Esta campaña electoral, como casi todas, se está perdiendo en el anecdotario, y dentro de éste, en lo más chusco. Que si el avión de la Fuerza Aérea, que si lo usa, que no debe usarlo; la presencia del presidente de la comunidad valenciana en los juzgados a cuenta de unos trajes a medida, casi como los féretros, y así sucesivamente hasta cansar al más paciente de cada lugar. Mientras se usa esta munición el electorado, el grueso de la ciudadanía, asiste atónito a este espectáculo bochornoso y canallesco que poco dice de quienes lo practican. El debate López Aguilar – Mayor Oreja fue cualquier cosa menos un debate; y la periodista que lo condujo parecía un juez de pista administrando los tiempos para cada uno de los intervinientes. Eso no es un debate y eso no es hacer periodismo.
Mientras la campaña transcurre por estos derroteros, la Unión Europea [UE] sin barrer. Se olvidan de lo importante y decisivas que son las directivas que se aprueban en este parlamento. Los partidos no tienen altura, si la tienen no la muestran, para explicar la trascendencia de este parlamento, único organismo democrático dentro de la UE, no nos olvidemos de esto, porque la UE tiene el aval democrático por sus componentes no porque lo sean sus instituciones. Así que si no se hace auténtica pedagogía en la campaña mal van a ir los resultados de participación porque también hay que reconocer que la UE actúa como una banda mal avenida en muchos casos. No hay una política común de exteriores, desde la foto de las Azores hasta la independencia de Kosovo cada país miembro de la UE ha actuado como mejor le convenía. No es el único caso, porque la crisis que estamos padeciendo no ha visto una actuación conjunta de la UE, y cada miembro ha puesto solución como mejor ha podido. Hay más ejemplos: cada país negocia su política energética unilateralmente; El protocolo de Kioto ha demostrado que unos países lo han cumplido, otros ni lo intentan. Por cierto España debería ponerse al día en cuanto a contención de emisiones. Cada estado miembro actúa con la política del “sálvese quien pueda y cuando pueda”. En el plano educativo la contestación a Bolonia es significativa y cae en el olvido en esta campaña. Tampoco se explica por qué la política proteccionista en agricultura pretende mantener de forma artificial y subsidiada este sector perjudicando el libre comercio con países menos desarrollados; tampoco se explica que se invierta más en estos subsidios agrarios que en I+D+i. Tienen mucho que explicar.
También el Parlamento Europeo ha tenido iniciativas que meten miedo como la directivas sobre prestación de servicios en países distintos al origen de la empresa, la propuesta de las 65 horas de trabajo se semanales o los intentos de restricción de intercambio de archivos sin ánimo de lucro.
De todas estas cosas y muchas más no se ocupan en la campaña electoral. No saben, no interesa, no quieren… se me ocurren otras cosas, pero no vale la pena. Lo que sí parece claro es que este no se espera una amplia participación ciudadana, y no creo que sea tanto esa idea de lejanía de Europa, sino que cansan, los discursos vacíos y llenos de tópicos cansan y hasta exasperan. Que termine la campaña electoral, por favor, de lo contrario van a desanimar a más ciudadanos.
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