Anoche, noche de cine en casa, volví a ver la película El Dilema [The Insider], 1999 del director Michel Mann, creo que no destruyo el interés por la misma si transcribo la sinopsis que hace una página de cine: “Jeffrey Wigand, científico y directivo de la famosa tabacalera norteamericana Brown & Williamson, descubre el secreto celosamente guardado por la industria tabacalera sobre las sustancias que crean adicción en los fumadores. El productor del programa 60 minutes, Lowell Bergman, arriesga su carrera para poner frente a las cámaras a Wigand, que ve como su vida entera se viene abajo al revelar la verdad a la opinión pública. Nadie saldrá indemne en esta enfurecida batalla de la lucha contra la industria del tabaco. Nada volverá a ser como antes”. (FILMAFFINITY).
Cuando terminas de verla vuelves a las preguntas habituales sobre el periodismo de investigación, la libertad de los periodistas, los intereses de las empresas periodísticas y esas cosas. La mañana del domingo en la prensa para seguir con los interrogantes de la noche lees la columna de Soledad Gallego-Díaz en El País y la de Horacio Verbitsky en Página 12, y de nuevo te vienen las preguntas sobre el trabajo periodístico y cómo se hace éste. Asediado por los miedos de las administraciones, el caso del accidente en Barajas y la forma de comunicar lo sucedido, sirve como ejemplo; la falta de profesionalidad de algunos medios y periodistas que no están a la altura de un trabajo como el de informar, pues hacer opinión es lo fácil, es lo propio de los intrusos que hablan de lo divino y lo humano y que se auto-titulan como columnistas, que hacen lo mismo que los demás ciudadanos, pero por razones que no vienen al caso tienen su hueco entre la publicidad de los periódicos. Las propias empresas de comunicación que usan las imágenes y los testimonios de familiares de fallecidos sin piedad y sólo en busca de lo más dramático, lo más impactante, aunque nos aporte información alguna.
En fin, que eso de hacer periodismo es muy complicado y no se puede dejar en manos de intrusos que sólo saben enredar. Recomendable la película y las columnas de Soledad y Horacio, (disculpen la confianza, pero el hábito de leerlos me da cierta familiaridad).
Comunicación en crisis
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 07/09/2008
Hace ya mucho tiempo que los expertos en comunicación saben que no hay nada más difícil que hacer frente a una situación de crisis provocada por circunstancias absolutamente impredecibles, como, por ejemplo, un accidente. Desde hace ya mucho tiempo se sabe que lo más eficaz es haber preparado previamente un equipo de comunicación especializado, que, llegado el caso, entre en funcionamiento de manera inmediata y automática, y que tenga capacidad y autoridad para recolectar la información necesaria en todos los niveles y para distribuirla, lo más rápida y ampliamente que pueda.
La primera de las recomendaciones de estos equipos especializados es "dilo todo, dilo rápido, di la verdad", y la segunda, "responde rápido a todo lo que te pregunten, tan clara y concisamente como puedas". Y, por encima de todo, "no dejes que tomen las decisiones sobre la información o la comunicación ni abogados ni políticos. Por muy buena intención que tengan, en casos de crisis, no son nunca buenos portavoces".
Todo esto viene a cuento de la política de información que rodeó el accidente aéreo del pasado día 20. Superada la conmoción social que provoca una tragedia como esa, y a la espera de que los expertos, con toda la calma y todo el tiempo que precisen, sin agobios ni acosos, determinen cuáles fueron las causas del siniestro, quizá es el momento de comentar los problemas de comunicación que surgieron en aquellos momentos. Especialmente porque es muy probable que respondan a un concepto informativo muy equivocado que, lamentablemente, se va extendiendo en la sociedad española.
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LOS PREMIOS DE LA FUNDACION DE GARCIA MARQUEZ
La Corte del Rey Gabo
Verbitsky integra el Consejo Rector de la Fundación de García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Esta semana participó en México en el seminario sobre calidad periodística, la entrega de premios 2008 y el seminario con los ganadores. Esta es su crónica.
Por Horacio Verbitsky
Desde Monterrey
Las rutinas y los goces. García Márquez con todos los asistentes al Seminario.
El seminario sobre Calidad Periodística que organiza aquí la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano y la ceremonia de entrega de sus premios anuales tienen el aire perturbador de un déjà vu para quienes asisten todos los años. Pero es una fiesta renovada para aquellos que llegan por primera vez con los ojos y el corazón abiertos, razón principal para que los veteranos se resignen a cada nueva edición.
Encerrados siempre en el mismo hotel de siete estrellas, que tanto podría estar en Karachi como en Madrid, Alaska o la Luna, los participantes se someten a un programa recurrente. En los paneles se cuentan experiencias y se discuten propuestas, con exposiciones breves y debate escueto, bajo el reloj atento de un moderador apurado por dejar el sitio para el panel siguiente.
Todo muy conceptual y reglado. Como tiene 87 años y un reconocimiento general por su obra, José Salgar dice sin medias tintas que este año allí se hablaron pavadas. Fue el primer editor periodístico de Gabriel García Márquez, que piensa lo mismo, y el primer homenajeado de la Fundación por su trayectoria. Los premios son entregados en el MARCO, un Museo de Arte Contemporáneo que nunca hay tiempo para admirar como se merecería, y el formato es el de un programa de televisión. Por ese medio la transmisión llega a todo México y a otros países.
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