El arma secreta de Franco
Una investigación de EL PAÍS descubre en una oficina del Ejército de Tierra un lote de las máquinas Enigma, que, compradas a Hitler, permitieron al bando nacional encriptar mensajes
RAFAEL MORENO IZQUIERDO 11/10/2008
Franco contó durante la Guerra Civil con un arma secreta que le permitió estar conectado de forma segura y permanente con sus principales generales para coordinar las ofensivas bélicas y mantener a los militares republicanos ciegos sobre sus intenciones. Era una especie de máquina de escribir que consistía en un sofisticado sistema de cifrado para su tiempo fabricado por la Alemania nazi y denominado Enigma. EL PAÍS ha encontrado estas máquinas secretas españolas, que han permanecido ocultas más de 70 años.
En una oscura oficina del cuartel general del Ejército de Tierra, muy cerca de la plaza de Cibeles, se acumulan 16 cajas de madera que hasta un chamarilero despreciaría. Sin embargo, el brigada que nos acompaña las toma con cuidado. Una a una. No sólo por su peso, unos 11,5 kilos, sino porque es consciente de que entre sus manos tiene una pieza de historia. Carecen de cañones y explosivos, pero desempeñaron un papel trascendental para que los nacionales ganaran la contienda. Las deposita sobre una larga mesa de madera de una sala de reuniones contigua. Todas son iguales. De 30 centímetros de largo, 28 de fondo y 15 de alto. Sin marcas exteriores, pero con cerradura. Cuando ha puesto varias, las abre. Se asemejan a las máquinas de escribir de nuestros abuelos. Esas que guardamos como reliquia. De color negro, destacan tres filas de teclas con 26 letras del alfabeto y los guarismos del 0 al 9 en blanco. Carecen de carro y de rodillo para colocar el papel. En su lugar hay un panel con las mismas letras que se iluminan y, además, sobresalen varios rotores con muescas que giran y unas minúsculas ventanas, a través de las que se aprecia una letra o un número. Estamos delante de uno de los objetos más deseados y buscados por expertos, coleccionistas y, sobre todo, criptógrafos, los dedicados a ingeniar métodos para enviar y recibir mensajes de forma segura. La máquina Enigma es, por excelencia, la pieza más deseada en ese mundo de secretos, a pesar de que no fuera la más perfecta, ni la más manejable ni, por supuesto, la más segura. Casi todos hemos visto las películas Enigma (2003) y U-571 (2001), que cuentan cómo los aliados obtuvieron máquinas Enigma para conocer las posiciones y movimientos de los temibles submarinos alemanes durante la II Guerra Mundial, pero pocos saben que esta guerra encubierta comenzó en los campos de batalla españoles, al ser nuestra Guerra Civil, la primera contienda donde se puso en práctica esta máquina de cifrado. Además, en muy escasas ocasiones se han descubierto tantas juntas porque había órdenes estrictas de destruirlas para que no cayeran en manos del enemigo. España fue un caso excepcional. Británicos, soviéticos y estadounidenses recuperaron algunas al final de la guerra, pero hasta ahora se conocía muy poco del destino de las Enigmas españolas. Y lo más sorprendente es su perfecto estado. [+]
No conocía esta colaboración alemana con los golpistas españoles en 1936 y el valor añadido que significaba contar con un sistema para cifrar los mensajes. La importancia de mantener las comunicaciones opacas para el enemigo son esenciales en todo conflicto y en la IIª Guerra Mundial sirve de ejemplo el esfuerzo por parte de las tropas alemana en el Atlántico para controlar el aprovisionamiento y para ello tenían que hacer “invisible” a su flota submarinas, las comunicaciones eran un punto débil si no podían cifrar los mensajes. El cine nos ha acercado a su conocimiento y las películas que se citan tienen un carácter pedagógico, si cabe, del conflicto en la otra vertiente que no es el campo de batalla.
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