lunes, 15 de junio de 2009

ALGUNAS COSAS DEL TENERIFE




Pues nada, ya está el Tenerife en primera división y las imágenes, los sonidos, atascos y la demagogia de algunos pasará a la historia, a la pequeña historia de las cosas cotidianas. El esfuerzo deportivo de los jugadores, de una entidad que se representa a sí misma se ha elevado al Olimpo de los dioses y se ha querido extrapolar a la sociedad en general. Pues no, dejémoslo en la culminación de un esfuerzo deportivo. No se puede negar que el fútbol como espectáculo y negocio mueve mucho dinero, genera muchos puestos de trabajo y apasiona a mucha gente, una pasión de que lleva a unos y otros a gritar por los colores de un equipo, acordarse de la madre del árbitro como fuente de todos los males y llorar o reír ante el fracaso o el triunfo de su equipo.

No me olvido de los políticos ejercientes en el poder que usan de forma populista los éxitos de sus respectivos equipos, y aquí casi, casi no se salva nadie porque si a la final de la liga de campeones acudían como moscas los cargos ejercientes aduciendo no se sabe qué protocolo, igual, pero con mayor énfasis local-nacionalista el sábado en el campo del Gerona, campo con menos instalaciones que el campo del barrio de La Salud, no había sitio para tanto político con cargo público. Da pena lo que hay que hacer por unos votos y caer en gracia a los potenciales votantes. También es verdad que quienes están en el banquillo de la oposición se vuelven de buenas a primera elitistas y miran a las masas como un todo incapaz de discernir entre el bien y el mal y cómo los manejan; los jóvenes, como casi siempre, son los que peor parados quedan. Todo esto le pasa a la oposición hasta que tenga que gobernar y ya usarán el espectáculo deportivo oportuno para la foto. Repito, casi nadie se escapa. La carne es débil.

Tengo también un recuerdo para quienes son aficionados al fútbol, los que soportan lo bueno y lo malo de su equipo, los que se toman esta pasión con extraña serenidad y cierto estoicismo en los momentos malos y con emoción contenida en los momentos de máxima euforia. Alguien muy cercano, comedido y sereno, quizá con un cierto pesimismo me mandaba un mensaje desde el campo del Gerona: “Lo conseguimos”, entiendo en ese plural mayestático lo que comparte como aficionado, buen aficionado que manifiesta una alegría contenida y recuerda que hoy eres cabeza de león, pero mañana, en primera, serás cola de ratón, a lo mejor. Que disfruten los que les gusta el fútbol.

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