viernes, 21 de noviembre de 2008

ADRIÁN ALEMÁN


Esta tarde en la edición digital de La Opinión me entero del fallecimiento de Adrián Alemán de Armas. No tengo palabras para expresar los sentimientos que me embargan en este momento, pues no las encuentro. De Adrián guardo muy buenos recuerdos de mi época de estudiante en la Facultad de Periodismo en la Universidad de La Laguna, en la que fui alumno suyo durante la carrera y luego durante el doctorado, y tengo que decir que a pesar de su insistencia nunca lo acabé. Me regañaba casi como un padre. Guardo gratos recuerdos de sus clases, de los ratos pasados en la cafetería, de charlas, largas, muy largas porque compartíamos un interés por la ciudad y que él cultivó en mi. Las recomendaciones sobre lecturas para ahondar en el tema de la ciudad me sirvieron de mucho, entre otras cosas para poder mantener esas largas charlas y estar a su altura intelectual, donde la ciudad y especialmente La Laguna eran sus amores preferidos. De él me quedan algunas expresiones como cuando comparaba a La Laguna con una abuela mayor, cariñosa, lo propio de una abuela, pero con el delantal manchado de haber estado en la cocina; o cuando hablaba de los aromas de las esquinas laguneras, la humedad, la textura de muros viejos y los cascajos en los tejados.

Adrián nos dejas, tu familia y quienes te conocimos y compartimos algunos ratos y charlas mantendremos siempre tu recuerdo. Si hay un lugar para quienes aman a la ciudad además de ser buena persona allí estarás tú.

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