Llega el ministro José Blanco, el de las obras, a las Islas Canarias con la cartera llena de convenios, de euros para gastar en los trenes en las Islas. En la “escombrera”, como diría Pepe Rodríguez, dueño de la hoja parroquial El Día, traducido por Gran Canaria, firma el primero de esos convenios con el Presidente del Cabildo, por cierto en la foto también sale Román Rodríguez, el de Nueva Canaria [NC], muy contento él, seguro que le gusta ser el tercero en el trío. Todo fueron buenas palabras, alegría y todo lo que lleva aparejado un acto como éste donde se promete el gasto de algunos “leuros”.
En Tenerife, la tierra de Pepe Rodríguez, la cosa no fue tan alegre. Después de la firma y en los discursos protocolarios José Blanco, el ministro de las obras, arremete contra los ecologistas que “osan criticar el tren”. El ministro, en su papel hace un panegírico de este modelo de transporte y fustiga una y otra vez a los ecologistas por criticar esta obra, la del tren al sur.
Hubiese sido muy interesante que al ministro le pusieran sobre aviso de algunas cosas, por ejemplo que ese modelo de transporte tiene todas esas ventajas que él, y no solo él, defiende, pero es que la realidad en ocasiones enturbia los sueños y el trenecito hay que ponerlo en un espacio, no uno cualquiera sino aquí en esta isla y tal y como la tienen y además para montar en tren es necesario, porque así lo dice la ley, un informe de impacto ambiental, que hay que hacer y cumplir, además cualquiera no puede montar el trenecito, y algunos ecologistas afirman que El Cabildo, no es competente para ello.
Lo que habría que decirle al ministro, si no se lo han dicho, es que desde hace mucho tiempo se reclama un plan integral de transporte y en ese plan seguro que el tren cabría, pero no se puede planificar a impulso, como se suele hacer aquí, porque, entre otras cosas, el trenecito resuelve, dice, el problema de movilidad de personas, pero no se dice nada de mercancías que también hay que moverlas. Seguro que el ministro sabe que se pueden hacer alegaciones, que los proyectos están sujetos a la exposición pública y que ahí, individual o colectivamente, se pueden plantear alegaciones que resolverán las autoridades pertinentes, mientras el ministro tendrá que acostumbrarse a oír esas alegaciones, te gusten o no, pero es un derecho y hay que respetarlo.
Bueno, pues el ministro descargó con los ecologistas y se marchó con los convenios firmados. Aquí nos quedamos con la sonrisa de Román Rodríguez, estaba muy contento, y a la espera de lo que pasará con el tren.
Ah, me parece muy bien la alternativa, la que sea, al transporte privado, pero que cumpla las leyes, de lo contrario quedaría muy feo.
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