Tengo que reconocer que es como una obsesión. Una y otra vez soy recurrente y vuelvo a lo mismo y puede que las palabras que aparezcan a continuación suenen a repetidas, pero al ser una obsesión y que una y otra vez la realidad me da pie para continuar escribiendo sobre lo mismo, lo haré de nuevo. Sí mi obsesión es la transparencia en la gestión pública, algo que parece una utopía, que es inalcanzable.
Los niveles de corrupción van en aumento, o por lo menos esa es la sensación que se tiene como ciudadano que está pendiente de los diversos medios de comunicación. Junto a la avalancha de casos, de diligencias que se abren contra personas que ocupan cargos públicos y que carentes de los niveles mínimos de ética personal ponen en entredicho todo el sistema con sus actuaciones, casi se convierten, en terroristas, una nueva forma de atemorizar a la ciudadanía, con sus actuaciones. Cuando pierden la credibilidad quienes manejan fondos públicos, y están en con esa responsabilidad porque son cargos electos, acentúan el temor ciudadano, es decir son auténticos terroristas.
Nos vemos con numerosos casos que se son presentados ante la justicia, pero ésta como u gigante dinosaurio le cuesta moverse con la agilidad que requiere su actividad y pierden actualidad, y por tanto relevancia. Se cumple aquello de que lo que no aparece en los medios comunicación no existe.
Por si la lentitud judicial no fuera poco, la existencia de paraísos fiscales, estrategias para ocultar el camino del dinero colocan en franquicia a quien quiera hacer mal uso de los fondos públicos y seguir erosionando el sistema, erosión que recibe la ayuda, por omisión, de muchos partidos políticos que no toman medidas, aun cuando están ya en los juzgados, e incluso creando las condiciones para que se pueda evitar la situación, es decir que cueste mucho tener la tentación de distraer fondos públicos en beneficio propio o de su partido.
Esto lo explica y muy bien, como siempre Soledad Gallego-Díaz, así me remito a lo que ella dice, que lo dice muy bien para continuar con mi obsesión.
Transparente es aquello que se comprende sin duda ni ambigüedad. En la vida pública, transparencia es la obligación de las autoridades y organismos relacionados con el Estado de realizar sus acciones de forma que puedan ser sometidas a un control directo. Lo menos que se puede decir es que, en España, la transparencia es claramente insuficiente, porque no hay forma de practicar ese control si no existe un acceso inmediato a toda la información de que disponen esas autoridades. [leer más]
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