importante por lo que aporta como cronista de una periodo tan significativo para la historia de España.

Les dejo con algunos párrafos que tienen que ver con las horas previas al 14 de abril de 1931. Espero que los encuentren interesantes.

La noche del 13 de abril me encontró haciendo guardia en las puertas del Palacio Real. Envuelto en un grueso gabán para protegerme del viento helado que bajaba del Guadarrama, pasé allí la que iba a ser la última noche de don Alfonso en España. Aunque parezca mentira, había sólo dos periodistas: un pequeño reportero español y yo…

[…] Las elecciones municipales del día anterior habían puesto en entredicho no sólo al rey, sino a la institución misma de la monarquía. Camino del Palacio había pasado por la Puerta del Sol y había contemplado a las multitudes enardecidas gritando a favor de la República. La policía apenas se molestaba en reprimirlas. Algunos agentes habían bajado de los caballos y confraternizaban con la muchedumbre, intercambiando chistes y cigarrillos. La zona del Palacio estaba acordonada y sólo se permitía el acceso a las personas que teníamos alguna misión que cumplir. Y así, mientras Madrid explotaba de júbilo, el Palacio real, a pocos metros de distancia de la Puerta del Sol, estaba sumido en el silencio y aparecía triste y solitario, como si se encontrara a muchos kilómetros de distancia y ya no pertenecía a la realidad del país…

[…] Fue esa noche cuando don Alfonso constató la soledad en la que se encontraba. Y es que el que siembra vientos recoge tempestades. […] Esta noche tu pueblo mismo te está juzgando… ¿Y cómo te juzga? Volviéndote ostentosamente la espalda… Un pueblo tan agradecido como ha sido tradicionalmente el español está celebrando, a pocos metros de aquí, tu inminente caída… Hasta los políticos que tanto te necesitan te desprecian. Y me imagino que nunca habrías esperado que el Ejército, que te había ayudado a sofocar tímidos intentos democráticos producidos a lo largo de tu reinado, te abandonara en esta hora de la verdad… [ob. cit. pág. 49 y sigs.]

miércoles, 14 de abril de 2010

LECTURAS: MADRID: EL ADVENIMIENTO DE LA REPÚBLICA. JOSEP PLÁ

14 de abril de 1931. Siete de la mañana

Me despierto, sacudido por el coche cama, me visto y me voy a desayunar al vagón restaurante. El señor Cambó, en la mesa del fondo, habla con un señor desconocido. Me hace una señal, me acerco y tras la presentación de rigor me siento a desayunar. El señor es un gran nombre de la burguesía catalana, un industrial importante. En el vagón todos hablan de lo que va a ocurrir. Nos envuelve un ambiente de profecía. El industrial sufre. Querría plantearle una cuestión al señor Cambó, pero no se atreve. […] El industrial contempla un rato el paisaje que huye y, de repente, la cara le sonríe.

-¿Qué quiere que le diga? –suelta, dirigiéndose al señor Cambó con una tartine au beurre en la mano-. Este paisaje no parece muy republicano.

-¡Coma y cállese! –contesta rápido el señor Cambó, con una cara dura y embarazada….

Hacia las once y media de la mañana

Salgo de la estación, encuentro una habitación en un hotel de la plaza de Santa Ana y enseguida me pongo en marcha. Compro los periódicos y entro en el café Riego (antes Fornos) para leerlos. El café está vacío. Me sorprende la postura de los periódicos, sobre todo la de los más ligados al movimiento republicano. Su punto de vista es que los resultados electorales del 12 de abril son muy importantes, pero que sería prematuro empezar a hablar de triunfo completo. En general, es como si quisieran dar a entender que unas elecciones municipales no pueden tomarse como una plataforma decisiva para cambiar el régimen. Hay que esperar a las elecciones generales para ver qué se debe hacer, y en definitiva, qué pasará.

En ésas, entra en el café mi viejo amigo C…, redactor político de uno de los periódicos más conocidos y leídos de Madrid.

[…] Acabo de hablar con don Fernando de los Ríos – contesta-. Está radiante. Dice que la República va a implantarse en España de manera indefectible antes de dos años.

-¿Es profeta don Fernando?

-En este país, casi todo el mundo lo es.

[…] Voy al Ministerio de Hacienda. Me pingo en contacto con entourage del señor Joan Ventosa, ministro del ramo. Ningún nerviosismo. Todos están de lo más tranquilos. Pregunto. Respuestas vagas. Vuelvo a preguntar. Me hago pesado. Tengo la sensación de que quien lo sabe todo y de que la consigna es mantener el secreto. Por fin consigo llegar a la mismísima raíz de la información.

-¿Quiere saber si va a venir la República? –me dicen-. Esto está resuelto desde ayer.

-¿Desde ayer a la salida del Consejo de Ministros?

-Exactamente.

Hacia las tres y media de la tarde

A esta hora, los pocos transeúntes que pasean por el cruce formado por la Castellana y la calle de Alcalá observan con asombro cómo una bandera sube lentamente por el mástil del Palacio de Comunicaciones. Al otro lado de la Castellana está el Banco de España, y en el otro ángulo de Alcalá, los jardines del palacio de Godoy, sede del Ministerio de la Guerra.

La bandera que sube por el mástil es la bandera republicana. La noticia corre como una exhalación y una riada de gente sale de los cafés y los establecimientos colindantes a ver la bandera.

[…] La bandera permanece inmóvil, porque no hace viento y la tarde está clara y magnífica –primaveral-. […] de la perplejidad inicial se pasa rápidamente al entusiasmo. Ha bastado un segundo. Una vez constatado el hecho, veo que el enorme gentío tiene tendencia a subir por la calle de Alcalá, hacia la Puerta del Sol. La cosa está consumada.

Josep Plá [1897-1981] publicó en estas crónicas de los primeros meses después de la caída de la monarquía, así como su particular visión sobre los acontecimientos es importante la que da de los personajes protagonistas de este momentos cruciales y de esperanza en España. Recomendable su lectura.

lunes, 12 de abril de 2010

LECTURAS: COLD SPRING HARBOR. RICHARD YATES


Los decepcionados de la vida, los personajes anónimos, que de la vida sólo esperan algo para quejarse o para beber son los que Richard Yates retrata en Cold Spring Harbor, 2009; RBA. La reedición de esta novela tiene seguramente que ver con el éxito de la adaptación al cine de Vía revolucionaria, novela de 1961 que Sam Mendes ha llevado al cine. Cold Spring Habor es posterior, 1986, sin embargo ambas inciden en descarnar a la familia media americana y arañar el barniz de modernidad, de familia modelo que se ha querido transmitir.

Son tan patéticos estos decepcionados de la vida, los pinta Yates tan pobres de todo, de espíritu, de ambiciones por vivir, por alcanzar algo de felicidad que dan pena y Yates no tiene ni la más mínima consideración con los personajes que recrea, incluso el marco en el que se mueven es acorde con ellos, la ciudad, la vivienda. Gloria Drake es: “Quizá no tenía más de cincuenta años, pero si había sido atractiva en otro tiempo, nadie lo habrá dicho. Su pelo era de un tono entre amarillo desvaído y gris claro, como si el humo de muchos cigarrillos lo hubiera tiñendo con los años, y aunque se podía afirmar que conservaba una buena figura, era ésta tan frágil, enclenque y menuda que no te la imaginabas haciendo otra cosa en la vida que pasar el rato en aquel sofá manchado de café”.

O Charles, militar retirado antes de tiempo por problemas de vista, casado con una alcohólica depresiva, o al revés: “Charles tuvo la impresión de que hacía semanas, o meses, que no se oía la voz tanto rato seguido, y ni siquiera estaba seguro todavía de haberse explicado bien…”

“En esta familia artificial, la cena fue el momento más deprimente del día ya desde el principio…

Evan Shepard casi nunca levantaba la vista del plato, ni siquiera para contestar a las preguntas que su mujer le hacía en murmullos, y aquella obcecada concentración parecía sugerir que el acto de comer, no menos que el trabajo de cada día o que engendrar hijos, no era sino otra faceta de la misión de un hombre en este mundo. Cuando no necesitaba ambas manos para pinchar y cortar la carne, el musculoso antebrazo de su mano libre quedaba siempre en la misma posición de descanso, escorado sobre el canto de la mesa, con el puño semicerrado o sujetando una rebanada de pan doblada, y a Phil le resultaba intrigante este gesto peculiar: así comían los héroes de la clase obrera en las películas. Intentó copiarlo varias veces, pero no le salía con naturalidad y sólo conseguía sentirse avergonzado. Una de las pocas cosas que había aprendido en Irving –sin saber que la hubiese aprendido- era que en un cole privado había que comer con un codo bien visible encima de la mesa y la mano libre desaparecida, colgando lánguidamente sobre el regazo. Y a esa postura, sin darse cuenta, había acabado por volver; con razón mucha gente opinaba que de los colegios privados sólo salían chicos mimados o medio mariquitas.

-Cariño- dijo Rachel (y a Phil siempre le sobresaltaba oírla pronunciar esa palabra como si fuera el nombre de pila de su marido)-, ¿te gusta esta ensalada, o quieres que prepare otro aliño?

-No, déjalo –dijo Evan con la boca llena, los labios relucientes de aceite de oliva-. Está bien así”. [ob. cit. págs. 89-90]

En fin, espero que les haya resultado sugerente lo que han leído, aunque son historias de los que llamo decepcionados de la vida, pero también existe, viven y creo que a su manera buscan un poco de felicidad.