Mientras doña Milagros se encarga de demoler hasta los cimentos la enseñanza pública (lo dicho, los libros de textos –las ayudas- no llegan, sustitutos que no se nombran o algún superior que no ha comenzado), sus socios en el gobierno autonómico respaldan allí donde pueden la “insumisión” contra la educación para la ciudadanía como es el caso de la comunidad valenciana donde el regodeo llega a impartirla en inglés. Piensan poco pero cuando lo hacen se les retuercen las neuronas. Lo dicho, mientras unos se dedican a eso de pisar los charcos, otros defienden esa escuela por la llevamos años bregando sin que hayamos podido consolidar un modelo que quede fuera de estas luchas casi pueblerinas y pegadas a las sotanas con olor a incienso.
Sugiero la lectura del artículo de Fernando Savater en el suplemento de Babelia de hoy once de octubre y como hace referencia a dos trabajos publicados recientemente sobre la escuela, uno de Pennac, “Mal de escuela” y El profesor en la trinchera” de José Sánchez Tortosa [La Esfera de los Libros, 2008] me voy a tomar la libertad de transcribir algunos párrafos de este último. Ambas publicaciones son recomendables.
“Los alumnos que perturban en clase son, en realidad, unos conformistas, una panda de conservadores resignados a la fatalidad que la naturaleza y/o la sociedad les dicta, unos reaccionarios que persisten en la inercia de que otros piensen por ellos, de guiarse por lo que ya está implantado, lo que nunca puede ser nuevo aunque se disfrace de novedad. Lo que hacen es perpetuar las diferencias establecidas, en lugar de rebelarse contra ese destino por medio del estudio y del conocimiento. Y además son déspotas, tiranos que imponen a los demás y a sí mismos idéntica servidumbre ruidosa. La educación proporciona las armas para rebelarse ante la fatalidad de lo real, ante la tiranía de la naturaleza y sus jerarquías impuestas, que condenan a la ignorancia y a la esclavitud, a la lucha por la supervivencia, a la ley del más fuerte, a un fascismo primitivo (apolítico o prepolítico), a un estado salvaje.
Por eso también los cobardes necesitan estar arropados por la masa, por el número. Su cobardía sólo se disfraza de valentía con el apoyo de la hinchada que le jalea, lo convierte en eficaz, frente a la soledad del profesor y de los pocos que no se resignan y se esfuerzan por estudiar. En soledad es incapaz de triunfar, de imponerse. Cuenta a su favor con el hecho de que es más fácil, más tentador, casi inevitable, apoyarle que ignorarle, contribuir al barullo que permanecer en la concentración del estudio. Una multiplicación o una redacción se hacen en soledad. Para el ruido puede uno unirse a los demás. Pero cuando no es seguido por ningún compañero –lo cual es una excepción en nuestras aulas-, el cobarde sucumbe a la benéfica y liberadora plaga del silencio”. [págs. 36-37]
La educación irremediable
Fernando Savater 11/10/2008
Durante muchos años, algunos nostálgicos hemos mantenido intacto el culto a la escuela republicana francesa como ideal de esa educación ilustrada, igualitaria y laica que en tantos sitios nunca se ha logrado y en otros parece haberse perdido. Sin embargo, hoy también ese envidiable parangón está en entredicho y padece peligrosas asechanzas. Pero como quien tuvo retuvo, esa relativa degradación es vista como un serio problema social y político por nuestros vecinos. Menudean los artículos sobre el tema en los principales periódicos y han aparecido o están a punto de aparecer diversos libros que debaten la situación con amplio eco público. El proceso de corrupción gradual de la escuela republicana sigue pautas que nosotros en España conocemos ya bastante bien: los reaccionarios de derechas que se oponen a la separación efectiva de la Iglesia y el Estado pretenden en cambio imponer la separación gradual del Estado y la educación. A este fin procuran presentar como una "modernización" cuanto favorece el crecimiento de la escuela privada, con un truco impecable: lograr que quienes compiten con ella desde lo privado, por medio de concertaciones, lo hagan con el apoyo de los mismos fondos públicos.
El paso siguiente será el bono o cheque escolar, que permitirá a los padres mayor capacidad de elección de centro... lo cual favorece a quienes tienen más nivel cultural previo para ejercer la elección y desprotege a las familias que poco o nada saben de tales cuestiones. Ya no se trata de "los chicos con los chicos, las chicas con las chicas" sino también "los hijos de los cultos y los acomodados con sus iguales, los pobretes con quienes les toque al final de la cola". Como concluyó un estudio llevado a cabo en 2007 por la APED (Appel Pour une École Democratique), "en el contexto de los países industrializados avanzados de Europa occidental, el aumento de libertad de elección en materia de enseñanza primaria y secundaria se traduce como media por un aumento importante de la determinación social de las prestaciones escolares y por tanto de la desigualdad". En Francia esto equivale a un empobrecimiento de recursos para la educación pública, disminución de horas de clase (sólo cuatro días a la semana), temarios cada vez más escuálidos y confusos... Esto es al menos lo que denuncia el diputado socialista Jack Lang, que fue ministro de Cultura y ministro de Educación, en su carta a Xavier Darcos (actual ministro de Educación) titulada L'école abandonée (editorial Calman-Lévy) y también lo que sostiene Muriel Fitoussi en su Main basse sur l'école publique (editorial Demopolis), libros destinados a crear polémica en esta rentrée.
Desde luego, este nivel de discusión no tiene lugar entre nosotros. Aquí la cuestión educativa fundamental es el tema de la asignatura Educación para la Ciudadanía, convertida en problema por la manipulación mentirosa de la jerarquía católica secundada por los representantes más miopes del PP, querella encima achacada por algunos medios a la intransigencia gubernamental, cuando el ministerio ha estado siempre a la defensiva en este tema y de modo bastante timorato. Resulta que después de tantos seminarios y discursos sobre la urgencia de la "educación en valores", ahora los inquisidores decretan que educar en valores es adoctrinamiento intolerable: y últimamente ya no sólo van contra la Educación para la Ciudadanía sino también contra la de Ciencias para el Mundo Contemporáneo, culpable de contraponer el trabajo científico basado en pruebas a las creencias, que quedan reducidas a meras opiniones (según denuncia ese nuevo Malleus Maleficarum que es el suplemento Alfa & Omega de Abc). ¡Y éstos son los que llaman arcaicos a los "progres"! [+]
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