miércoles, 24 de agosto de 2011

PUEDE OCURRIR

El pasado día 18 de este mes de agosto leí en El País un artículo de Joaquín Estefanía: “Pentimento”, del que entresaco una cita de Keynes: Parece imposible políticamente, en una democracia capitalista, organizar el gasto público a una escala lo suficientemente grande como para llevar a cabo el gran experimento que probaría lo correcto de mis argumentos, como no sea en las condiciones creadas por una guerra”.
            Me viene al pelo esta cita para entender lo que algunos analistas apuntan como posibilidad para salir de esta situación en la que el estancamiento económico tiene que ver con el intento de recorte de los logros alcanzados en el estado del bienestar y buscar nuevos nichos de negocio en las grandes áreas de la sanidad, educación, etc.
            Un flujo de capital importante, comparable al movilizado después de la II Guerra Mundial, el aumento de la actividad económica en amplios sectores y casi comenzar desde cero en la reconstrucción de un estado del bienestar es lo que anida en algunas mentes que en ese camino la solución al escaso crecimiento económico, ya que la especulación y ataques contra algunos estados tarde o temprano dejará de surtir efecto por no dar los beneficios que se esperan. Así que puestos a imaginar, sin fumar ningún “cigarrito de la risa”, ni coger mucho sol la solución que se podría provocar sería la fomentar un conflicto bélico, limitado en cuanto al uso de armamento nuclear, en un escenario mundial con centros neurálgicos en Europa, norte de África y Asia; la neutralidad China le daría el papel de árbitro y lideraría el conflicto desde el punto de vista económico junto a los Estados Unidos. La duración limitada en el tiempo, pero con el calado suficiente para que las bajas dejaran pequeñas a las contabilizadas en la II Guerra Mundial; con una distribución geográfica más amplia, aunque Europa saldría muy tocada en este aspecto.
            Así planteado “solo” quedaría iniciar un proceso de reconstrucción, la declaración de buenas intenciones, el nunca más entre los contendientes y vuelta a empezar.
            Ah, se me olvidaba, no habrá ni vencedores, ni vencidos, solo dañados, con lo que habría una nueva división del mundo en áreas de influencia en la que las materias primas, su control, sería la justificación para mantener una industria armamentística y numerosos ejércitos que se encargarían de mantener esa “paz armada”.
            Por último las multinacionales de la salvación, cómo no, sobrevivirían al conflicto y buscarían nuevos argumentos, o a los viejos les darían una mano de barniz para seguir ocupando su puesto en este mundo.
            No es dar ideas, pero…

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