Todo sigue igual, bueno casi todo. El Papa da la misa de espalda a los fieles según el rito tradicional y es portada en El País. El mismo Ratzinger anula su visita a la universidad de Roma, loa jóvenes no son tontos como piensan algunos. El cardenal Rouco saca sus huestes a la calle; sigue la persecución a las clínicas que practican interrupciones del embarazo; la guardia civil, el servicio de protección a la naturaleza, SEPRONA, interroga a mujeres que han pasado por clínicas para interrumpir sus embarazos. Imaginen el esperpento de tales interrogatorios. En fin las cosas creo que no siguen igual, me temo que realmente han empeorado.
Mientras el obispo de Tenerife sigue libre y Fernando Vallejo, escritor colombiano publica La Puta de Babilonia, Seix Barral; 2007. Su carácter apasionado, casi colérico le impulsa a comenzar su libro así: "La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Sagarelli en Parma. a Juan Huss en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristoloco el rabioso y a Pedropiedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la reprimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar".
Mientras el obispo de Tenerife sigue libre y Fernando Vallejo, escritor colombiano publica La Puta de Babilonia, Seix Barral; 2007. Su carácter apasionado, casi colérico le impulsa a comenzar su libro así: "La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Sagarelli en Parma. a Juan Huss en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristoloco el rabioso y a Pedropiedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la reprimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar".
Creo que no tiene desperdicio el conjunto de calificativos que asigna a esta multinacional, luego en trescientas diecisiete páginas intenta desmontar el andamiaje de esta religión.
En otro tono más reflexivo, o por lo menos no tan incendiario que Vallejo Élie Barnavi, 1946 publica en Turner: “Las religiones asesinas”, 2007 donde hace un repaso por los descalabros que sufren las sociedades por culpa de la religión que en nombre de dios, cada una el suyo atormentan y acosan al laicismo que tanto costó y cuesta defender como el mayor tesoro de la sociedad occidental.
En fin, si alguien se cruza con el obispo cambie de acera.
En otro tono más reflexivo, o por lo menos no tan incendiario que Vallejo Élie Barnavi, 1946 publica en Turner: “Las religiones asesinas”, 2007 donde hace un repaso por los descalabros que sufren las sociedades por culpa de la religión que en nombre de dios, cada una el suyo atormentan y acosan al laicismo que tanto costó y cuesta defender como el mayor tesoro de la sociedad occidental.
En fin, si alguien se cruza con el obispo cambie de acera.
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