jueves, 19 de junio de 2008

TZVETAN TODOROV


El pasado dos de julio escribía en esta recién estrenada , por aquellas fechas, página de reflexiones que Todorov era mi segundo candidato para recibir el “Príncipe de Asturias”, de la lista de los propuestos. Este año le ha correspondido de lo que me alegro.
No es de los textos más recientes, pero es uno de sus trabajos sobre antropología, fundamental, bueno a mí me lo parece y por eso incluyo.

“La buena interacción de hijo con sus padres o con las personas que lo reemplazan es, evidentemente, responsable de su salud mental, presente y futura. Si ha tenido en la primera infancia la certeza de ser amado –con ese amor incondicional que los niños reclaman a sus padres- el adulto se enfrentará con más serenidad las pruebas que le esperan en la vida. El apego inicial, Bowlby ha insistido mucho sobre ello, es la única base sólida sobre la cual se puede construir la personalidad. Pero, como todos saben, los accidentes que esperan al individuo en este recorrido son innumerables, y la vía de la “buena interacción” no es fácil de encontrar”.

La vida en común; Tzvetan Todorov. Taurus, 1995 (pág. 112)
Foto: El País

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