Sí, me han citado por algo que he hecho, bueno que intento hacer, y es que aquellos con los que convivo, mis alumnos, sientan el gusto por la lectura y siempre que puedo les recomiendo lo que a mi me gusta. En este caso la obra que hemos comentado en clase es "El olvido que seremos" del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, libro que sugiero vivamente porque además de ser de una belleza que impresiona, lo es más por la relación que mantienen padre e hijo de la cual no diré nada por si en algún momento quien pueda leer esto se decide a buscar esta obra.
Como decía al principio me han citado, lo que hago, en una revista colombiana donde se comenta esta obra y su impacto en España, hecho poco habitual para escritores no consagrados provenientes de latinoamérica. En fin si deciden leerlo que lo disfruten.
Aquí va el artículo de la revista Semana.
Cultura
Éxito inesperado
Una gran cantidad de críticas favorables empiezan a convertir el libro 'El olvido que seremos', de Héctor Abad Faciolince, en un fenómeno editorial en España.
El nombre de Héctor Abad Faciolince está sonando como un aldabonazo en toda España. Desde principios de octubre, cuando su libro El olvido que seremos apareció en los anaqueles de novedades, lo único que ha suscitado es una ola enorme de críticas favorables. Un año después de haberlo publicado en Colombia, donde ha impreso 14 ediciones y vendido más de 50.000 ejemplares, Planeta está a punto de anotarse otro éxito en España, donde editó el libro bajo uno de sus sellos más emblemáticos: Seix Barral.
Lo más sorprendente de toda esta historia, hasta ahora poco conocida en Colombia, se ha visto en las columnas de prensa. En ellas, varios escritores españoles de primer nivel se han declarado admirados con la forma tan conmovedora como él cuenta en el libro la entrañable relación que tuvo con su padre, Héctor Abad Gómez, así como la tragedia que sufrió en 1987, cuando aquel defensor incansable de los derechos humanos encontró la muerte en una calle de Medellín a manos de un sicario.
El mes pasado, en el diario madrileño El País, el más importante de España, aparecieron tres reseñas elogiosas con la obra de Abad. La más reciente fue del conocido escritor y filósofo vasco Fernando Savater. "Si yo pudiera recomendar algo a quienes se preocupan de veras en nuestro país por los hermanos de Iberoamérica, les diría que leyesen 'El olvido que seremos', del buen escritor colombiano Héctor Abad Faciolince", dijo en su columna del pasado 16 de noviembre. Pero no sólo eso. Según Savater, el libro "no sólo es una obra bella y profundamente conmovedora, no sólo es una necesaria lección sobre temas hoy de moda entre nosotros como la educación cívica y la relación entre memoria personal y memoria histórica, sino también un insustituible testimonio de la lucha por la democracia, la razón ilustrada y la tolerancia en países que nos resultan tan próximos y queridos".
La segunda reseña de El País corrió por cuenta del famoso escritor gallego Manuel Rivas. "Es un libro con boca. La boca inolvidable de la gran literatura que ha sobrevivido a la extinción de las palabras", subrayó. "No sé si un libro puede cambiar la vida, pero sí que puede alterar tu reloj biológico. 'El olvido que seremos' me mantuvo en vigilia toda la noche". Rivas, que a raíz de la obra ha propuesto "hacer un canon de los libros que no te dejan dormir", admitió además que va guardando todo lo que lee de Héctor Abad "como migas de pan muy esféricas, pulidas y luminosas para cuando tenga que atravesar un gran bosque".La otra reseña en El País se publicó en el blog del director adjunto del periódico, Juan Cruz. Para este escritor canario, voz muy autorizada en el tema como que por varios años fue el peso pesado de las editoriales del Grupo Prisa, el sentimiento autobiográfico de Héctor Abad "paraliza en ocasiones" y alcanza "los niveles de la confesión y de la poesía junto con una rapidez literaria que le da enorme altura" por cuanto "jamás cae en la autocomplacencia del dolor". Cruz agrega que Abad se permite por momentos "incluso el buen humor que debió haber en su familia aun en los tiempos oscuros". Y confiesa, tajante: "Este libro me golpeó muy fuerte".A mediados de octubre, el influyente periódico madrileño El Mundo también le dedicó páginas de su suplemento cultural a Héctor Abad. "El libro, escribió el crítico Ernesto Calabuig, huye de dos grandes peligros que podrían echarlo a perder: una equivocada combinación y distribución de los muchos datos y anécdotas que lo volviera aburrido y, sobre todo, del carácter sentimental-edulcorado de una biografía paterna". Calabuig concluye que la obra del escritor paisa muestra "hasta qué punto son las palabras nuestras únicas armas, capaces de rescatar, salvar y postergar el olvido".
Otros periodistas y escritores españoles han declarado a pie juntillas su aprecio por el libro de Abad. "Es un libro especialmente emotivo que sería un delito dejar pasar en medio del intenso tráfago de novedades", dijo el periodista Antonio San José hace dos semanas. "Es un libro hermoso, auténtico y conmovedor", señaló por su parte la escritora Rosa Montero. "Es un libro tremendo y necesario, de un coraje arrasador. Por momentos me he preguntado cómo ha tenido Abad la valentía de escribirlo", dijo Javier Cercas, autor de la célebre novela Soldados de Salamina. Por si fuera poco, algunos profesores de secundaria se lo recomiendan ya a sus alumnos. "Lo uso para que los niños vean una relación muy especial de un hijo con su padre", le dijo a SEMANA el profesor de secundaria Enrique Rodríguez López, que enseña en las islas Canarias.
Héctor Abad no sale de su sorpresa por lo que está pasando en España. "A mí me pone muy contento todo esto. No me lo esperaba. Si un buen número de lectores lo lee, el libro se sostendrá solo", le dijo a SEMANA. No es fácil comercializar sus libros en ese país. Desde cuando firmó con otros escritores y artistas colombianos una carta diciendo que no pisaría España mientras se les exija visa a los nacidos en Colombia, ha cumplido su palabra. En eso lo acompaña sólo Fernando Vallejo. Los demás (Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Fernando Botero y Darío Jaramillo) han vuelto a la Península.
En el exterior, la recepción de El olvido que seremos ha sido desigual. En México, el libro pasó inadvertido. En Venezuela y Argentina tuvo un mejor desempeño. En Francia hay interés en traducirlo. Pero lo de España es un fenómeno creciente al que hay que ponerle bolas. Desde la gran acogida de Perder es cuestión de método de Santiago Gamboa hace 10 años, ningún escritor colombiano de las nuevas generaciones había causado un impacto semejante en la tierra de Cervantes.
Semana.com ©2000.
Éxito inesperado
Una gran cantidad de críticas favorables empiezan a convertir el libro 'El olvido que seremos', de Héctor Abad Faciolince, en un fenómeno editorial en España.
El nombre de Héctor Abad Faciolince está sonando como un aldabonazo en toda España. Desde principios de octubre, cuando su libro El olvido que seremos apareció en los anaqueles de novedades, lo único que ha suscitado es una ola enorme de críticas favorables. Un año después de haberlo publicado en Colombia, donde ha impreso 14 ediciones y vendido más de 50.000 ejemplares, Planeta está a punto de anotarse otro éxito en España, donde editó el libro bajo uno de sus sellos más emblemáticos: Seix Barral.
Lo más sorprendente de toda esta historia, hasta ahora poco conocida en Colombia, se ha visto en las columnas de prensa. En ellas, varios escritores españoles de primer nivel se han declarado admirados con la forma tan conmovedora como él cuenta en el libro la entrañable relación que tuvo con su padre, Héctor Abad Gómez, así como la tragedia que sufrió en 1987, cuando aquel defensor incansable de los derechos humanos encontró la muerte en una calle de Medellín a manos de un sicario.
El mes pasado, en el diario madrileño El País, el más importante de España, aparecieron tres reseñas elogiosas con la obra de Abad. La más reciente fue del conocido escritor y filósofo vasco Fernando Savater. "Si yo pudiera recomendar algo a quienes se preocupan de veras en nuestro país por los hermanos de Iberoamérica, les diría que leyesen 'El olvido que seremos', del buen escritor colombiano Héctor Abad Faciolince", dijo en su columna del pasado 16 de noviembre. Pero no sólo eso. Según Savater, el libro "no sólo es una obra bella y profundamente conmovedora, no sólo es una necesaria lección sobre temas hoy de moda entre nosotros como la educación cívica y la relación entre memoria personal y memoria histórica, sino también un insustituible testimonio de la lucha por la democracia, la razón ilustrada y la tolerancia en países que nos resultan tan próximos y queridos".
La segunda reseña de El País corrió por cuenta del famoso escritor gallego Manuel Rivas. "Es un libro con boca. La boca inolvidable de la gran literatura que ha sobrevivido a la extinción de las palabras", subrayó. "No sé si un libro puede cambiar la vida, pero sí que puede alterar tu reloj biológico. 'El olvido que seremos' me mantuvo en vigilia toda la noche". Rivas, que a raíz de la obra ha propuesto "hacer un canon de los libros que no te dejan dormir", admitió además que va guardando todo lo que lee de Héctor Abad "como migas de pan muy esféricas, pulidas y luminosas para cuando tenga que atravesar un gran bosque".La otra reseña en El País se publicó en el blog del director adjunto del periódico, Juan Cruz. Para este escritor canario, voz muy autorizada en el tema como que por varios años fue el peso pesado de las editoriales del Grupo Prisa, el sentimiento autobiográfico de Héctor Abad "paraliza en ocasiones" y alcanza "los niveles de la confesión y de la poesía junto con una rapidez literaria que le da enorme altura" por cuanto "jamás cae en la autocomplacencia del dolor". Cruz agrega que Abad se permite por momentos "incluso el buen humor que debió haber en su familia aun en los tiempos oscuros". Y confiesa, tajante: "Este libro me golpeó muy fuerte".A mediados de octubre, el influyente periódico madrileño El Mundo también le dedicó páginas de su suplemento cultural a Héctor Abad. "El libro, escribió el crítico Ernesto Calabuig, huye de dos grandes peligros que podrían echarlo a perder: una equivocada combinación y distribución de los muchos datos y anécdotas que lo volviera aburrido y, sobre todo, del carácter sentimental-edulcorado de una biografía paterna". Calabuig concluye que la obra del escritor paisa muestra "hasta qué punto son las palabras nuestras únicas armas, capaces de rescatar, salvar y postergar el olvido".
Otros periodistas y escritores españoles han declarado a pie juntillas su aprecio por el libro de Abad. "Es un libro especialmente emotivo que sería un delito dejar pasar en medio del intenso tráfago de novedades", dijo el periodista Antonio San José hace dos semanas. "Es un libro hermoso, auténtico y conmovedor", señaló por su parte la escritora Rosa Montero. "Es un libro tremendo y necesario, de un coraje arrasador. Por momentos me he preguntado cómo ha tenido Abad la valentía de escribirlo", dijo Javier Cercas, autor de la célebre novela Soldados de Salamina. Por si fuera poco, algunos profesores de secundaria se lo recomiendan ya a sus alumnos. "Lo uso para que los niños vean una relación muy especial de un hijo con su padre", le dijo a SEMANA el profesor de secundaria Enrique Rodríguez López, que enseña en las islas Canarias.
Héctor Abad no sale de su sorpresa por lo que está pasando en España. "A mí me pone muy contento todo esto. No me lo esperaba. Si un buen número de lectores lo lee, el libro se sostendrá solo", le dijo a SEMANA. No es fácil comercializar sus libros en ese país. Desde cuando firmó con otros escritores y artistas colombianos una carta diciendo que no pisaría España mientras se les exija visa a los nacidos en Colombia, ha cumplido su palabra. En eso lo acompaña sólo Fernando Vallejo. Los demás (Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Fernando Botero y Darío Jaramillo) han vuelto a la Península.
En el exterior, la recepción de El olvido que seremos ha sido desigual. En México, el libro pasó inadvertido. En Venezuela y Argentina tuvo un mejor desempeño. En Francia hay interés en traducirlo. Pero lo de España es un fenómeno creciente al que hay que ponerle bolas. Desde la gran acogida de Perder es cuestión de método de Santiago Gamboa hace 10 años, ningún escritor colombiano de las nuevas generaciones había causado un impacto semejante en la tierra de Cervantes.
Semana.com ©2000.
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