miércoles, 17 de junio de 2009

OTRAS LECTURAS: EL FALSIFICADOR DE PASAPORTES

Reconozco que no sé las razones por las que siento especial interés por la literatura concentracionaria. Primo Levi, Robert Antelme o Jean Amery, entre otros, han ido forjando ese interés. Es verdad que es muy dura la lectura, que se encoge el estómago y se te hace un nudo en la garganta, pero no por ello dejo de leer. Mi biblioteca es amplia en este apartado, así que cuando logré tener en mis manos El falsificador de pasaportes, la casi biografía de Cioma Schönhaus, Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores, 2009 sentí el deseo de comenzar a leerla en ese momento. Hice lo que hago siempre con los libros nuevos, los hojeo, leo algunos párrafos, al azar, los huelo, vuelvo a leer otros párrafos y luego a esperar su turno. Si tengo mucho interés me lo salto. No me crea conflictos conmigo mismo. Bueno pues en este caso me salté el turno, dejé una novela de Philip Kerr pendiente, pero creo que valía la pena, tal es así que casi me lo leí de un tirón, aunque ayuda para esto no sólo el interés sino el insomnio, ayuda para la lectura, así que con fruición empecé su lectura.

He de decir que no es un libro sobre la vida en los campos y el relato de las penurias que se pasaban allí. Es otra cosa, Cioma Schönhaus describe cómo logra disimular, esconder su condición de judío en la Alemania del año 1942. Esta situación nos descubre hechos cotidianos que los alemanes habían asumido como normales, entre los que estaban la segregación y aniquilamiento de la población judía. Pasar desapercibido hasta llegar a la clandestinidad nos acerca a una vida al borde del riesgo máximo y Cioma lo describe con mucha soltura.

Recomendable su lectura, así que aquí les dejo algún párrafo donde se refleja cómo la sociedad alemana asume lo que los nacionalsocialistas tenían como principal objetivo: exterminar a la población judía.

El tío llega a casa riéndose:

-Hoy he ayudado a una mujer a educar a su hijo. Ella grita: “Ven acá”, pero el niño hace como si no la oyera. Entonces ella murmura remarcando mucho las palabras: “¿Querrás venir de una vez? Ten cuidado, porque detrás de ti viene un judío que te llevará con él”. Y, como alma que lleva el diablo, el pequeño corre hacia su madre.

Con sonrisa satisfecha dice el tío:

-¿Y creéis que la madre me ha dado las gracias? [págs. 56-60]

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