Hace treinta y dos años, en la noche del quince al dieciséis de septiembre los militares argentinos secuestraron y torturaron a varios alumnos de secundaria de La Plata. Es un episodio más de sangre de la dictadura militar argentina, que tiene mayor alcance por quienes son objeto de la represión. No nos debe extrañar que los adolescentes fueran objeto de represión, porque los militares mantenían que “una generación de argentinos estaba perdida”, expresión que manejaban no para justificar sus actos, que no lo hacían sino simplemente para vejar más, si cabe, a los jóvenes que mostraban su disconformidad, previo al golpe y durante el mismo.
Sobre este hecho conocido como “la noche de los lápices” hay bastantes documentos y testimonios que ahondan en la barbarie y en el horror. La película del mismo nombre dirigida por Héctor de Olivera nos muestra la secuencia de los hechos y el contexto de los jóvenes que son detenidos y torturados. La película relaciona la detención de este grupo de jóvenes con la lucha por el boleto de transporte, mientras que algunos de los testimonios recogidos asocian la detención con la militancia sindical. En cualquier caso el hecho no tiene justificación alguna y es un mérito que asociaciones de expresos, de familiares de desaparecidos y secuestrados mantengan viva la memoria y la dignidad de los que cayeron a manos de esta dictadura.
Tomemos ejemplo.
Para ampliar la información:
Horacio A. Ungaro [Secuestrado y desaparecido esa noche]
Colectivo de ex-presos políticos [Porque tenemos memoria y sabemos la verdad luchamos por la justicia]
La película La noche de los lápices [completa]
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