lunes, 12 de octubre de 2009

OTRAS LECTURAS: EL NIÑO AFORTUNADO

Dentro de la literatura concentracionaria para los especialistas pasaría por un título más, como una visión más esta obra, El niño afortunado de Thomas Buergenthal, Plataforma Editorial, 2008. Un testimonio del horror que se suma a los muchos que se pueden encontrar en la amplia bibliografía que hay sobre este tema; tampoco es novedad que el testimonio sea de un menor, ya que hay varios ejemplos, desde el de Ana Frank, que no vive directamente el mundo de los campos de exterminio a los de Aharon Appelfeld y el propio Imre Kertész, premio Nobel. ¿Dónde está el entonces el valor de la obra? En primer lugar en lo que significa como testimonio, es un valor “per se” en cuanto es testimonio de hechos que el relato de los mismo forma parte del patrimonio que nos han legado quienes han sufrido las consecuencias del horror nazi. En segundo lugar “lo distinto” de este caso está en el tono de la narración de Buergenthal cuando relata su pasado y ha sobrevivido al mismo sin caer en el síndrome de culpabilidad en el que cayeron otros sobrevivientes como Jean Améry o el mismo Primo Levi que acabaron quitándose la vida. Buergenthal, dentro del dolor y el sufrimiento al que estaba sometido, hoy, después de los horrores que sufrió, mantiene que ha tuvo suerte, suerte que le permitió los momentos más difíciles y cruciales de su recorrido por los campos y cuando su vida pendía de un hilo tan fino que nadie daría lo más mínimo por ella.

Hoy Buergenthal ocupa un puesto como juez en la Corte Internacional de Justicia. hasta ahí ha llegado después de las vicisitudes que narra en la primera parte de su biografía y cómo emigra a los Estados Unidos donde realiza estudios de derecho hasta especializarse en derecho internacional, sobre todo en la defensa de los Derechos Humanos. Su óptica como juez de la Corte Internacional para valorar los horrores a los que nos tiene acostumbrado este mundo de hoy es un tanto especial y sabrá valorar en su justa medida aquellos casos en los que la carencia de derechos conduce a la degradación humana.

Les dejo con algunos párrafos de su obra, aquellos que explican por qué dice que fue un niño con suerte. Que les resulten interesantes.

“Años más tarde, cuando me hablaban sobre Auschwitz y me preguntaban cómo era, solía responder que tuve suerte de ingresar en Auschwitz. Semejante respuesta casi siempre era recibida con sorpresa. Pero yo sabía muy bien lo que decía. Casi todos los que llegaban a la plataforma ferroviaria de Birkenau tenían que pasar por el llamado proceso de selección, en el cual los niños, los ancianos y los inválidos eran separados del resto de la gente a su llegada y conducidos directamente a las cámaras de gas. Nuestro grupo se libró del proceso de selección. Seguramente, los oficiales de turno de las SS no procedieron a la selección por asumir que, como nuestro tren provenía de un campo de trabajo, ya se había eliminado a los niños y las demás personas no aptas para trabajar de haberse producido una selección, me habrían matado incluso antes de ingresar en el campo. A eso se refería mi frívolo -comentario sobre mi suerte por haber ingresado en Auschwitz.” [Ob. cit. págs.]

1 comentario:

  1. Interesante aportación, pero creo que el producto de la lectura se fructua con la vivencia de cada persona... y realmente es genial... buen dia!!

    ResponderEliminar