“Ay, qué vivos son los ejecutivos”
Una reflexión sobre la caída del modelo neoliberal, sobre los supuestos que reinaron en el mundo y su vertiginosa descomposición.
Por Santiago Diehl *
Por una vez, hagamos leña del árbol caído. Al fin y al cabo, es el baobab más grande del bosque, el que proyectaba su sombra a todo el mundo y se chupaba toda la luz y el agua. ¡Y qué ruido que está haciendo al caer! Si todos lo escuchamos, debe ser que se cae nomás.
Hablamos del fin del neoliberalismo, esa doctrina económica que hizo del mundo un lugar cada vez más injusto, y por lo tanto más inseguro y violento. En América latina, la región más desigual del planeta, sabemos bien de qué se trata la cuestión. En realidad, acá lo sabemos hace rato, porque los que se llaman a sí mismos liberales siempre fueron conservadores. Parece que ahora se están enterando en el resto del planeta. Y si no, repasemos algunas declaraciones emitidas desde el corazón del imperio esta última semana:
“La crisis de Wall Street es al fundamentalismo de mercado lo que la caída del Muro de Berlín fue para el comunismo.” No lo dijo Hugo Chávez, lo dijo Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y ex economista en jefe del Banco Mundial. “Nos hemos convertido en una república bananera pero con armas atómicas. Estamos gobernados por un conjunto de inoperantes y chiflados”. No lo dijo el presidente de Ucrania, lo dijo el economista estadounidense Paul Krugman, columnista estrella del New York Times y flamante Nobel de economía. Otra declaración que no se oye todos los días: “El problema es que no tenemos confianza en las instituciones”. No lo dijo Fernando de la Rúa, lo dijo John McCain, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. .........[+]
Todos estamos de acuerdo. Esto de la crisis ha acabado con el mito de la invulnerabilidad del mercado, aunque siempre estaría en un equilibrio inestable. Quienes más saben de esto, de economía, insisten en el tema de la confianza, que sin ella no volverá de nuevo a reactivarse el mercado y sería imposible sin ese primer paso dado por los gobiernos y bancos centrales que ha sido poner dinero público para que el sistema no cayera, no por su propio peso sino por su propia inoperancia. Ahora toca que se abandone la sobrevaloración de los activos y los responsables de las irresponsabilidades alimentadas por la codicia han puesto al sistema al pie de los caballos, mientras directivos de bancos y entidades financieras han salido por la puerta de atrás, pero con su contrato blindado y sus bonus anuales intactos. Ahora toca esperar para invertir y si hace falta alterar los precios de forma artificiosa, se hace y en paz. A esperar que es lo que toca ahora.
PD.- Don Leopoldo Abadía desatasca eso de la crisis y lo explica. Su blog es muy interesante.
I parte
II parte
Lo mismo pero con más humor en Buenafuente
Tomas Gonzalez,estará hoy en radio SAN BORONDON,portavoz del Cho Vito,gracias por acordarte de este problema,no todos lo hemos olvidado.
ResponderEliminarUn ahorrador es un imbecil que inmoviliza mil francos para ganar cinco, e ignora cuántas cosas bellas se pueden hacer con mil francos.
ResponderEliminarTristan Bernard
No robes: de esta manera no tendrás nunca suerte en los negocios. Haz trampas.
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Los pobres se envanecen de sus gastos; los ricos, de sus economías.
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