HHhH [Himmlers
Hirn heisst Heydrich, “el cerebro de Hitler se llama Heydrich”] es el acrónimo
con el que Laurent Binet [Francia, 1972] titula su novela [Seix Barral, 2011] en
la que recrea el atentado, preparación y ejecución, que sufre Heydrich en Praga
en 1941. “El carnicero de Praga” o “La bestia rubia” son algunos de los
apelativos con los que se conocía a este personaje, mano derecha de Hitler y
encarnación de la perversidad en estado puro, de ahí la fascinación de este
persona, excepcional donde los haya y que despierta entre investigadores y
escritores un marcado interés.
Binet
logra reconstruir paso a paso los acontecimientos que llevan Josef Gabick y Jan
Kubis, checo y eslovaco respectivamente, a atentar contra la vida de Heydrich
en diciembre de 1941. Es el gobierno checo en el exilio, junto con la ayuda de
Inglaterra quienes buscan un golpe de efecto al tiempo que pretenden “visualizar”
el poder de la resistencia y el gobierno en el exilio. La reconstrucción, fiel
a los hechos, cuenta con el interés añadido de una narración ágil y dotada de
la dosis de intriga necesaria para que el lector desee pasar la página y continuar
con el relato.
Pero
no solo es el relato de los acontecimientos, sino que Binet suma al mismo el
proceso de creación, es decir, cuenta cómo nace su interés por el personaje,
como indaga en distintas fuentes de consulta y como llega al producto final. Algunos
críticos ven es esta estructura narrativa una alternativa a la novela histórica.
Realmente creo que esa no es su aspiración, sino más bien dar a conocer su
forma de trabajar y lo complicado del mismo por lo estricto y minucioso en el
tratamiento de las fuentes y los datos recogidos. En medio de esta narración de
ese proceso creativo no deja de ser crítico con algunos autores que también
hacen novela histórica. Es el contrapunto a su modelo de trabajar, así que porque
lo considero interesante y da una medida de lo meticuloso que es Binet con las
fuentes y la constatación de los datos les dejo con algunos párrafos en los que
hace referencia a la Jonathan Litell y su obra “Las Benévolas”.
“Me pregunto cómo sabe Jonathan Litell que
Blobel, el responsable alcohólico del SonderfKommando 4ª del Einsatzgruppe C,
en Ucrania, tenía un Opel. Si Blobel circulaba verdaderamente con un Opel, me
inclino a sus pies. Confieso que su documentación es superior a la mía. Pero si
es un bluf, eso debilita la obra. ¡Por completo! Es cierto que los nazis se
proveían masivamente en la casa Opel, lo que hace totalmente verosímil que
Blobel hubiera poseído, o dispuesto de esa marca. Pero verosímil no es lo mismo
que probado. Menuda tontería, ¿verdad? Las personas a las que les cuento estas
cosas me toman por un maniático. No ven cuál es el problema.
[…] Evidentemente habrán sospechado
que la aparición del libro de Jonathan Litell, y su éxito, me han perturbado un
poco. Aunque siempre puedo tranquilizarme diciéndome que no tenemos el mismo
proyecto, estoy obligado a reconocer que nuestros temas son bastantes cercanos.
Estoy leyéndolo y en cada página me dan ganas de hacer comentarios. Tengo que
reprimir las ganas. Mencionaré tan solo que hay un retrato de Heydrich al
principio del libro. Sólo citaré una frase: “Sus
manos parecían demasiado largas, como algas nerviosas sujetas a sus brazos”,
ya que, no sé por qué razón, me gusta esa imagen.” [ob. cit, págs.. 273-274]
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