Hay ocasiones en las que contar una historia en el cine puede dar lugar a que el protagonista de la misma anule al resto de personajes, de manera que la película se constriña a esa figura. No digo que sea bueno o malo, será bueno si el protagonista logra cubrir ese papel y las expectativas que el director se planteó en su momento.
En “Corazón rebelde” [Crazy heart] de Scott Cooper, interpretada por Jeff Bridges ocurre eso, de lo cual me alegro porque creo que en su interpretación está magistral. Jeff Bridges interpreta/vive a Bad Blake, cantante country que ha entrado en picado en su carrera artística. “Tengo cincuenta y siete años y estoy sin blanca”, repite más de una vez a lo largo de casi dos horas de esa historia, aunque si tiene, tiene exceso de peso, colesterol, es alcohólico y una adicción también enfermiza al tabaco. Tiene todo lo que ha ido acumulando en esa pendiente por la que se desliza. Está quemando esta etapa de su vida en garitos de carretera, donde vive del recuerdo de sus fans, que le permiten algún trago gratis y dormir acompañado por alguna de sus seguidoras que se llevan a la cama a su ídolo de juventud.
Este es en esencia el personaje de Bridges que tiene un punto de inflexión en su vida cuando encuentra a una mujer, madre de un pequeño, por la que se siente atraído y quiere encajar en su vida, en su modelo de vida que le estaba castigando el hígado con el whisky y las almorranas con las horas que pasaba tirado en la carretera. Esa mujer y su hijo son como una luz que se enciende en su vida, aunque mantener esa luz le va a poner en un brete que habrá que ver cómo lo resuelve, si es que lo logra.
No digo más porque sería destrozar un poco lo que puede acontecer, pero sí les recomiendo que la vean, aunque cuando salgan de sala saldrán oliendo a tabaco, a colillas que rebosan de un cenicero y a whisky, y saldrán así porque Bad Blake es eso, pero también algo más. Espero que la disfruten si deciden verla.
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