“Culpables, millonarios e impunes”
Por: Elespectador.com [Aura Lucía Mera]
SÍ, CON COMILLAS EL TÍTULO, PUES lo copié de la revista Negocios de El País de Madrid en un artículo publicado el domingo 12 día de la “raza”... no sé de cuál raza.
Paréntesis para afirmar con tristeza de lo observado estos días por las calles del Madrid residencial: señoras de la cuarta edad, ya no en la primavera del otoño sino en la antesala del invierno eterno, paseadas, literalmente, por damas de compañía ecuatorianas, colombianas, bolivianas, quienes tienen que renunciar a sus propios hijos, a sus propios hogares, a sus vidas y sus patrias, por ganar en euros y poder ahorrar para retornar algún día y ofrecerles una vida digna a sus familias. Me dio la sensación de que seguimos siendo colonizados. Los conquistadores de antaño son los empleadores de hoy. Hace más de quinientos años ellos, los amos, estaban apoderados de tierras americanas. Hoy son los americanos que pisan tierra ibérica. Pero siempre en condiciones de desigualdad económica y social. Increíble que en todos estos cientos de años nosotros los latinos no hubiéramos sido capaces de crear países con condiciones de equilibrio, seguridad, empleo, educación, salud, etc. Así como estas “damas de compañía”, también observo obreros de la construcción, albañiles, mensajeros, niñeras y porteros. Nada ha cambiado. A excepción, como siempre, de la minoría privilegiada, seguimos en plena colonización.Pero mi comentario de hoy viene a cuento con el título plagiado, que hace un análisis perfecto, elaborado por Ramón Muñoz en el que denuncia esa casta intocable de los directivos, empresarios, banqueros, consejeros de las grandes corporaciones, que mandaron la economía mundial al carajo, pero siguen siendo la excepción a cualquier regla. Este cataclismo financiero, que se veía venir, porque todo era a base de mentiras y dineros virtuales, no los toca. Han salido de sus puestos, pero con sus propias bolsas repletas de millones de dólares. Stanley O’neall se retiró con 161 millones. Charles Prince cuarenta millones, lo mismo que Richard S. Fuld. Directivos respectivos de Merrill Lynch, Citigroup y Lehman. Antgelo Mozilo, de Countrywide, se fue a su casa con más de docientos millones. James Cayne, de Bear Stearns, en medio de la crisis, cuando los inversores se dieron cuenta de que algo no funcionaba y empezaron a reclamar su dinero, se retiró a Nashville a participar en un torneo de bridge, sin contestar jamás el teléfono ni responder e-mails. Después se retiró com más de cien millones. El afroamericano, hijo de un jornalero negro de Alabama, presidente de Merrill Lynch no perdonó ni un dólar de sus ciento sesenta millones de “indemnización”. Y sigue la lista que desenmascara Ramón Muñoz en El País de Madrid.Inconcebible que ante los ojos del mundo entero —en pleno siglo XXI y globalizados— estemos todos siendo cómplices de las fechorías de estos sinvergüenzas descastados que han puesto a temblar el mundo financiero, con las consecuencias letales de mayor desempleo, mayores injusticias sociales, más hambre y más desigualdad. Y ellos tan campantes. Cayeron, como dice Muñoz, en paracaídas dorado. Por menos están las cárceles repletas. Por menos se cortaron cabezas no hace mucho tiempo. Por menos se gestaron revoluciones históricas. Pero no. La globalización nos ahuevó a todos. Bush y su equipo defecaron en el ventilador mundial y todos acoplándonos al hedor. Que vergüenza.
Dirección web fuente:
http://www.elespectador.com/columna43594-culpables-millonarios-e-impunes
Aura Lucía periodista de El Espectador de Bogotá pone el énfasis de nuevo en los "culpables" que con nombre y apellidos, incluida la codicia y la falta de escrúpulos han reventado el sistema financiero y han puesto en evidencia la fragilidad del mismo que parece que es inherente porque siempre se dice lo mismo, la fragilidad pero que no se corrige definitivamente., aunque algunos países -sus sistemas financieros- están afrontado mejor los desvaríos codiciosos de sus ejecutivos. Ojalá salgamos reforzados de esta debacle. Lo dicho hay que ponerlos delante de un juez por practicar esta economía de casino.
Por: Elespectador.com [Aura Lucía Mera]
SÍ, CON COMILLAS EL TÍTULO, PUES lo copié de la revista Negocios de El País de Madrid en un artículo publicado el domingo 12 día de la “raza”... no sé de cuál raza.
Paréntesis para afirmar con tristeza de lo observado estos días por las calles del Madrid residencial: señoras de la cuarta edad, ya no en la primavera del otoño sino en la antesala del invierno eterno, paseadas, literalmente, por damas de compañía ecuatorianas, colombianas, bolivianas, quienes tienen que renunciar a sus propios hijos, a sus propios hogares, a sus vidas y sus patrias, por ganar en euros y poder ahorrar para retornar algún día y ofrecerles una vida digna a sus familias. Me dio la sensación de que seguimos siendo colonizados. Los conquistadores de antaño son los empleadores de hoy. Hace más de quinientos años ellos, los amos, estaban apoderados de tierras americanas. Hoy son los americanos que pisan tierra ibérica. Pero siempre en condiciones de desigualdad económica y social. Increíble que en todos estos cientos de años nosotros los latinos no hubiéramos sido capaces de crear países con condiciones de equilibrio, seguridad, empleo, educación, salud, etc. Así como estas “damas de compañía”, también observo obreros de la construcción, albañiles, mensajeros, niñeras y porteros. Nada ha cambiado. A excepción, como siempre, de la minoría privilegiada, seguimos en plena colonización.Pero mi comentario de hoy viene a cuento con el título plagiado, que hace un análisis perfecto, elaborado por Ramón Muñoz en el que denuncia esa casta intocable de los directivos, empresarios, banqueros, consejeros de las grandes corporaciones, que mandaron la economía mundial al carajo, pero siguen siendo la excepción a cualquier regla. Este cataclismo financiero, que se veía venir, porque todo era a base de mentiras y dineros virtuales, no los toca. Han salido de sus puestos, pero con sus propias bolsas repletas de millones de dólares. Stanley O’neall se retiró con 161 millones. Charles Prince cuarenta millones, lo mismo que Richard S. Fuld. Directivos respectivos de Merrill Lynch, Citigroup y Lehman. Antgelo Mozilo, de Countrywide, se fue a su casa con más de docientos millones. James Cayne, de Bear Stearns, en medio de la crisis, cuando los inversores se dieron cuenta de que algo no funcionaba y empezaron a reclamar su dinero, se retiró a Nashville a participar en un torneo de bridge, sin contestar jamás el teléfono ni responder e-mails. Después se retiró com más de cien millones. El afroamericano, hijo de un jornalero negro de Alabama, presidente de Merrill Lynch no perdonó ni un dólar de sus ciento sesenta millones de “indemnización”. Y sigue la lista que desenmascara Ramón Muñoz en El País de Madrid.Inconcebible que ante los ojos del mundo entero —en pleno siglo XXI y globalizados— estemos todos siendo cómplices de las fechorías de estos sinvergüenzas descastados que han puesto a temblar el mundo financiero, con las consecuencias letales de mayor desempleo, mayores injusticias sociales, más hambre y más desigualdad. Y ellos tan campantes. Cayeron, como dice Muñoz, en paracaídas dorado. Por menos están las cárceles repletas. Por menos se cortaron cabezas no hace mucho tiempo. Por menos se gestaron revoluciones históricas. Pero no. La globalización nos ahuevó a todos. Bush y su equipo defecaron en el ventilador mundial y todos acoplándonos al hedor. Que vergüenza.
Dirección web fuente:
http://www.elespectador.com/columna43594-culpables-millonarios-e-impunes
Aura Lucía periodista de El Espectador de Bogotá pone el énfasis de nuevo en los "culpables" que con nombre y apellidos, incluida la codicia y la falta de escrúpulos han reventado el sistema financiero y han puesto en evidencia la fragilidad del mismo que parece que es inherente porque siempre se dice lo mismo, la fragilidad pero que no se corrige definitivamente., aunque algunos países -sus sistemas financieros- están afrontado mejor los desvaríos codiciosos de sus ejecutivos. Ojalá salgamos reforzados de esta debacle. Lo dicho hay que ponerlos delante de un juez por practicar esta economía de casino.
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