martes, 30 de diciembre de 2008
DÍA DE AGUA
lunes, 29 de diciembre de 2008
MUJERES, HOMBRES Y GASOLINA
Stieg Larsson [1954-2004] escritor sueco que alcanzó el éxito con su trilogía, éxito que no llegó a ver, pues falleció antes de la publicación, ha sido un fiel compañero en estas vacaciones. Sólo se han publicado los dos primeros volúmenes en español y han sido un rotundo éxito de ventas. Reconozco que no soy un lector habitual de novela negra, pero la primera parte, Los hombres que no amaban a las mujeres. Barcelona: Destino, 2008, me sedujo desde el principio y casi no solté la novela hasta que llegué a la última página. Con la segunda entrega, confieso que la esperaba con cierta ansiedad, el no saber lo que va a pasar crea un cierto desasosiego, así que desde que acabé la lectura de la última obra de la autora japonesa Yoko Ogawa, La fórmula preferida del profesor. Madrid: Funambulista, 2008, me puse manos a la obra y, lo mismo, casi que se devora esta segunda parte, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Barcelona: Destino, 2008. Tengo que decir que comencé con la misma fruición esta segunda parte. Lisbeth Salander, cobra mayor protagonismo (no voy a decir anda más) ahora y casi, casi se convierte en una superwoman, aunque he de decir que el final me defraudó un poco, pero en absoluto voy a renunciar a la tercera y última parte. Aunque su lectura es aconsejable hay que tomarlo con calma, porque crea adicción y es a costa de otras lecturas o del propio sueño, que cuando es poco, más se nota.
TIEMPO DE NAVIDAD
El año está tocando a su fin y para muchos es momento de recuento, de balance de lo que ha sucedido, de “yo ya lo había dicho” y esas cosas. Es momento de recuento porque se acaba el año y todo parece que está parado, la política se mece en la hamaca del descanso; de economía hablamos poco y menos cuando le hemos dado algún que otro arañazo a la VISA; el precio del petróleo no apura y parece que el precio de las hipotecas puede descender en los próximos meses, aunque los israelíes han aprovechado el último sabath para darle algo de emoción a la política internacional, ¿podrán convivir alguna vez sin sacarse los ojos? Así que leamos los recuentos y balances que tanto abundan si tienen valor, ganas y añoran el pasado de cifras.
Reconozco que no sé hacer ese balance de final de año. Si me sale alguno es el que me concierne como individuo y poco más, y como no sé hacerlo les remito a lo que escribió Manuel Vicent el pasado domingo en El País. Insuperable, que les guste como a mí.
MANUEL VICENT
Concierto
MANUEL VICENT 28/12/2008
Recordar sin desgarro ni melancolía, suave y armoniosamente, las cosas agradables que te hayan sucedido este año, como quien sale al huerto de atrás a recoger los frutos que ha dado cada estación, puede ser un ejercicio necesario de supervivencia cuando todo parece que se desmorona a tu alrededor. No pasa nada por ponerse tierno alguna vez. Al fin y al cabo a Bogart se le perdonó que se emocionara al oír de nuevo el piano de Sam. Pese a todo, no se te habrán negado ciertos momentos de felicidad en medio de la ruina general. El placer de la lectura de un libro apasionante durante una convalecencia te recordó aquellos días de la niñez en que el sopor de la fiebre se llenaba de piratas y aventureros. Seguramente habrá habido también este año algunas mañanas de primavera en que te has sentido feliz sin saber por qué, tal vez porque te bastaba con que el sol estuviera en la ventana para salir a pasear y que te obedeciera tu perro. Tampoco habrás olvidado el viaje que hiciste durante el verano. Abriste el mapa, señalaste un punto azul y de la yema del dedo surgió una ciudad, una isla, una playa unida al nombre de una amiga, de un compañero, de un viejo o nuevo amor con el que te pusiste en camino. Dulces fueron aquellas tardes en que la discusión acalorada se estableció en torno a una copa sobre el tema que no importaba nada, salvo el gusto por llevar la contraria para demostrar que te sentías vivo y en plena forma con toda la inteligencia bombeando sangre en las sienes y después sucedía el silencio con un poco de música en la que siempre estabas de acuerdo. Probablemente habrán sucedido algunos desastres en tu vida. El puesto de trabajo sigue estando en el aire, te han rechazado algunos proyectos en los que te habías embarcado, la desconfianza que genera la crisis ha terminado por calarte los huesos y parece que en el horizonte se ha instalado un muro que no vas a poder saltar. Pero la vida es como un concierto de Mozart en que las malas noticias hay que recibirlas en el interludio. Cualquier golpe duro en ese momento puede ser diluido en la memoria con el movimiento más excelso de la partitura que has oído y después quedará la segunda parte para que un solo de clarinete te haga olvidar por un instante cualquier desgracia.
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domingo, 28 de diciembre de 2008
EL CONGO Y SU PASADO
Cuando cada día leemos las noticias que llegan de la República del Congo la capacidad de asombro tiene que ensancharse un poco más para dar cabida a los dislates con los que nos sorprende la actualidad. De este presente tan disparatado se pueden sacar muchas conclusiones en las que siempre encontraremos un denominador común: su pasado, y para entenderlo en su justa medida nos tenemos que remontar al siglo XIX en el que las potencias europeas se repartieron África, como el que se reparte una tarta, eso sí de forma proporcional al peso de cada una de aquellas potencias en el contexto decimonónico en el que se hizo.
Mario Vargas Llosa en su artículo La aventura colonial, publicado en El País, domingo 28 de diciembre de 2008, repasa el proceso de colonización y la singularidad que tuvo la presencia belga –la del rey Leopoldo- en estas tierras y cómo sin ser una potencia europea fue capaz de administrar un territorio que era ochenta veces la superficie de Bélgica. El interés de Vargas Llosa por este tema no es nuevo, y ya en 1998 firma el prólogo de la obra de Adam Hochschild, El fantasma del rey Leopoldo, (Codicia, terror y heroísmo en el África colonial), editado por Península-Atalaya. En ese prólogo Vargas Llosa decía:
Es una gran injusticia histórica que Leopoldo II, el rey de los belgas que murió en 1909, no figure con Hitler y Stalin, como uno de los criminales políticos más sanguinarios del siglo XX. Porque lo que hizo en África, durante los veintiún años que duró el llamado Estado Libre del Congo (1885 a 1906) fraguado por él, equivale, en salvajismo genocida e inhumanaidad, a los horrores del Holocausto y del Gulag. A quienes creen que exagero, y al resto del mundo, ruego que lean a Nearl Ascherson (The King Incorporated: Leopold the Second in the Age of Trusts) o un libro más reciente, publicado en Estados Unidos el año pasado y que un feliz azar puso en mis manos, El fantasma del rey Leopoldo, de Adam Hochschild. Así tendrán una noción más concreta y gráfica de los estragos del colonialismo y serán más comprensivos cuando se escandalicen con la anarquía crónica y los galimatías políticos en que se debate buen número de repúblicas africanas.
[…] El estudio de Hochschild muestra que, con ser tan vertiginosamente horrendos los crímenes y torturas infligidos a los nativos, acaso el daño más profundo y durable que se les hizo consistió en la destrucción de sus instituciones, de sus sistemas de relación, de sus usos y tradiciones, de su dignidad más elemental.
sábado, 27 de diciembre de 2008
SORPRESA
Sorpresa es la que me he llevado hoy, como cada día, al abrir el periódico, mi periódico, El País y comprobar que Juan José Sebreli tiene cabida en él. Una página, un artículo que les recomiendo porque entronca con la esencia de pensamiento de hombre ilustrado, en el sentido más amplio del término. No es la primera vez, pero vuelvo a insistir en dos obras fundamentales Asedio a la Modernidad y el Olvido de la Razón, esenciales en el pensamiento moderno.
Se me olvidaba, su última obra sobre los mitos y que está reseñada al final del artículo en la misma línea. A los “evitas- peronistas”, me lo acabo de inventar el término les puede dar algo, como a los “maradonistas”
La crisis del último modelo de peronismo
El pragmatismo del que han presumido Cristina Fernández y Néstor Kirchner es otra vuelta de tuerca al viejo esquema populista argentino. Las actuales circunstancias globales están llevando esta fórmula a su ocaso
JUAN JOSÉ SEBRELI 27/12/2008
No soy ni de derechas ni de izquierdas -confesaba Néstor Kirchner a Alain Touraine-, soy un pragmático. ¿Acaso el peronismo tuvo en algún momento una ideología, o sólo fue una técnica oportunista para conquistar el poder y mantenerlo? Perón, el militar golpista de 1943, de regreso de la Italia mussoliniana tenía una ideología definida: el fascismo. Ya en el poder hizo todo el fascismo permitido en un contexto histórico adverso porque el Eje había sido derrotado y la mitad de la sociedad civil se le oponía. Del fascismo heredó el liderazgo carismático, la movilización de masas, el control estatal del movimiento obrero, el corporativismo, la ideologización total de la vida cotidiana tendente a borrar los límites entre lo público y lo privado.
El Perón de 1973, cuando regresó de su exilio madrileño, había aprendido del franquismo la necesidad de sustituir el fascismo por un conservadurismo tradicionalista. Sin embargo, intentó todavía apelar a la movilización de masas pero fracasó por el enfrentamiento entre la derecha de los sindicatos y la izquierda de las juventudes y la guerrilla.
El peronismo sufrirá una tercera transformación después de su derrota en las elecciones presidenciales de 1983. Obligado por las circunstancias, abandonó el movimientismo, se transfiguró en un partido político y reconoció a los otros como interlocutores válidos, algo que nunca había sucedido en vida de Perón. El menenismo fue una consecuencia de ese cambio, que habría de completarse con un giro económico radical hacia el liberalismo y las buenas relaciones con Estados Unidos, dos tradicionales bestias negras del peronismo histórico. [seguir leyendo]
Juan José Sebreli es escritor argentino y acaba de publicar Comediantes y mártires. Ensayo contra los mitos (Debate).