A Daniel Pennac le debemos una obra Como una novela, 1993, que comienza así: El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo “amar”…, el verbo “soñar”…
Claro que siempre se puede intentar. Adelante: “¡Ámame!” “¡Sueña!” “¡Lee!” “¡Pero lee de una vez, te lo ordeno que leas, caramba!”
-¡Sube a tu cuarto y lee!
¿Resultado?
Ninguno. [Como una novela, pág. 11; Anagrama, 1998]
El próximo viernes se anuncia la publicación de un nuevo trabajo, que por su título Mal de escuela, Mondadori, y por la condición de profesor de secundaria que tienePennac, actualmente sólo se dedica a escribir, se está haciendo ya de esperar. Cuando la lea ya les diré lo que me parece.
El 'torpe' Pennac
OCTAVI MARTÍ 06/09/2008
La cita es en pleno Vercors, en las afueras del pueblecito, en su casa de veraneo. Y casa de escritura. Daniel Pennac (Casablanca, 1944) se refugia ahí para descansar o para poner en solfa un nuevo libro. Y para pasear en bicicleta o a pie por ese valle y esas montañas que, a finales de septiembre, ya pueden recibir las primeras nieves. Hoy, a almorzar, nos espera acompañado de otro escritor, Tonino Benacquista, novelista y guionista de quien Pennac dice: "Así como la mayor parte de la gente escribe por haber escrito, Tonino escribe por escribir". O lo que es lo mismo, quiere hacer películas, no ser director de cine.
Pennac es otra cosa. A él la literatura le salvó la vida. A Tonino puede que se la haya cambiado, pero no fue el salvavidas al que agarrarse cuando todo parecía perdido. Bueno, los salvavidas fueron la literatura y el amor. La primera en forma de profesor con una intuición genial, el amor en forma de chica que cree en él, en el último de la clase, en el más torpe del pelotón de los torpes, el cancre, como dicen los franceses. Ahora Mondadori publica en España Mal de escuela (Chagrin d'école), el relato y las reflexiones que le inspiran ese rescate, un libro en cuya contraportada incluye un boletín escolar de Pennac por el que aprendemos que el profesor de francés le consideraba "un alumno alegre pero un triste alumno", el de matemáticas lamentaba que careciera de bases, mientras que para el de inglés "habla mucho pero ni una palabra en inglés". El de dibujo dice algo parecido: "Dibuja por todas partes excepto en clase".
Mal de escuela podría ser un libro sobre la enseñanza, los problemas de la enseñanza, un ensayo, pero no es eso porque "estadísticamente todo se explica, personalmente todo se complica". Y Pennac habla de él, del cancre Pennac y de los cancres que ha conocido cuando, luego, él pasó a ser profesor. "Que la palabra cancre no exista en castellano me recuerda ese viejo proyecto de hacer un diccionario universal de palabras que no existen en otros idiomas, un diccionario de palabras que no existen pero son imprescindibles. La realidad existe en todas las latitudes pero no siempre tiene la palabra adecuada. La saudade de brasileños y portugueses también nos alcanza a los franceses pero carecemos del término exacto. Ustedes, en España, pueden adjetivar la vergüenza y calificarla de ajena cuando provoca un efecto de empatía, pero eso en Francia no lo hacemos".
Clara Sánchez nos ayuda con su perfil a contextualizar a D. Pennac, su lectura es recomendable.
PERFIL: EN PORTADA - Perfil
Un planeta en miniatura
CLARA SÁNCHEZ 06/09/2008
Daniel Pennac ha sido profesor de enseñanza media y actualmente reside en Belleville, un barrio popular y multirracial de París. Simplemente estos dos datos nos sirven para encontrar una gran coherencia interna entre su labor literaria, su vida y su compromiso con la sociedad. De hecho, su última novela, Mal de escuela, el ensayo Como una novela y un buen puñado de libros infantiles revelan su gran preocupación hacia la educación. Y Belleville se ha convertido en el espacio poético donde hacer vivir a la familia Malaussène, compuesta de seres entrañables que suelen encontrarse envueltos en extrañas y complicadas situaciones. Pero es su cautivadora voz narrativa, llena de sentido del humor y tensión, la que otorga un lugar de honor dentro de la novela negra a las obras que componen la saga: La felicidad de los ogros, El hada carabina, La pequeña vendedora de prosa, Los frutos de la pasión o El Señor Malaussène.
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