sábado, 17 de octubre de 2009

PLAN CANARIAS Y EDUCACIÓN

Bueno, ya pasado la euforia de los días de focos y micrófonos que rodearos al consejo de ministros celebrado el Las Palmas de Gran Canaria la pasada semana. Ya han pasado los desplantes de unos, las sonrisas de otros, ahora ya es tiempo de análisis, de ponderaciones lejos de la inmediatez del próximo informativo y de las conclusiones extraídas de los resúmenes de prensa. El “Plan Canarias” es el nombre con el que ha saltado a los medios el documento denominado “Estrategia Integral para la Comunidad Autónoma de Canarias”, documento de ochenta y una páginas en el que se recoge la argumentación que sustenta la inversión del gobierno central en la Comunidad Canaria.

En el tiempo transcurrido desde que se hizo público el conjunto de medidas propuestas para la reactivación económica de las Islas hemos oído a economistas, empresarios de distintos sectores, turismo fundamentalmente, quejándose, sobre todo quejándose, los empresarios, más que nadie y los economistas poniendo en duda el alcance del proyecto, relativizando las inversiones, si son nuevas o no, en fin, los economistas, muchos como casi siempre llegan tarde y a los que hay que recordarle permanentemente que sus predicciones económicas hacen buenas a las que hacen los astrólogos; hay que ponerlos a ras de suelo porque se encumbran con facilidad y se olvidan con facilidad donde nos ha llevado, o mejor donde estamos por su práctica de economía de casino.

Reconozco que me he leído las ochenta y una sin anestesia y su lectura no es nada entretenida, al contrario los datos que sirven de soporte a los argumentos son en algunos casos demoledores. Por deformación profesional me he detenido a partir de la página 58, en el punto 4.1 porque habla del sistema educativo. La percepción que tenemos quienes trabajamos en la docencia del sistema educativo tiene un doble enfoque, el más cercano es el día a día del lugar donde trabajas, que se complementa con las opiniones, comentarios y charlas que compartes con otros colegas en cursos de formación reuniones, etc. el otro enfoque con más distancia lo da el conjunto de datos sobre resultados y la comparación de éstos con los parámetros obtenidos a nivel global o las comparativas con otras comunidades autónomas. Los resultados, las comparaciones en educación son alarmantes hasta el punto de dar la sensación que lo que interesa es que el sistema educativo, el público, en Canarias caiga, se desmorone por abandono. Quienes han tenido y tienen responsabilidad de gobierno en Canarias deberían, a la vista de los resultados, recoger sus papeles, pedir perdón y dejar en otras manos la gestión del sistema de enseñanza. Es difícil, muy difícil reunir toda una batería de datos más nefasta que la que se ha recopilado desde las aportaciones de la propia Consejería de Educación y el Ministerio correspondiente.

Sé que no es nada científico extraer conclusiones presurosas, y además aburrido leer series de datos, pero me van a permitir que entresaque los que creo ponen en cuestión la labor realizada los últimos años en educación.

1º- El porcentaje de repetición al final de cada ciclo en primaria supera en dos puntos la media nacional.

2º- El porcentaje de alumnos de 12 años que permanecen todavía en la educación primaria supera en 6,3 puntos la media nacional.

3º- La tasa de población que obtiene el bachillerato es en Canarias del 37,6% frente al 44,7% de media nacional. En los grados medios los datos 13,5% frente al 16,6%.

4º- Lo anterior se refleja en los siguientes datos: (2007) El 36,9% de los jóvenes de Canarias (18-24 años) no ha completado estudios secundarios post-obligatorios, frente al 31 % como media nacional.

Hay más datos, pero creo que la muestra es lo suficientemente significativa para que el problema de la educación en Canarias sea tenido en cuenta y se hable de él atendiendo a su verdadera magnitud, porque como se afirma en la introducción del punto 4.12, página 58 del documento citado: “La mejora de la calidad de la educación es una exigencia permanente…”. Si es una exigencia permanente, éste tiene que tener resultados y si las cifras afirman lo contrario y ratifican el abandono, mejor es que quienes tienen las responsabilidades de gobierno reconozcan el fracaso de su gestión y se abran nuevas vías de actuación y gobierno. Ahora toca, una vez más, que todos los implicados en la educación de los jóvenes, que es toda la sociedad, unos más que otros, si es cierto, tengamos claro que la educación es la auténtica apuesta de futuro y que el mayor esfuerzo, de todo tipo, se tiene que hacer ahí.

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