Que la avaricia nos puede –a unos más que a otros- no es nada nuevo, porque esta debilidad –la avaricia- es tan antigua como el ser humano. Y como lo queremos es tener más y más. Acumular riquezas es una meta, que no creo que esté impresa en nuestro ADN, pero que mueve a muchas personas y de tal manera que sus acciones cuando huelen a dinero pierden toda racionalidad. Para esta desmedida avaricia siempre está el que se sabe a provechar de ella y de la debilidad del avaricioso enfermizo y a esos individuos habrá que hacerles una mención porque saben tocar esa fibra sensible –avariciosa- y que activa los centros neuronales correspondientes, no sé si existen, pero creo que por esa neuronas circulan los símbolos del euro y el dólar a la velocidad de la luz.
Bernard Madoff y David Murcia, el primero en Estados Unidos y el otro en Colombia saben aprovechar las debilidades humanas y prometiendo rentabilidades imposibles han captado los recursos de unos y otros, pero todos con un capital disponible y pensaban que estaban haciendo el negocio de su vida. La avaricia les estaba cegando, pero no importa, los gurús de las finanzas Madoff y Murcia les prometían beneficios de escándalo.
Para que estos “trafulleros” de las finanzas –mejor del engaño- hayan hecho lo que han hecho han necesitado dos cosas: Una verborrea fácil, promesas irrealizables vendidas a los oídos que quieren ser engañados, o mejor, unas mentes narcotizadas por la avaricia. El resultado es que este castillo de naipes, este sistema piramidal tarde o temprano, más pronto que tarde deja al descubierto el robo al que han sido sometidos los incrédulos avariciosos.
Ahora lo que toca es quejarse, lamentarse y pedir ayudas para recuperar los capitales invertidos y que todos, todos soportemos el descubierto y las pérdidas sufridas. No llamaban a la sociedad cuando ganaban, si es que ganaron algo. En fin que este sistema de robo no es nuevo ni tiene frontera, Estados Unidos, Colombia son los últimos países donde se han descubierto estas pirámides. En España, AFINSA es un caso similar, ahora toca esperar a ver si aparece otro caso por esos mundos de dios y si hay incautos avariciosos que caen en esta trampa. Seguro que los habrá y que también habrá quien intente seguir engañando. Somos débiles y la avaricia nos puede, a unos más que a otros.
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