Hay ocasiones en las que ir al cine se convierte en una amargura. Sí, una amargura y no porque la película no merezca la pena, sino casi por todo lo contrario, es decir cuando la historia que te cuentan tiene unas aristas que te rasgan allí donde más daño te pueden causar. El dolor ajeno, las injusticias, el maltrato ayudan a que tu estómago se pegue al espinazo.
Cielo, 2008, película de la directora Deepa Metha te lleva ese mundo donde el dolor de la protagonista y las situaciones por la que pasa su vida recién llegada a Canadá desde la India son las que te hacen cerrar los ojos y evitas incluso oír. Metha consigue aunar la cruda realidad de una joven en una familia india con sus tradiciones y su posterior traslado por matrimonio a Canadá, donde comparte lo peor de empleos mal pagados y lo peor de las tradiciones de su país trasplantadas al occidental y moderno Canadá. A esta cruda realidad la directora la envuelve en un halo de mundo fantástico de nuestra protagonista que le permite sobrevivir y decidir.
Pues ya pasará con más pena que gloria en esta ciudad Santa cruz donde el cine que no viene avalado por una campaña de publicidad significativa pasa desapercibido. El “boca oído” sirve de poco porque pocos espectadores se ven en estas películas.
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