Si hay un tópico que nos caracteriza a los españoles de forma genérica y que resulta positivo es la hospitalidad. Ser hospitalario es una connotación positiva y es aplicable como tópico casi, casi a cualquier comunidad. De pocas comunidades humanas se dice lo contrario. Ahora bien ese tópico se materializa en hechos individuales más o menos extendidos y depende, en gran medida en la posibilidad de ser hospitalario. Ahora en España si hay una gran oportunidad para ser hospitalarios, para que el tópico se extienda de forma real y ejerzamos esa característica. Lamentablemente las leyes, alguna, no quiere que se materialice esa realidad, es decir se va a castigar la hospitalidad, tal y como propone la reforma de la Ley de Extranjería. Sí, es verdad, se va a castigar a quienes se muestren hospitalarios, más allá de la etiqueta, con quienes necesitan de ese acogimiento del apoyo que necesita el recién llegado.
La reforma de la ley de extranjería contempla sanciones económicas para quienes “promuevan la presencia irregular de extranjeros” y esas sanciones se equiparan a las que tendría alguien que por su actuación no acoja, sino todo lo contrario, explote a ese recién llegado. El texto es insultante y lo es más cuando sale de un gobierno de izquierda, que se dice de izquierda y habla de saludos socialistas cuando plasma en un papel algo que es irrepetible. Otra vuelta de tuerca contra los inmigrantes. Espero que la cordura vuelva y esta reforma no siga adelante.
Soledad Gallego-Díaz lo recoge en su artículo del pasado domingo ocho de marzo. Espero que les resulte interesante.
Maldita hospitalidad
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 08/03/2009
Quien promueva la permanencia irregular en España de un extranjero cometerá una falta grave, sancionada con una multa de entre 501 y 10.000 euros. Lo dice el anteproyecto de modificación de la Ley de Extranjería, impulsado por el Gobierno, que explica en qué consiste exactamente esa falta: "Se considera que se promueve la permanencia irregular cuando el extranjero dependa económicamente del infractor". La multa es exactamente igual a la prevista para los empresarios que no den de alta al trabajador extranjero en el Régimen de la Seguridad Social o que cometan irregularidades en el contrato de trabajo. Es decir, se piensa que merecen igual castigo quienes intenten ayudar a un extranjero, pagándole la comida o la vivienda, sin sacar provecho económico alguno, que a quien se aprovecha de él y le explota. La hospitalidad, probablemente uno de los conceptos más antiguos y conmovedores de la humanidad, se ha convertido en el mundo de hoy en una falta grave, que el Estado tiene que erradicar a toda velocidad. [Leer más]
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