domingo, 8 de diciembre de 2013

HENRY MOORE EN TENERIFE

Por unos días Santa Cruz ha disfrutado de la presencia de algunas obras en bronce del escultor Henry Moore [1898-1986]. El guerrero de Goslar lleva entre nosotros desde hace 40 años y su presencia es uno de los testigos de aquella primera exposición de esculturas en la calle.

            No es mi intención analizar ni la exposición, ni la conmemoración, sólo que la evocación de Henry Moore me ha llevado a releer lo que E.H. Gombrich [1909-2001] en su obra Historia del Arte, escribe de Moore: “Creo que con este intenso sentimiento de singularidad acerca de las cosas realizadas por la magia de las manos humanas es con lo que el autor Henry Moore nos quiere enfrentar en sus creaciones. Moore no comienza mirando a su modelo, sino a la piedra. Quiere “hacer algo” de ella. No rompiéndola en pedazos, sino percibiendo su tendencia, tratando de descubrir “qué quiere” la piedra. Si ella se convierte en una sugerencia de figura humana, bienvenida sea. Pero incluso en la figura quiere retener Moore algo de la solidez y simplicidad de una roca. No intenta hacer una mujer de piedra, sino una piedra que sugiera una mujer.” [ob. cit. pág. 453].

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