miércoles, 14 de mayo de 2008

EL HOMBRE TRANQUILO


Salvador García Llanos, 1953; Puerto de La Cruz, llegó a la delegación de gobierno sin ruido desde las sombras que proyectaban sobre él José Segura, anterior delegado de gobierno, y Domingo Medina asesor de José Segura, esclavo del Cristo de La Laguna y tertuliano políticamente correcto.
La política juega malas pasadas a personas que tienen una valía reconocida, que trabajan desde casi el anonimato y que su labor es más elocuente y efectiva desde el silencio y no desde la estridencia de la que hacía gala, por ejemplo, José Segura, que desde la coletilla: “mire usted joven”, cogía carrerilla podía estar hablando delante de un micrófono durante horas, otra cosa era lo que decía.
Esta forma de trabajar de entender la vida de Salvador ha hecho que al recibir la llamada de la ministra estando en Fuerteventura haya aceptado la destitución con caballerosidad, sin manifestar malestar en el tono de sus palabras y reconociendo el honor que ha sido para él ostentar tan alta representación. Nunca sabremos, sólo en comentarios de mesa camilla, las razones que motivaron su destitución, aunque creo que no hay ninguna que sea menoscabo de su eficacia y entrega. Sería muy duro de digerir que su cese se deba a la política de las cuotas y que como correspondía a una mujer había que cortarle la cabeza.
En fin Salvador este trago por el que te han hecho pasar a lo mejor escuece, pero no deja cicatriz, porque tu integridad, fuerza de trabajo y dedicación están hechas de un bronce del que queda poco y seguro que sabremos de ti trabajando en otro lugar con la misma eficacia y sin estridencias.