¡Pues claro! Esto lo arreglamos entre casi todos. Como siempre, o ¿es que antes de esta crisis los asuntos económicos se arreglaban con una varita mágica, o la ayuda divina? No, así no se han arreglado las crisis económico-financieras, siempre se han arreglado de la misma manera. Los despilfarros, la práctica de economía de casino se ha resuelto con el sacrificio de los trabajadores, que con sueldos menguados por aquello de la productividad, con jornadas en ocasiones casi sin fin, con contratos efímeros. Hay que producir más y más barato, hay que estar mejor formado, todo para que una vez más huyan del fuego quienes han jugado con los dineros ajenos, quienes han volatilizado las rentas obtenidas de forma artificial porque el alza de precios era más producto de la especulación salvaje que de otra cosa.
Así que, nada nuevo en esto de arreglar la crisis, salvo que ahora además quieren que pongamos buena cara, que demos palmaditas en la espalda a los especuladores, a los fantasmas que en los medios de comunicación nos piden alegría, ánimo, porque aunque ya nos han arrebatado los ahorros de la hucha en forma de cerdito sonrosado y ahora nos meten la mano en bolsillo para rascar los últimos “leuros” que nos quedan, y ante eso debemos poner cara amable, con una sonrisa, y sentirnos felices con “el colegueo” hipócrita de quienes nos dicen que seamos imaginativos, que pongamos buena cara, que ya saldremos, mientras los bancos piden dinero al uno por ciento a los bancos centrales y lo prestan al estado al tres por ciento, ya ganan, para qué preocuparse.
Yo para colaborar con el ánimo que nos piden, he pensado en facilitar las cosas y cambiar mi cinturón por unos tirantes de goma y así facilito el trabajo de bajarme los pantalones.
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