¿Son muchos o pocos? Pues no sé, depende de con qué lo comparemos. Con la vida de un insecto, con la edad del planeta Tierra, con la condena de Madoff, pues puede que sea mucho, muchísimo o poco. En el caso de la condena Madoff, da igual, creo que a él un año más o un año menos le da lo mismo. No creo que esa sea su principal preocupación.
Pues 150 años son los que le han caído a Madoff, la condena más alta que se ha impuesto a un estafador, el mayor estafador de todos los tiempos, el que amasó mayor cantidad de dinero y casi con toda seguridad el que embaucó a un mayor número de personas. Madoff supo manejar muy bien los resortes de la avaricia humana para sacarle el dinero, no a los incautos sino a los avariciosos, a los que sueñan con el dinero, a los que se embriagan con el aroma de los billetes nuevos, a los que les encanta la suciedad que impregna los dedos después de contar y recontar billetes usados.
El juez federal Denny Chin (tiene nombre de comida china) con esa sentencia tan amplia ha buscado, no solo el castigo, sino que al mismo tiempo sea ejemplarizante, que sirva de aviso para navegantes y que quienes lo intenten sepan a lo que se exponen. La verdad es que en el fondo me da cierta pena, me explico, porque creo que ha pagado los platos rotos, mejor la vajilla entera, cuando en realidad, los verdaderos responsables de la quiebra del sistema financiero siguen meciéndose en las olas de las fortunas acumuladas con la práctica de una economía de casino, en la que papá estado ha llegado allí donde se despilfarraban las fichas para cubrir las apuestas fallidas y zurcir los bolsillos por donde se perdía el dinero.
En fin Madoff te tocó hacer de cabeza de turco. Así es la vida.
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