Como la Unión Europea [UE] ha trasladado sus fronteras “naturales” hasta las costas occidentales del continente africano el golpe de estado en Mauritania se ha convertido en un problema en el “limes” de la UE. La verdad es que tampoco suena como un gran problema porque no ha habido una reacción clara y contundente de Sarkozy, presidente semestral de la UE condenando a los golpistas, siempre hay que condenarlos por el simple hecho de que alteran el orden establecido, pero no lo ha hecho. Recuérdese que las elecciones democráticas que se celebraron hace menos de dos años en ese país se consideraron los observadores extranjeros como modélicas. Y no suena como un gran problema en esta parte del mundo, Europa, lo sucedido en ese país subsidiado y gendarme de frontera para el barrio rico, porque seguro va a seguir cumpliendo el papel esencial que tiene Mauritania con Europa (se imaginan los teléfonos al rojo confirmando las obligaciones contraídas como guardián, independientemente quien gobierne y cómo lo haga). Ese papel adjudicado no es otro que actuar de pantalla, de muro frente a los emigrantes del resto del continente africano que buscan la forma de saltar a territorio europeo. Nada nuevo bajo el sol. Europa sigue siendo la que ahora quieren que sea.
Los golpistas, como todos, militares, por supuesto, han acabado con orden establecido de forma democrática y prometen, como todos, unas elecciones inmediatamente. Da la impresión que todos los dictadores en todas las épocas usan el mismo manual que han convertido en libro de cabecera y se creen, especialmente, el capítulo que habla de los iluminados, elegidos, papel que juegan los dictadores, y con su actuación, por encima del bien y del mal, van a salvar a sus conciudadanos. Peligro, mucho peligro tienen todos los dictadores, pero casi tanto tienen aquellos dirigentes de estados que se llenan la boca de palabras casi bonitas y luego cierran los ojos ante estas atrocidades. Otro gendarme o cabo de vara para los que buscan una vida mejor.
Se me olvidaba, el de la foto no es el cartero con uniforme de domingo, es el dictador golpista. Cuidado si se lo cruzan en la calle.
Los golpistas, como todos, militares, por supuesto, han acabado con orden establecido de forma democrática y prometen, como todos, unas elecciones inmediatamente. Da la impresión que todos los dictadores en todas las épocas usan el mismo manual que han convertido en libro de cabecera y se creen, especialmente, el capítulo que habla de los iluminados, elegidos, papel que juegan los dictadores, y con su actuación, por encima del bien y del mal, van a salvar a sus conciudadanos. Peligro, mucho peligro tienen todos los dictadores, pero casi tanto tienen aquellos dirigentes de estados que se llenan la boca de palabras casi bonitas y luego cierran los ojos ante estas atrocidades. Otro gendarme o cabo de vara para los que buscan una vida mejor.
Se me olvidaba, el de la foto no es el cartero con uniforme de domingo, es el dictador golpista. Cuidado si se lo cruzan en la calle.
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