Claude Viseux [Parque García Sanabria -Santa Cruz de Tenerife]
Martín Chirino [Plaza del Colegio de Arquitectos -Santa Cruz de Tenerife]
Ya han pasado 35 años desde aquel diciembre en el que inauguró la primera exposición internacional de esculturas en la calle en Santa Cruz de Tenerife. Para recordar aquel acontecimiento excepcional en el que el entusiasmo de personas como Vicente Saavedra, Carlos A. Schwartz, (por extensión el Colegio Oficial del Arquitectos de Canarias, [COAC]), Domingo Pérez Minik, Eduardo Westerdahl y otros. La nómina es mucho más amplia, pero la intención no es hacer un listado, sólo recordar aquel momento y la trascendencia que tuvo. Para esta celebración el TEA [Tenerife espacio de las artes] acogió en sus instalaciones recién abiertas unas jornadas de las que destacó fundamentalmente la intervención de Juan Cruz por lo que significó recordatorio de aquellos momentos y cómo se gestó todo el proyecto. Él, Juan Cruz fue el cronista “oficial” de todo el proceso y en sus tres cuartos de hora de intervención leyó unas páginas que a los que éramos jóvenes en aquellos años nos hicieron volver a momentos significativos en la ciudad y en el País, ya que la dictadura estaba en declive y se abría un futuro incierto, pero esperanzador.
Interesante y evocadora fue a intervención de Daniel Duque y Aurelio Carnero que junto a Carlos A. Schwartz publicaron en 1994. Un trabajo editado por El Cabildo de Tenerife, en el que se incluía un libro con textos del propio Juan Cruz, Vicente Saavedra, Jesús Hernández Perera y Oriol Bohigas, entre otros; ciento cincuenta fotos de Carlos A. Schwartz, Efraín Pintos y Alejandro Togores. Un documental dirigido por A. Carnero y guión de Daniel Duque, completan el material (Se incluye una pequeña guía que editó en su momento el COAC). (Hoy este material es casi una rareza. En la charla de Daniel Duque nos enteramos que en su momento no se le había entregado un ejemplar a los escultores participantes. Cosas “cabildicias”).
Una tarde de recuerdos y de lamentos porque se compartía por los presentes –pocos- el desánimo al ver que las instituciones y principalmente el Ayuntamiento no están por la labor de atender como es debido a este conjunto de obras que requiere un mantenimiento constante y así, evitar que se deterioren o desaparezcan como ha ocurrido con algunas piezas que no se sabe dónde están. Tampoco se valora esa primera exposición ni se le da la proyección debida de cara al exterior como promoción para la ciudad –dan más de sí los carnavales-, ni la propia ciudadanía conoce el valor de la obra que hay en la calle, de ahí, la poca estima que se le tiene y, parece, que es nulo el conocimiento. Prueba de ello es lo que se puede desprender del deterioro que sufren las obras por los actos vandálicos a los que están sometidas. El Guerrero de Goslar de Henry Moore es un ejemplo de ese acoso. Hoy está expuesto en el TEA, aunque espero que provisionalmente y deseo que vuelva pronto a la Rambla, “su casa”, aunque no se le respete mucho.
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