martes, 5 de mayo de 2009

INSEGURIDAD CIUDADANA: NO HAY ESCAPATORIA


Cuando Osip Mandelstam escribe su epigrama contra Stalin comienza diciendo: Vivimos sin sentir el país a nuestros pies” y esta sensación de inseguridad que transmite este verso se puede extrapolar a la situación la que pretenden que viva la ciudadanía en estos momentos. Crisis económica, gripe y todo lo que ustedes quieran añadir. Las circunstancias no son las mismas. No, no estamos hablando de delaciones que ponen en peligro la vida de quien habla más allá de lo que un régimen autoritario permite. Estamos hablando de la inseguridad que se crea en la ciudadanía por los peligros potenciales que amenazan la vida con enfermedades a las que se cataloga como pandemias, pero que ni el número de fallecidos, ni la extensión y virulencia de la enfermedad creo que justifique ese calificativo. La gripe A, o porcina o como la quieran llamar no es más virulenta que otras enfermedades que lamentablemente entran en la cotidianeidad y ya no llaman la atención, sobre todo, porque ocurren en zonas del mundo olvidadas.

Lo único que por ahora está claro en cuanto a la famosa pandemia del siglo XXI, son los fabulosos beneficios que las multinacionales farmacéuticas están recibiendo desde las primeras señales de alarma. Roche y GlaxoSmithKline han captado 8.852 millones de euros en bolsa desde que el pasado día 23 de abril se conoció la existencia del virus de la gripe H1N1, porcina o como la quieran llamar. El Tamiflú, antiviral, que tiene nombre de juego chino está en boca de todo el mundo y su demanda, posiblemente más artificial que real, acumula beneficios y los accionistas de esas empresas se frotan las manos.

En el ámbito más cercano te quitan la tierra de debajo de los pies hechos como el de EMALSA, empresa suministradora de agua de abasto para la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que vende un producto no apto para el consumo. Si esto en sí ya es grave, más lo es el hecho de que el Ayuntamiento, que es el garante del servicio, ha hecho dejación de sus funciones y el problema casi se pierde en el tiempo. Han estado suministrando agua no apta para el consumo y hasta ahora nadie del ayuntamiento ha asumido su responsabilidad y ha dimitido y aquellos que tuvieron responsabilidades en corporaciones anteriores tampoco se han dado por aludidos. Ni los colores les han salido.

Mientras cada día como ciudadano de a pie, de la alpargata, vamos, sales a la calle porque sabes que vivir es correr riesgos; unos riesgos calculados, y que asumes con la mayor naturalidad posible. Deseas, sin embargo, que estos riesgos no se vean aumentados artificialmente por los intereses de no se sabe bien quién y por qué, pero temes que en el fondo son intereses no confesables; tampoco quieres que los riesgos provengan de la desidia o negligencia de quienes tienen que velar por la prestación de unos servicios vitales como es el abastecimiento de agua, o la seguridad alimentaria. Ni los “alarmistas-interesados”, ni los que abusan de diluir sus responsabilidades en el ejercicio de un cargo público en no se sabe qué con el fin de mantener a toda costa su puesto. Los ciudadanos queremos vivir con nuestros problemas, los de vivir, no los que nos crean otros.

Así que, sigamos viviendo, sigamos asumiendo los riesgos que conlleva el vivir, pero por favor no nos atemoricen permanentemente y quienes tienen responsabilidades que las asuman.

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