jueves, 31 de julio de 2008
VIOLENCIA ULTRA
ESPECIE
¿Parecen humanos? Sí, seguramente pueden ser tenidos como tales, pero realmente cuesta creer que seres como estos tengan algo en el cerebro. Esta foto está tomada de El País del miércoles 30 de julio y muestra a una parte de los ultranacionalistas serbios que aclamaban a su líder Karadzic. Miren bien sus rostros porque si tienen la mala suerte de cruzarse con ellos en una calle tiemblen porque es posible que su irracionalidad les lleve a cometer cualquier desmán simplemente porque piensan que se les ha mirado mal o algo parecido. No crean que no se los van a encontrar porque no tienen pensado ir a Serbia. Esta fauna está repartida, muy repartida y se los pueden tropezar en cualquier lugar del mundo, son como cucarachas que se adaptan a cualquier ambiente y ocupan el lugar de forma exclusiva y excluyente, es decir, quienes no son de su especie tienen el tiempo contado y aunque parezcan humanos, por lo tanto racionales, no lo son, vociferan, gritan desaforadamente como argumento, son hostiles a cualquier forma racional de pensamiento; tienen la pasión del converso recién llegado y tienen una adhesión inquebrantable a su líder, adhesión que la convierten en fe casi religiosa. Se creen en posesión de la verdad y la aversión que muestran a la sociedad la fundamentan en el supuesto ataque que dicen sufrir permanentemente.
Los endemismos tienen sus peculiaridades y elementos diferenciadores, pero todos beben de lo mismo y en los mismos lugares. Son un peligro.
SIGUEN CAYENDO
Cada día se va poniendo algo de luz sobre el sufrimiento de los secuestrados y torturados en la ESMA. El dolor y la pérdida de un ser querido no se puede suplir con nada, pero la luz que se pone sobre estos hechos tan dolorosos sirve para honrar a los muertos y desaparecidos.
Ayer miércoles 30 de julio la prensa argentina daba cuenta de la declaración de Víctor Olivera, alias “Lindoro”, que en el juicio que se sigue por los hechos ocurridos en la ESMA, rompió su silencio y relató lo que pasaba en ese centro de torturas. Ni Víctor Olivera y ninguno de los que participaron activamente o con su silencio tienen ningún atenuante y la justicia tiene que actuar de forma contundente. Confiamos en que la justicia argentina continuará con su labor de esclarecimiento y ajusticiamiento de los criminales que hasta ahora han vivido en la impunidad.
Un represor de la ESMA confesó las atrocidades que cometían
“Se referían al asadito”
El suboficial de la Marina Víctor “Lindoro” Olivera, detenido en Devoto, se quebró en la indagatoria y contó cómo eran torturados y desaparecidos los secuestrados en la ESMA. Dijo que dependía de Cavallo, Azic, Capdevilla y Febres.
Por Adriana Meyer
Página 12; miércoles, 30 de julio de 2008
En la megacausa ESMA hay 35 represores detenidos que serán acusados por más de 400 casos.
Entre llantos no paraba de hablar, de confesar atrocidades, ni su abogada podía frenarlo. El represor Víctor “Lindoro” Olivera fue indagado el martes pasado en la megacausa ESMA y se quebró. “Los hacían desaparecer”, respondió entre sollozos cuando el juez le preguntó qué pasaba con los detenidos en ese centro clandestino. ¿De qué manera?, quiso saber el magistrado. “Con humor se referían al asadito”, contestó este suboficial retirado de la Armada. “¿Se refiere al procedimiento mediante el cual deliberadamente se quemaban cuerpos en dependencias de la ESMA?”, inquirió el juez. “Sí, supongo que era eso”, fue la respuesta de Lindoro Olivera, una de las tantas de un interrogatorio en el que intentó demostrar que nunca se manchó de sangre, aunque las repreguntas del juzgado lo fueron acorralando. Según algunos sobrevivientes de la ESMA, su declaración tiene una dimensión similar a la confesión del ex marino Adolfo Scilingo sobre los “vuelos de la muerte”.
Olivera es uno de los siete represores de la ESMA identificado por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) y Justicia Ya!, que aportó los datos para que fueran encarcelados. Y sucedió lo que sospechaban podía pasar por ser todos de rango inferior, con escaso o nulo apoyo de la oficialidad de la Armada. “Se cayó el muro de silencio, por eso lo tuvieron que mandar a (la cárcel de) Devoto”, dijo a PáginaI12 Carlos Lordkipanidse, de la AEDD y sobreviviente de ese centro clandestino.
El suboficial primero retirado, con 57 años y domicilio en Pilar, escuchó la descripción de los 101 casos que le imputaron. Cuando el tribunal le concedió la palabra, dijo que no fue “voluntariamente” a la Escuela de Mecánica. “Me presenté, me llevaron al subsuelo de la Casa de Oficiales y en el camino me dijeron que no tenía que decir nada de lo que viera o escuchara; cuando llegué al lugar me sorprendí al ver a gente encapuchada”, empezó. “Esa noche recuerdo que trajeron a una señora de apellido Cabezas, me hicieron que la ate a la cama... cómo me impresionó eso... Mi función era llevar detenidos de un piso a otro”, continuó. Muy nervioso, aseguró que no participaba de los operativos ni en las torturas, que cuando podía les daba comida o golosinas a los detenidos.
Uno de los casos por los que tuvo que responder Olivera es el de Raimundo Villaflor, que fue secuestrado el 4 de agosto de 1979 junto a su esposa, María Elsa Martínez, trasladado a la ESMA (donde también estuvieron su hermana Josefina, su cuñado y su prima que tenía 2 años), y sometido a torturas durante tres días. “En el caso del señor Villaflor me dijeron que lo suba al altillo, que lo hiciera bañar, pero como casi no podía moverse yo mismo lo sequé”, describió. Según su relato, el detenido se descompuso, llamaron “al médico Capdevilla”, y después se enteró de “que el hombre había fallecido”. Su hija, Laura Villaflor, ratificó a PáginaI12 que Olivera fue uno de los tres guardias que mataron a su padre, en una golpiza posterior a la sesión de tortura, y no luego de tomar agua de un inodoro, según otra versión. “Todo el tiempo se contradice, pero va reconociendo, dice ‘yo llevaba y traía detenidos, yo llevé a Raimundo Villaflor que tomó agua, pero no lo vi’, pero mi papá no murió por eso, él salió de una sesión de tortura que conducía (Héctor) Febres, mordió a un guardia y por eso lo golpearon”, dijo la mujer.
Al momento de las preguntas, los funcionarios del juez federal Sergio Torres le pidieron detalles sobre la mujer que ató a la cama, Telma Jara de Cabezas. “Recuerdo que estaba desnuda, que era en el subsuelo, en el lugar que llamaban huevera, había ocho o nueve personas en las mismas condiciones y había oficiales vestidos de civil”, indicó el imputado. “Me enteré de que a algunos los torturaban para sacarles información, que usaban picana eléctrica, decían que eran montoneros pero no sé qué criterio tenían”, precisó Olivera. Preguntado por Su Señoría para que diga de qué personas recibía órdenes, respondió que “de uno que llamaban Marcelo (Ricardo Cavallo), de Febres, de un tal Colores (Antonio del Cerro, fallecido), de (Juan Antonio) Azic”. La memoria del represor no le falló al describir que “en el altillo estaban en colchonetas, esposados, con grilletes y capuchas”, y también demostró conocer el lugar que denominaban “pecera” donde “trabajaban”. Entre los detenidos dijo recordar al grupo Villaflor, a Víctor Basterra y a Carlos Lordkipanidse. “Lo vi en televisión por estos días, por eso me acordé de él”, acotó. Antes de terminar la declaración, le preguntaron a la abogada Julieta Marchesse si deseaba hacerle alguna pregunta a su defendido, a lo que la letrada respondió que no “debido al estado en que se encuentra (llantos y nervios)”. ¿Quiere usted agregar algo más?, le dijeron a Olivera. “Nada más, quiero terminar con esto ya”, contestó antes de partir hacia Devoto.
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Raimundo Villaflor, dirigente sindical torturado por el mismo Lindoro.
martes, 29 de julio de 2008
MICAELA FELDMAN
Por Elsa Osorio
Página 12, Martes, 29 de Julio de 2008
Hija de judíos rusos, Mika crece con los relatos de los revolucionarios evadidos de los pogroms y las cárceles de la Rusia zarista. A los 15 años, en Rosario, ligada a las anarquistas, pronuncia su primer discurso. En 1920 estudia odontología en la UBA y conoce a Hipólito Etchebéhère, su compañero. Juntos emprenderán una vida consagrada a la militancia. Sus primeros pasos: el grupo Insurrexit, la línea más izquierdista de la Reforma, donde confluyen marxismo, anarquismo y socialismo; su paso por el PC, 1924, de donde son expulsados en 1926 por su desacuerdo con la dirección y su apoyo a Trotsky (aunque no forman parte orgánica de un grupo trotskista). El viaje por la Patagonia, donde recogen testimonios sobre la masacre de los peones rurales en manos del Ejército, mientras arreglan dientes. En 1931 viajan a Europa en busca de la revolución. España, primera decepción: la República reprime duramente a los manifestantes que reclaman el cumplimiento de las promesas.
Luego París, estudios y vínculos con revolucionarios. Octubre del ’32, Berlín, son testigos de la derrota del proletariado alemán y el ascenso al poder de Hitler. Francia en el ’33, el grupo clandestino Que Faire, de oposición al stalinismo. Y al fin España, 1936. (Cuarenta años después, Mika publica un libro con sus recuerdos.) Mika e Hipólito se unen al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), cercano a sus ideas. Parten con una columna motorizada que comanda Hipólito. Un mes después, él muere en el combate de Atienza. Mika quiere matarse, pero le parece oír a su compañero: “¿Qué haces con nuestros principios? Ya resolverás tu pequeño destino individual después de la revolución. No es el momento de morir por sí mismo”.
Decide hacer suya esta guerra. Pero no será fácil para Mika convivir e imponer su autoridad a esos hombres, revolucionarios pero machistas. “En otras compañías son las muchachas las que lavan y hasta remiendan los calcetines”, protesta el miliciano. “Las muchachas que están con nosotros son milicianas –le contesta– no criadas. Estamos luchando todos juntos, hombres y mujeres, de igual a igual, nadie debe olvidarlo. Y ahora dos voluntarios.” Siempre habrá voluntarios porque Mika explica lo que ella misma va aprendiendo, y se preocupa de que no les falte comida o abrigo, de escucharlos y comprenderlos, de que ceda la tos con ese jarabe que ella misma les lleva a las trincheras, entre el silbido de las balas. Poco a poco, y pese a su ignorancia en estrategia militar, va asumiendo el lugar de jefa: en Sigüenza exige al emisario fascista que le lleven las condiciones de rendición por escrito y firmadas para ganar tiempo, ordena resistir, atacar, distribuye las funciones.
Ella elige una palabra oportuna para hacerse obedecer, elige alentarlos cuando las injurias del PC contra el POUM desmoralizan a sus milicianos, andar en cuatro patas por las trincheras, acostarse en el barro, empuñar las armas, mantener vivo el ideal revolucionario luchando codo a codo con sus milicianos... Ellos mismos la nombran capitana y la columna del POUM, combatiendo con pocas armas contra un enemigo mucho mejor equipado, realiza proezas en distintos frentes. Sigüenza, Moncloa, Pineda de Húmera, cada vez más alto el riesgo. Su fama temeraria hace que los altos mandos la designen para tomar el cerro de Avila. Los han mandado al asalto sin protección y Mika ve morir a sus milicianos. Se refugia en el Liceo Francés hasta el fin de la guerra, cuando regresa a París. De una guerra en la que combate a otra de la que debe huir por su origen judío. La familia Botana la asila en la Argentina. Desde 1946 hasta su muerte vive en París. No hay acontecimiento político en el que no se involucre, que no provoque sus lúcidas reflexiones. En el ’68 francés, con unos guantes blancos, recoge adoquines y explica a los estudiantes cómo evitar que el negro en sus manos los delate si son sorprendidos por la policía. No puede imaginar el guardia que acompaña a su casa a esa señora de 66 años, elegantemente vestida, que en su cartera están aquellos guantes tiznados.
lunes, 28 de julio de 2008
FUNDACIÓN DEL FUEGO
En la escuela me enseñaron que en el tiempo de las cavernas descubrimos el fuego frotando piedras o ramas.
Desde entonces lo vengo intentando. Nunca conseguí arrancar ni una humilde chispita.
Mi fracaso personal no me ha impedido agradecer los favores que el fuego nos hizo. Nos defendió del frío y de las bestias enemigas, nos cocinó la comida, nos alumbró la noche y nos invitó a sentarnos, juntos, a su lado.
ESPEJOS, una historia casi universal, Eduardo Galeano; siglo XXI. 2008
La BBC tiene unos documentales que aproximan mucho a la conquista del fuegoSi tienen oportunidad no dejen de leer lo último que ha publicado Eduardo Galeano ESPEJOS, una historia casi universal. porque es una forma distinta de aproximarse al conocimiento de los hechos.
Y ya que estamos es la prehistoria aprovechen y vean "En Busca del Fuego", aunque juega con la cronología y hace coincidir en el tiempo distintos grupos humanos, se permite la licencia por el interés de lo que cuenta y cómo lo cuenta.
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