Sí,
ya sé que como he visto esta película, La noche más oscura de KathrynBigelow, tengo que criticar la supuesta apología de la tortura y
vulneración de los derechos humanos. Pues ya está ya lo he dicho. Esta brevedad,
evidentemente, no significa que esté de acuerdo con métodos y supresión de los
derechos de los individuos, pero voy al cine para que me cuenten una historia,
en este caso, tan real como la vida misma.
La obsesión por dar caza a Bin Laden
después de lo ocurrido el ya muy comentado 11-S y la destrucción de las Torres
Gemelas toma cuerpo en una persona, la protagonista, agente de la CIA, que hace
de esa misión, su misión y se refuerza no con elementos patrióticos ni con una
lucha entre culturas. Nada de eso mueve a nuestra protagonista. Hace de su
trabajo una causa personal alimentada por el comportamiento visceral/racional
por la muerte de una agente amiga en un atentado. No digo más, que luego dicen
que desvelo la película
Contar esta historia tiene el gran
riesgo de convertir al resultado en una soflama patriótica ajena a los
intereses de los espectadores; tampoco le hacen falta elementos efectistas
porque Bigelow se acerca en su narración al modelo documental donde el
espectador recibe toda la información y ya podrá discernir, criticar o abjurar
de lo que ha visto. No, lo que no podrá negar es que nuestra protagonista es
diseccionada desde la primera secuencia hasta la última. El rostro de esta
agente novata en un cárcel clandestina que observa como se tortura a un
detenido hay que retenerla hasta el final de la película y ver cómo evoluciona
el personaje. El guión oscurece al resto de actores en favor de ella, así que
con esta apuesta un tanto arriesgada se mantiene la tensión durante 157 minutos.
Si tienen oportunidad no se la
pierdan, ahora no busquen la moraleja final, solo disfruten de la historia y de
cómo la cuenta Bigelow.
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