LECTURAS: EL PRESTAMISTA. EDWARD LEWIS WALLANT

“Empiezas
con miles de años en los que no tienes nada salvo una barba que se convierte en
una leyenda, nada más: no tienes una tierra que cultivar, ni una tierra donde
cazar, ni el tiempo suficiente para vivir en un sitio y poseer un paisaje o un
ejército o la mitología de un país. Solo tienes un cerebro en la cabeza y esa
leyenda de la barba para convencerte de que hay algo especial en ti, incluso en
tu pobreza. Pero ese cerebro en tu cabeza es la clave. Gracias a él consigues
una pequeña pieza de tela, de lana, de algodón, o de seda, porque eso da igual.
Coges esa tela, la divides por la mitad, y vendes las dos partes por un centavo
o dos más de los que has pagado. Y con este dinero compras una pieza un poquito
más grande, que a lo mejor podrás cortar en tres partes, a las que les sacarás
un beneficio de tres centavos. Cuando llegues a ese punto, nunca debes caer en
la tentación de comprarte una hogaza de pan o de hacerle un regalo a tu hijo.
Enseguida debes comprar otra pieza de tela más grande, o dos piezas, y repetir
el proceso. Y continúas y continúas hasta que no tienes ninguna tentación de
arar la tierra o de cultivar alimentos, y no sientes ya ningún deseo de
contemplar un terreno que puedas llamar tuyo. Y repites este mismo proceso
durante. Y entonces, voilà: dispones de un patrimonio mercantil, y ya has
alcanzado la fama de comerciante y de ser una persona con poderes ocultos:
usurero, prestamista, brujo y vete a saber qué más. Pero cuando lo has conseguido,
todo se convierte ya en instinto. ¿Ves cómo resulta muy simple? Esta es mi
fórmula para el éxito” [ob. cit. págs.. 70-71]
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