Después de la angustia y desasosiego que me crearon los Diarios de Sándor Márai [1984-1989], buscaba que no contribuyera a aumentar la angustia vital con la lectura. Tengo varias “devociones lectoras” pendientes. Por un lado esta Juan José Millás; por otro Carlos Fuentes, La voluntad y la fortuna, que comencé a leer, pero no acabé de encontrarle a la obra la complicidad necesaria para la lectura y como es de mis “lecturas seguras”, me tengo que dar un margen; Vasili Grossman está pendiente junto a Todorov y su obra, la llegada de los bárbaros. Me quedaban dos opciones, una era “La fórmula preferida del profesor” de la escritora Yoko Ogawa, una aventura porque no conocía nada de esta escritora y era una”lectura a ciegas”. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson, era la segunda opción.
No sé por qué, pero elegí la obra de Yoko Ogawa y me llevé una grata sorpresa, digo que me llevé porque la leí casi de un tirón, con razones distintas a la lectura de los Diarios, pero es una lectura muy sugerente. Sin desvelar nada que rompa el encanto de lectura y descubrir línea a línea el contenido, sí les diré que son tres personajes centrales; una madre joven y soltera con un hijo de diez años que trabaja de asistenta en casa de un viejo profesor de matemáticas que sufrió un accidente y su memoria reciente dura muy poco en el tiempo, sin embargo este viejo profesor no ha perdido su amor por las matemáticas, las de verdad.
Las relaciones entre estos tres personajes, muy singular el viejo profesor son una delicia que casi “obliga” a no desprenderse del libro y hacer una lectura sin interrupciones, sobre todo para los que, como yo, las matemáticas son un mundo casi de oscuridad total y me muy difícil captar la profundidad del amor que demuestra este profesor por los números, especialmente por los números primos.
Pues ya que estamos con esto de las matemáticas (no les voy a decir nada de los personajes) intentemos aprender algo, aunque a lo mejor como dice el viejo profesor “el orden de los números-primos-, precisamente porque no sirve para la vida real, es hermoso”.
-¿Sabes que todos los números primos excepto el 2 se pueden clasificar en dos grupos?
El profesor sentado en un sillón donde daba el sol, tenía agarrado el lápiz del 4B. No había nadie excepto nosotros en la sala y se percibían lejanos los pasos de las personas que pasaban por el pasillo de cuando en cuando. Sólo me llegaba distintamente al oído la voz del profesor.
-Tomando “n” como número natural, pertenece a uno de los dos tipos 4n+1 o bien 4n-1.
-¿Se pueden dividir la infinitud de números primos existentes en dos grupos?
Estaba completamente admirada. Las fórmulas que nacían del lápiz 4B eran siempre sencillas, y sin embargo lo que significaban era enorme.
Por cierto, ¿por qué llaman a unos números irracionales? ¿Realmente lo son? ¿Más que los humanos?
Otra pregunta, ¿Todas las integrales son íntegras? En fin, no sé, pero me gustaría buscar respuestas.
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