Contar
una historia en la que el protagonista tiene que defender su dignidad frente a
quienes no le creen, puede resultar una tarea ardua. Sergei Loznitsa, En la niebla, 2012 desarrolla
esta trama en la zona soviética ocupada por los alemanes en 1942. Nadie cree a
nuestro protagonista y con el fatalismo que rodea la situación y la incapacidad
para obtener el reconocimiento de sus convecinos, en algo más de dos horas y en
planos-secuencia larguísimos y algunos
de una belleza sin igual la niebla traspasa la pantalla y se te pega a la piel.
Lo enmarañado del bosque donde se
desarrolla la acción viene a ser igual de intrincado y borroso el recorrido por
conceptos que en otras situaciones son bien marcados y definibles. El honor, el
heroísmo, la abnegación, el miedo, la amistad, enemistad, odio o amor forman
una nebulosa que envuelve al protagonista y todo lo que le rodea.
Hasta el silencio se hace audible en
muchos momentos de la película y eso la hace acogedora, o mejor sobrecogedora
desentrañando los vericuetos del bosque, que, al parecer, son los que no tienen
salida para ver donde recuperar la dignidad. Sushenya, el protagonista, ve su
futuro dibujado en la niebla y en el barro, pero aún así se reivindica.
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