lunes, 12 de abril de 2010

CINE: CINCO MINUTOS DE GLORIA. OLIVER HIRSCHBIEGEL

El asesinato como reivindicación personal, como acto de reafirmación ante el grupo suele ser una estrategia de inclusión, de confirmación en el grupo que se utiliza para afianzar la vinculación, el lazo inquebrantable a una causa, una idea que es la opuesta de otra, y que en esa oposición la vida del otro solo sirve como elemento de cambio.

Ese es el inicio de Cinco minutos de gloria, película del director Oliver Hirschbiegel que aprovecha la situación de Irlanda del Norte a mediados de los años setenta del siglo pasado para usar los enfrentamientos entre católicos y protestantes para arrancar la trama de la película. Alguien aprieta el gatillo y se desencadena para él las vivencias inmediatas, la cárcel y los posteriores problemas de conciencia cuando es consciente del problema moral que le plantea su acto criminal.

Liam Neeson da vida a Alistair, ya maduro que sigue sin conciliar el sueño y sin lograr separarse de su acción juvenil. Lo que le queda es conocer al hermano de la víctima, testigo de su acción cuando aún era un niño, que además tiene que cargar con las lágrimas de su madre por su hijo muerto y la carga que le impone su madre por no haber ayudado a su hermano.

El enfrentamiento de los dos personajes, uno busca redimir su culpa y el otro ve factible la venganza, acabar con el asesino de su hermano y liberarse de la carga que le impuso su madre. Este dilema, o mejor lo que podría suceder en un posible encuentro concertado para un programa de televisión es lo que se desliza en toda la película, creo que sin lograr ahondar en el problema, problemas que se plantean a ambos personajes, quedándose en lo más superficial, lo anecdótico, aún así creo que resulta interesante y se deja ver bien.

Recomendable, sobre todo para quienes que vale todo o casi todo en la defensa de las creencias, ideas, o lo que sea.

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