Tres mil trescientas trece velas son las que Ricardo Melchior está buscando para ofrecérselas a Cande para ver si le consigue el mismo número de votos que de velas para alcanzar un puesto en el Senado Y desbancar a Antonio Alarcó que le saca esa diferencia. En el voto del exterior, Venezuela fundamentalmente es donde tiene guardadas sus esperanzas, pero me temo que ni con un milagro va a llegar a esa cifra, así que toca llorar en una esquina.
De todas maneras y dado que se le puede causar un trauma del que se tardará en recuperarse, propongo que se nombre senador vitalicio de la isla de Papúa, vitalicio, pero sin dietas, porque no se explica como los que son de aquí no le votan, y cree que es porque están abducidos y polarizados por la televisión “de ellos”, los que vienen de fuera.
Como asesores residentes en Papúa se podría llevar a algunos, entre ellos y para asuntos de su espíritu al obispo.
Queda dicho.
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